Los asalariados pagarán un mayor impuesto de renta a partir del 1.° de enero del 2026, luego de que el Ministerio de Hacienda decretó la nueva base exenta y los tramos para el cobro del tributo.
Gabriel Zamora Baudrit, abogado tributario, explicó que Hacienda bajó por tercer año consecutivo la base mínima y los siguientes tramos debido a la inflación negativa. La consecuencia de esto es que más trabajadores entran a pagar renta y los que ya lo hacían pagan un poco más.
El monto exento había subido de ¢863.000 en el 2022 a ¢941.000 en el 2023, pero luego empezó a descender a ¢929.000 en 2024, ¢922.000 en el 2025 y ¢918.000 en el 2026. La Ley de Impuesto sobre la Renta establece que estos niveles se actualizan de acuerdo con la inflación de cada año calculada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). En esta ocasión, el IPC registró un cambio de –0,38%.
Según cálculos de La Nación, un trabajador con un salario de ¢1 millón pagará ¢8.200 de renta en el 2026, mientras que en el 2023 el monto era de ¢5.900.
Quien gana ¢1,3 millones también vio subir su impuesto de ¢35.900 a ¢38.200 en tres años.
En el caso de un salario de ¢2 millones, la carga tributaria pasará de ¢138.550 a ¢140.850 en el mismo período.
Gabriel Zamora cuestionó que, pese al discurso de que no se han creado nuevos impuestos, la carga tributaria efectiva sobre los trabajadores asalariados ha aumentado de forma silenciosa, afectando su capacidad de ahorro y de consumo.
En su criterio, este mecanismo termina castigando el empleo formal y desincentivando la formalidad laboral.
A esto hay que sumar que, para el 2026, también entrará a regir un incremento en las cuotas obrero-patronales para el régimen de pensiones de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Los asalariados pasarán de aportar al IVM un 4,17% a un 4,33% de sus sueldos.
En el caso de un empleado con un salario de ¢1 millón, su cotización subirá de ¢41.700 a ¢43.300.
Sin efectos reales
Zamora Baudrit explicó que, aunque la inflación registre cifras bajas, esto no se ha traducido en un alivio real del costo de vida.
Agregó que la baja en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) ha servido para congelar los ajustes salariales por costo de vida, mientras que, al mismo tiempo, se reducen los tramos exentos del impuesto al salario. En la práctica, el trabajador gana lo mismo, pero paga más impuestos, dijo.

“El impuesto sobre la renta al salario debería proteger el poder adquisitivo del trabajador. Lo que estamos viendo es lo contrario: una reducción deliberada de la base exenta con fines recaudatorios”, concluyó Zamora.
