
El cometa 3I/ATLAS, de origen interestelar, se desplaza rápidamente por el Sistema Solar y plantea nuevos retos científicos. Su alta velocidad, el cambio en su color, el comportamiento inusual y la extensión de su cola han despertado el interés de astrónomos de todo el mundo.
Aunque su trayectoria lo aleja de los telescopios terrestres, dos misiones espaciales podrían observarlo de cerca. Se trata de Europa Clipper de la NASA y Hera de la Agencia Espacial Europea (ESA), las cuales se encuentran en rutas que podrían atravesar la cola del cometa, rica en iones.
Una coincidencia sin precedentes
Ambas misiones fueron diseñadas con objetivos distintos. Hera viaja al sistema binario Dídimo-Dimorphos como parte de los experimentos de defensa planetaria de ESA. Europa Clipper, por su parte, se dirige a la luna Europa de Júpiter, donde se analizará si las condiciones son favorables para la vida.
Sin embargo, por coincidencias orbitales, ambas naves podrían cruzar la cola de 3I/ATLAS en los próximos días. El estudio de esta posibilidad estuvo a cargo de los investigadores Samuel Grand y Geraint Jones del Instituto Meteorológico de Finlandia y la ESA.
Los cálculos muestran que Hera podría atravesar la cola del cometa entre el 25 de octubre y el 1 de noviembre. En tanto, Europa Clipper lo haría entre el 30 de octubre y el 6 de noviembre. Esta sería la primera vez que naves humanas cruzan la cola de un cometa interestelar.
El desafío de predecir el cruce
Observar cometas desde el espacio no es sencillo. Uno de los principales obstáculos es el viento solar, una corriente de partículas cargadas que altera la dirección y forma de las colas de los cometas. Para enfrentar esta dificultad, los investigadores utilizaron una simulación llamada Tailcatcher, que estima cómo se dispersan los iones liberados por 3I/ATLAS.
Según esta herramienta, Hera pasaría a 8,2 millones de kilómetros del eje central de la cola y Europa Clipper lo haría a 8 millones. Sin embargo, el comportamiento activo del cometa sugiere que su nube de iones podría alcanzar esas distancias, lo que aumenta las probabilidades de un cruce efectivo.
¿Podrán estudiar el cometa?
Aunque Hera no posee instrumentos para analizar campos magnéticos ni partículas cargadas, cuenta con cámaras que podrían capturar imágenes del fenómeno, como ocurrió con el asteroide Otero. En cambio, Europa Clipper sí posee sensores de plasma y magnetómetros. Esto le permitiría medir variaciones en el campo magnético y en la composición química del entorno, lo que resultaría clave para entender la física del cometa.
El problema principal es el limitado margen de maniobra. La ventana de tiempo para reorientar estas misiones es reducida. Cualquier cambio debe evaluarse con mucho cuidado para no comprometer los objetivos originales ni la seguridad de las naves.
Según el análisis, realizar estos ajustes en tiempo real implicaría un riesgo operativo significativo. Las misiones espaciales, por lo general, no improvisan.
¿Y si no lo logran?
Debido al corto plazo disponible, es probable que Europa Clipper no logre reorientarse a tiempo. No obstante, los investigadores confían en el modelo Tailcatcher, que ya se utilizó con éxito en 2020 cuando la nave Solar Orbiter detectó iones del cometa C/2019 Y4.
Esta metodología podría ser útil para futuras oportunidades. De hecho, en 2029, la ESA planea lanzar una misión especial para interceptar cometas. Esta contará con una estación espacial en espera, lista para ser redirigida en cuanto se detecte un cometa que valga la pena estudiar.
Mientras tanto, el paso de 3I/ATLAS seguirá siendo una fuente de datos valiosa para la ciencia, incluso si no se logra el cruce directo.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
