Entre los compromisos que implica ser un amo responsable está el vacunar a nuestros perros. Si lo hacemos, les ayudaremos a tener una mejor salud y, al mismo tiempo, evitaremos la propagación de enfermedades que pueden afectar a otros animales o, en algunos casos, a los seres humanos.
¿Pero qué contempla el esquema de vacunación canino? La doctora Adriana Chacón, de la Veterinaria Guadalupe, Drs. Chacón, explicó en el videoblog +cotas que lo ideal es que todos los perros comiencen a recibir protección a partir de los dos meses de edad, cuando el sistema inmunológico ya está listo para este fin.
La primera vacuna a suministrarse es la múltiple que incluye, como mínimo, las defensas contra las tres enfermedades más peligrosas y mortales para nuestros amigos de cuatro patas: distemper (moquillo canino), parvovirus y adenovirus.
Esta se aplica a partir de los dos meses y luego cada 22 días, hasta que el cachorro cumpla 16 semanas o 4 meses, aproximadamente.
En el mercado existen algunas vacunas múltiples que también protegen contra otros males adicionales como por ejemplo: parainfluenza, coronavirus y leptospira. Sin embargo, la primera opción es la reglamentaria.
Cuando el perro alcanza los cuatro meses de vida, también se le debe aplicar la vacuna contra la rabia canina, dolencia que, según la Organización Mundial de la Salud, mata a alrededor de 50 000 personas cada año.
En Costa Rica, actualmente se está tratando a una persona infectada por el virus de la rabia, sin embargo, vale aclarar que el contagio se debió a una mordedura de murciélago y no de perro.
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¿Y aquí termina el asunto? No, Chacón sostiene que los refuerzos anuales de todas estas vacunas son sumamente importantes y es algo que debe mantenerse siempre durante toda la existencia del animal.
Protecciones adicionales
Si la persona lo desea y tras conversar con el veterinario, el perro también podría recibir otras protecciones extras. Entre ellas inoculaciones contra la traqueobronquitis (tos de las perreras) y la giardia.
“Es muy importante que todas las vacunas que se le pongan al perro queden anotadas en una tarjeta (usualmente la entregan las veterinarias). Ahí debe venir el número de lote y fecha, pues es información útil para atenderlos y, además, sirve como documento legal para cuando el animal sale del país o bien, para corroborar si la mascota fue vacunada contra rabia, por ejemplo, en caso de haber mordido a alguien”, indicó Chacón.
¿Qué pasa si adopto un perro ya adulto, por ejemplo, uno rescatado de la calle? Chacón explicó que se tiene que comenzar de cero, es decir hacerse la idea de que el animal no tiene ninguna vacuna y aplicarle uno o dos refuerzos.