
Un grupo de científicos de Canadá y Singapur identificó cinco perfiles de sueño distintos con implicaciones directas en la salud mental y funciones cerebrales.
El hallazgo surgió de un análisis realizado con base en exámenes cerebrales, pruebas cognitivas y encuestas aplicadas a 770 personas entre los 22 y 36 años en Estados Unidos.
El estudio, publicado el 7 de octubre en la revista PLOS Biology, examinó 118 indicadores biopsicosociales, entre ellos desempeño cognitivo, estado físico y mental, rasgos de personalidad, uso de sustancias y características demográficas.
Cinco tipos de sueño y su impacto en el cerebro
El primer perfil, denominado sueño deficiente, agrupó a personas con mayores dificultades para dormir. También presentó altos niveles de ansiedad, depresión, estrés y temor, junto con una baja conectividad cerebral en zonas relacionadas con la autorreflexión, atención y tareas ejecutivas. Este patrón sugiere una tendencia a quedar atrapado en pensamientos sin procesar lo que ocurre en el entorno.
En el segundo perfil, clasificado como sueño resiliente, los participantes lograron dormir relativamente bien, pero reportaron signos negativos en su salud mental, sobre todo dificultades para concentrarse. A diferencia del primer grupo, este tipo no mostró alteraciones en los patrones de conectividad cerebral, afirmó Valéria Kebets, una de las autoras del estudio, en una entrevista con la revista New Scientist.
El tercer grupo fue identificado como usuarios de somníferos, personas que consumieron medicamentos u otras sustancias para lograr dormir. Este perfil reflejó un bajo desempeño en pruebas de memoria y débil capacidad de reconocimiento emocional, lo cual afecta la interpretación de expresiones o gestos de otros.
El cuarto perfil se denominó el sueño corto. Corresponde a personas que dormían menos de siete horas por noche, cantidad considerada insuficiente.
Este grupo mostró lentitud en las respuestas cognitivas, baja precisión en pruebas de lenguaje, procesamiento emocional y habilidades sociales. Además, se relacionó con mayor impulsividad y agresividad.
El último perfil fue clasificado como trastorno del sueño. Los participantes despertaban varias veces por causas como visitas al baño o problemas respiratorios. Este grupo evidenció síntomas de agresividad, ansiedad, uso excesivo de sustancias y déficit cognitivo.

No todas las personas se ajustan a un perfil único
Los investigadores aclararon que no encontraron relaciones de causa entre los perfiles de sueño y las características psicológicas o físicas observadas. Sin embargo, las asociaciones identificadas permiten comprender mejor cómo reacciona el cuerpo cuando inicia el descanso nocturno.
Los resultados también confirmaron que la calidad del sueño no depende únicamente de la cantidad de horas dormidas. El análisis sugiere que distintos aspectos del sueño pueden vincularse de manera independiente con factores biopsicosociales.
Aunque cada persona puede presentar características de más de un perfil, la clasificación ofrece un enfoque útil para que profesionales en salud mental puedan personalizar tratamientos y dejar atrás modelos generalizados sobre el sueño.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
