
Un planeta errante ubicado a 620 años luz de la Tierra sorprendió a la comunidad científica por su inusual comportamiento de crecimiento. Según una investigación dirigida por la Universidad de St. Andrews, en Escocia, este objeto astronómico consume gas y polvo a un ritmo récord de 6.000 millones de toneladas por segundo, lo que representa la mayor tasa de acumulación detectada hasta ahora en un planeta.
Los planetas errantes no orbitan estrellas. Flotan libremente por el espacio. Esa condición aislada permite a los científicos estudiar su formación sin interferencias, lo que otorga a esta observación un valor especial.
El hallazgo se logró gracias a datos obtenidos con el instrumento Very Large Telescope (VLT), del Observatorio Europeo Austral (ESO), ubicado en el desierto de Atacama, en Chile. Los resultados fueron publicados el 2 de octubre en la revista The Astrophysical Journal Letters.
El planeta fue bautizado como Cha 1107-7626. Tiene una masa estimada de entre cinco y diez veces la de Júpiter. Se localiza en la constelación de Camaleón y aún se encuentra en proceso de formación.
Este objeto se alimenta de un disco de gas y polvo que lo rodea. Ese material cae sobre su superficie en un proceso llamado acreción. Sin embargo, el equipo internacional conformado por nueve centros de investigación determinó que el ritmo de acreción varió considerablemente en cuestión de meses.
Durante agosto de 2025, Cha 1107-7626 acumuló masa ocho veces más rápido que en observaciones anteriores. Esa aceleración llegó a los mencionados 6.000 millones de toneladas por segundo.
El papel del campo magnético en su crecimiento
El estudio se basó también en datos del espectrógrafo X-shooter, montado en el VLT, así como en observaciones previas del espectrógrafo SINFONI y del Telescopio Espacial James Webb, operado por agencias espaciales de Estados Unidos, Europa y Canadá.
Los investigadores compararon la luz emitida por el planeta antes y durante el aumento de acreción. Eso permitió identificar cambios químicos en el disco circundante, como la aparición de vapor de agua, ausente antes del fenómeno. Esa transformación ya se había documentado en estrellas, pero nunca en un planeta.
El análisis sugiere que la actividad magnética desempeñó un papel clave en la explosión de masa observada, algo característico de estrellas jóvenes, pero inesperado en un cuerpo de baja masa como este planeta errante.
¿Cómo se forman estos planetas sin estrella?
La observación plantea interrogantes sobre el origen de los planetas errantes. Los datos indican que algunos podrían formarse de manera similar a las estrellas, a partir de colapsos de nubes de gas, y no solo por expulsión de sistemas planetarios, como se pensaba.
El caso de Cha 1107-7626 refuerza esa posibilidad, al presentar comportamientos antes exclusivos de estrellas jóvenes, como el aumento abrupto de acreción y la influencia de campos magnéticos intensos.
Estos planetas son difíciles de detectar, debido a su bajo brillo. Sin embargo, el Telescopio Extremadamente Grande (ELT) del ESO, actualmente en construcción, promete revolucionar la observación de objetos solitarios como Cha 1107-7626. Su espejo principal y sus instrumentos avanzados permitirán detectar más cuerpos similares en regiones remotas del universo.
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