
A mediados de año, los incendios forestales consumieron miles de kilómetros cuadrados del Amazonas. Este es uno de los mayores fracasos para la ciencia durante el 2019, según una publicación de la revista Science, que la tercer semana de diciembre dedica su edición a los hitos y fracasos científicos del año que está por terminar.
El Instituto Nacional de Investigación Espacial en Brasil (INPE, por sus siglas en portugués), estima que el número de incendios se incremento un 44% en relación con el 2018. Uno de los factores fue el aumento en la deforestación: a julio había 9.700 kilómetros cuadrados afectados por la tala, el área mayor en los últimos 10 años.
¿A qué obedecía? Hay muchas razones, pero en los últimos meses, algunos hacendados o agricultores cortaron sus plantaciones para dar paso al ganado. Otros vendían leña.
Ante la Amazonia en llamas, miles de dedos señalaron al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, por sus políticas públicas. El mandatario quien ha abogado por el desarrollo de la agricultura y la ganadería incluso en áreas consideradas anteriormente protegidas, dijo que la deforestación era mentira. Además, rechazó la ayuda de Naciones Unidas para aplacar el fuego.
Más sarampión

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El sarampión fue otro gran fiasco. Esta enfermedad volvió a romper récord de casos y de muertes este año.
Un informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), señaló que los números ocurridos en los primeros nueve meses del 2019 superaron tres veces a los vistos los primeros nueve meses del 2018.
Los cinco países del orbe con más enfermos fueron República Democrática del Congo, Liberia, Madagascar, Somalia y Ucrania. La suma de los casos en estos países es más de la mitad de los registrados durante todo 2018 en resto del mundo.
A pesar de que los peores embates han tenido lugar en los países más pobres, también los más ricos están librando batallas contra esta enfermedad infecciosa. Este año, Estados Unidos reportó el mayor número de casos en 25 años.
Uno de los aspectos que más preocupan a las autoridades mundiales de salud es que esta enfermedad puede prevenirse a través de vacunas. La OMS estima que, en los últimos 18 años, solo la vacunación contra el sarampión ha salvado más de 23 millones de vidas.
No obstante, estas vacunas no llegan a todas las personas. La cobertura se ha estancado en la última década. En los países más pobres esto sucede porque el sistema de salud no logra alcanzar a todas las personas y, en los ricos, porque hay familias que se niegan a vacunar a sus hijos.
Aunado a esto, dos investigaciones recientes publicadas en octubre pasado en la revista Science subrayaron que el sistema inmunitario también puede tener graves consecuencias.
La acción de este virus le genera “amnesia” al sistema inmunitario. En otras palabras, “borra” los anticuerpos que el cuerpo ya desarrolló contra algunas enfermedades infecciosas (ya fuera por vacunas o porque la persona ya estuvo expuesta a esta enfermedad), lo que haría posible que se enfermara. Por ejemplo, usted ya pudo haber enfermado de varicela y su hijo estar vacunado contra ella, pero el sarampión “borraría” esta información que los protege y ambos podrían enfermar.
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Menos aves

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La población de aves, solo en el continente americano, ha descendido un 30% desde 1970. Esto se debe a la pérdida de hábitat, como consecuencia del cambio climático, contaminación y las construcciones de ciudades.
Incluso, las especies más comunes se han visto afectadas: 19 de las que tenían mayor población han perdido más de 50 millones de individuos desde 1970. Esto, sin duda, es lamentable para la comunidad científica.
A pesar del panorama, hay buenas noticias: se sabe que las reducciones de estas especies no son irreversibles. Plantar más árboles y plantas –de preferencia, nativas de la zona– y evitar políticas de deforestación, así como programas de reproducción podrían ayudar a revertir los números.
Un ejemplo es el Rascón de Guam, un ave que anteriormente se encontraba “extinta en estado silvestre” y ya dejó esta condición, de acuerdo con un comunicado de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
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Negar el cambio climático

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Aunque cada vez más personas han tomado conciencia de que el cambio climático es real y deben tomarse acciones urgentes contra él, esta crisis no se ha traducido en políticas públicas ni acción política.
De acuerdo con Science, el que Donald Trump decidiera sacar a Estados Unidos del acuerdo de París, ya genera un impacto. El Acuerdo de París se basa en la Convención y, por primera vez, hace que todos los países tengan una causa común para emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos.
Además, Trump hizo más flexibles los límites permitidos a las plantas nucleares y zonas industriales y eso también produce afectación.
Por otra parte, otros gobiernos como los de Astralia y Brasil también le han dado la espalda a acuerdos para mitigar los efectos sobre la Tierra.
Y para cerrar el año, la cumbre ambiental COP25 concluyó en Madrid este diciembre sin dar una respuesta firme a la crisis climática. Tras dos semanas de intensas negociaciones, los países fueron incapaces de plasmar en un acuerdo las soluciones exigidas por la ciencia y la sociedad civil
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