
Una excavación arqueológica en Kiryat Gat, al sur de Israel, reveló un taller de hojas de sílex de 5.500 años de antigüedad, el primero documentado en esa región.
El hallazgo ocurrió previo a la construcción de un nuevo barrio y ha generado asombro entre especialistas por su nivel de sofisticación.
La Autoridad de Antigüedades de Israel explicó que el sitio funcionó como una industria lítica especializada en la fabricación de hojas cananeas.
Esta tecnología, correspondiente a los inicios de la Edad de Bronce, evidencia que en esa época existían comunidades con estructuras sociales y económicas complejas.
Los trabajos de excavación se realizaron en el sitio de Naḥal Qomem. Según los arqueólogos responsables, el descubrimiento de un taller tan elaborado representa una muestra clara de que los habitantes de la zona habían alcanzado una especialización técnica avanzada y vivían en un entorno urbano organizado.
Especialistas de la Autoridad de Antigüedades detallaron que el taller fabricaba herramientas con un nivel de precisión extremadamente alto.
Solo individuos con conocimientos excepcionales lograban producir las hojas de sílex, también conocidas como hojas cananeas. Estas se utilizaban como cuchillos de corte, herramientas agrícolas y utensilios para actividades domésticas o rituales.
Uno de los aspectos más sobresalientes del hallazgo fue el descubrimiento de grandes núcleos de sílex, a partir de los cuales se obtenían las hojas. La producción incluía una técnica avanzada que implicaba ejercer presión controlada mediante un sistema similar a una grúa, lo que permitía lograr filos finos y formas uniformes.
La excavación también permitió identificar que el asentamiento fue ocupado de forma continua durante varios siglos, desde el período calcolítico hasta el inicio de la Edad de Bronce. El sitio abarca más de medio kilómetro cuadrado y contiene cientos de fosas subterráneas, algunas revestidas con ladrillos de barro.
Estas fosas servían para almacenamiento, vivienda y actividades sociales, lo cual indica que se trataba de una comunidad establecida con múltiples funciones. Según los arqueólogos, estas evidencias apuntan al desarrollo temprano de estructuras sociales complejas en la región.
Durante esa época, los seres humanos dependían de herramientas elaboradas con materias primas naturales como piedra, hueso y cerámica.
En ese contexto, las hojas cananeas sobresalían como los principales instrumentos de corte. La tecnología aplicada en su producción representa un paso significativo hacia la organización de los primeros asentamientos urbanos.
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