El cambio climático hace que sectores del mundo se vuelvan más vulnerables a ciertas enfermedades que antes no los afectaban. ¿Por qué?
Como su nombre lo indica, las enfermedades vectoriales requieren de un vector que las transmita, como zancudos u otro tipo de insectos, y son transmitidas a los seres humanos a través de una picadura o una mordedura.
El rango de acción de cada vector depende de que un terreno se adapte a las condiciones para que pueda vivir: temperatura, humedad, cantidad de lluvias. Con el cambio climático, surgen más territorios donde estos insectos pueden sobrevivir e infectar a quienes viven en ellos.
Estas son las conclusiones de un estudio elaborado por la Comisión Europea de Investigación Científica, que fue publicado este sábado en la revista EU Publications.
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Una de las principales preocupaciones de los investigadores es que para muchas de las enfermedades vectoriales aún no hay una vacuna para prevenir el contagio o la cura definitiva.
Dentro de los vectores que se adaptan fácilmente a condiciones climáticas más calientes, está el Aedes aegypti, transmisor del dengue, chikungunya, zika y fiebre amarilla, entre otros males. Este zancudo es muy común en África y América Latina, pero ya se ha registrado su presencia en Europa, donde antes no se veía.
"El calentamiento global les ha permitido a los mosquitos, garrapatas y otros insectos a proliferar, adaptarse a diferentes estaciones, migrar y diseminarse en nuevos nichos que se han vuelto más calientes", señaló Diana Conduto, coordinadora de la investigación, al presentar el documento a la prensa.
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"Una de las principales amenazas es que estos vectores son muy difíciles de erradicar, sus larvas pueden sobrevivir por meses, aún en condiciones que les resulten dificultosas", agregó la científica.
El Aedes aegytpi, en particular, ha presentado ese comportamiento en Costa Rica de adaptarse a lugares donde antes no se veía.
Desde que se detectó en el país, este zancudo hembra (pues es solo la hembra la que infecta con el virus) ha cambiado y se ha vuelto más difícil de controlar. Por ejemplo, ha conseguido adaptarse a temperaturas y alturas no usuales.
En sus inicios, la hembra del Aedes volaba solo en zonas bajas y cerca de las costas, donde las temperaturas son más altas. Hoy, está en todo el territorio.
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"El mosquito se está volviendo más fuerte. Los brotes de las enfermedades que transmite son más frecuentes y llegan a zonas donde antes no se veía", explicó a La Nación en una entrevista anterior Mirta Rosales, exdirectora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El zancudo hembra también recorre hoy distancias mayores. Usualmente, no viajaba más allá de 100 metros a la redonda de su criadero, pero, según estudios recientes, vuela entre 200 y 300 metros y, de ser necesario, se traslada hasta un kilómetro en busca de un refugio de agua limpia para dejar sus huevecillos.
A los investigadores les preocupa principalmente el zika, pues no tiene vacuna, no hay cura definitiva y, aunque en la mayoría de los casos no hay síntomas, sí les consterna la posibilidad del síndrome congénito del zika en bebés (cuyo principal síntoma es la microcefalia) o de trastornos neurológicos en adultos, como el síndrome Guillain-Barré (trastorno en el que el cuerpo se ataca a sí mismo).
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Otras enfermedades preocupantes
El documento también señala que hay otros vectores que también se están adaptando a otro tipo de temperaturas y condiciones climáticas, como la endefalitis, transmitida por garrapatas.
"Las garrapatas que transmiten encefalitsis se han visto en varios países europeos donde las condiciones climáticas antes no lo permitían, como Austria, República Checa, Alemania, Lituania, Polonia, Eslovaquia, Suecia, y más recientemente, Holanda", cita el documento.
Para los investigadores, uno de los vectores de esta enfermedad, la garrapata Dermancentor reticulatus, se está esparciendo rápidamente en países cuya condición climática ahora sí se adapta a la supervivencia de las crías. El problema para los científicos es que tiene un índice de reproducción muy veloz y puede vivir debajo del agua durante meses.
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Otras enfermedad que preocupa es la fiebre del Nilo, que se ha visto muy raramente en países europeos y por lo mismo sus sistemas médicos no tienen tanto entrenamiento en ella.
"El problema de estos vectores es que sobreviven fácilmente en zonas urbanas, porque no hay depredadores naturales que los maten, y además de eso, tienen formas de alimentación y hábitats idóneos para procrearse", subraya el reporte.
Los científicos urgen a los sistemas de salud a montar estrategias para controlar los vectores, como informar a la población de cómo se eliminan los criaderos donde estos mosquitos se reproducen y desarrollan sus huevecillos.
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También se insta a las autoridades de salud a monitorear posibles casos de estas enfermedades en cada país y reportarlas, para así saber en qué momento tomar otras posibles medidas, como el control biológico con mosquitos genéticamente modificados.
Sin embargo, los científicos aseguran que el control biológico es algo que debe realizarse con sumo cuidado para no alterar los ecosistemas.
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