
Hace 95 millones de años, un dinosaurio de 18 metros y más de 10 toneladas caminaba por lo que hoy es Neuquén, Argentina; sus huesos, descubiertos intactos, revelan secretos de su especie.
Un equipo de paleontólogos descubrió en Añelo, provincia de Neuquén, los restos fósiles de un nuevo dinosaurio saurópodo de la familia de los rebaquisáuridos, preservados en condiciones excepcionales. La especie, nombrada Astigmasaura genuflexa, incluye por primera vez la parte posterior del esqueleto de este grupo, con ambos miembros traseros, la cadera y parte de la cola completos.
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Los rebaquisáuridos habitaron Patagonia hace 95 millones de años. Astigmasaura era un cuadrúpedo herbívoro de cuello y cola largos, que alcanzaba 18 metros y pesaba más de 10 toneladas. Sus vértebras caudales tenían prolongaciones óseas altas y arcos hemales de diversas formas, incluidas estructuras en bota y en estrella. Presentaba patas esbeltas y pies con dedos anchos.
El hallazgo, publicado en la revista Cretaceous Research, amplía el conocimiento de la anatomía de estos dinosaurios y aporta datos sobre su evolución antes de su extinción, ocurrida hace unos 90 millones de años.
La preservación de los huesos permitió reconstruir la musculatura de las extremidades traseras y los pies, información clave para estudiar su postura, locomoción y tipo de huellas. Los restos muestran patologías en algunas vértebras y osificación de tendones, lo que indica que el ejemplar era de edad avanzada.
En 2017, trabajadores del yacimiento GASNOC YPF de El Orejano reportaron un hallazgo fortuito que llevó al descubrimiento del esqueleto casi completo. Los huesos estaban en sedimentos de un antiguo río meandroso, donde parte del cuerpo se perdió por acción de la corriente. Una crecida cubrió rápidamente el resto, lo que permitió su preservación.
La excavación requirió cinco campañas paleontológicas y más de 30 días de trabajo de campo. Para su traslado, se prepararon ocho bochones de yeso; los más pesados superaron la tonelada y necesitaron maquinaria especial.
En 2023, el último bloque fue llevado al Museo Municipal Argentino Urquiza, donde se prepararon 20 vértebras caudales, 19 arcos hemales, ambos isquiones, pubis, parte de los iliones, dos fémures, dos tibias, dos fíbulas, dos astrágalos y casi ambos pies completos.
El análisis comparativo reveló semejanzas con otros rebaquisáuridos y rasgos únicos que justificaron su clasificación como nueva especie. El nombre Astigmasaura, que significa “sin signos”, hace alusión a la expresión popular “orejano” para animales sin dueño. El epíteto genuflexa, “rodilla doblada”, describe la posición en que se encontró el ejemplar, arrodillado con ambas patas traseras flexionadas.
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