Costa Rica está adoptando la agricultura regenerativa en la producción de piña, segundo producto agrícola de exportación, con el objetivo de reducir casi en su totalidad el uso de agroquímicos para generar valor agregado de la mano de la conservación del medio ambiente.
El país se ubica como pionero en la región en el uso de este esquema, según sus impulsores. Este enfoque busca transformar todos los componentes productivos en sistemas que restauren los suelos, las fuentes de agua además de impulsar la reforestación y la conservación de la fauna.
Su objetivo es garantizar la calidad de vida de las personas y la adaptación al cambio climático. La propuesta es impulsada en el país por el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie) y la organización Rainforest Alliance.
Elías Melo, investigador del Catie, indicó que estudios realizados por la entidad han revelado que el desequilibrio climático está afectando el desarrollo de la producción de piña en las zonas Huetar Norte, Huetar Caribe y la región Brunca, debido a los excesos de lluvia, las sequías y el aumento de la temperatura.
Partiendo de los resultados, Melo consideró que el enfoque de la agricultura regenerativa se presenta como una alternativa para contrarrestar los efectos del cambio climático, además de sumar valor agregado a la actividad. La iniciativa propone la siembra de árboles para controlar el microclima de las plantaciones y combinar cultivos para proteger el suelo. También plantea la reducción en el uso de insumos químicos sintéticos, reemplazándolos con bioinsumos naturales.
Melo recordó que Costa Rica creó una marca país con un enfoque que destaca la sostenibilidad ambiental, y esta propuesta está ligada a esta imagen. “Esta experiencia pionera es una oportunidad de oro para un sector tan importante de la economía”, refirió.
“Los mercados internacionales verán que Costa Rica da el ejemplo, una vez más para el mundo, y es una oportunidad histórica de consolidar la imagen país”, agregó el especialista.
El Catie está analizando la réplica del modelo en otros sectores productivos, como el café, ganado, banano, caña y arroz. Melo dijo que sostuvieron reuniones con representantes de las instituciones públicas, con el objetivo de implementar este enfoque en todas las cadenas productivas del país.
Este enfoque productivo también busca vincular el turismo con la actividad agrícola, construyendo ambientes atractivos que incluyen especies forestales. Melo aseguró que no hay contradicción entre producir, generar riqueza y conservar el medio ambiente. El enfoque incluye el monitoreo de los costos y los beneficios económicos para verificar la rentabilidad.
Abel Chaves, presidente de la Cámara de Productores y Exportadores de Piña (Canapep), indicó que las empresas afiliadas vienen implementando un modelo de conservación de suelos y protección ambiental. “Hemos ido en una línea muy paralela a todo lo que persigue la agricultura regenerativa”, aseguró.
Explicó que con el uso de la agricultura de precisión reduce el uso de maquinaria pesada, lo que favorece la conservación del suelo, además de implementar mejores prácticas agrícolas, lo que ha permitido atender la demanda en los mercados internacionales. “Estamos cumpliendo con la sostenibilidad en el cultivo de la piña”, indicó Chaves. Canapep cuenta con mediciones del cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
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De acuerdo a los registros de Canapep, el 83% de la piña que se consume en Estados Unidos proviene de Costa Rica. En el país hay 52.000 hectáreas en producción y se generan 37.000 empleos directos. Durante 2023, el total de exportaciones de la fruta ascendió a 2,25 millones de toneladas, equivalentes a $1,15 millones.
Una experiencia productiva
La empresa Nicoverde y la Cooperativa de Comercio y Servicios Múltiples de Productores de Piña de San Carlos (Coopepiña), luego de un acuerdo de colaboración con el Catie y Rainforest Alliance, implementaron este esquema, que incluyó un proceso intensivo de documentación técnico-científica que finalizó con la elaboración de un Manual Técnico y una Guía para Productores, publicado en diciembre pasado.
Jorge Sánchez, gerente general de Nicoverde, subsidiaria de la empresa italiana Nicofrutta, comentó que vienen desarrollando la agricultura regenerativa desde 2019. Destacó el uso de microorganismos para controlar las plagas y enfermedades, logrando reducir casi en su totalidad el uso de agroquímicos en la producción de piña, además de reutilizar la materia orgánica para la elaboración de abonos y fertilizantes.
Estos microorganismos eliminan a los patógenos causantes de afectaciones en la producción de la fruta y son los generadores de la descomposición de la materia orgánica (rastrojos) para convertirla en abono. Este proceso ha fortalecido la resistencia de las plantaciones, refirió Sánchez. La empresa, ubicada en Pital de San Carlos, además logró iniciar un programa de captación de carbono.