El actor venezolano Vicente Tepedino está en una de las etapas más alejadas de las cámaras desde que llego a Costa Rica, en 2006. Sin embargo, hoy se dedica a un oficio como “de película”, que no solo es su sustento, sino esa pulsión vital que lo mantiene activo y en contacto con la gente.
Durante décadas, luciéndose en las tablas y en la televisión, llegó a ser hasta cura, pero, —a pesar de que su trabajo es todo un arquetipo de Hollywood— la vida fue la única guionista a la que se le ocurrió que el papel de agente inmobiliario le quedaría a la perfección a Tepedino.
El expresentador de programas como Giros y Destinos TV, actualmente está de lleno en el negocio de los bienes raíces con TuCasaCR, una agencia en la que él y dos socios hacen de intermediarios entre propietarios y personas que buscan alquilar o comprar vivienda.
Según contó a La Nación, esta agencia vio la luz en enero de este año, cuando dos amigos y compatriotas radicados en suelo tico le llegaron con un proyecto al que ahora le pone todo su empeño.
“Uno de ellos me dice: ‘Hagamos una compañía los tres y empecemos con bienes raíces. Nunca está de más y es un trabajo muy flexible, tú dispones de tu tiempo’. Y yo dije: ‘Oye, mira, ¿por qué no? Es un buen ingreso aparte de lo que uno hace’. Me dicen ellos que así aprovechan mi imagen, hay credibilidad y la gente, al verme en los videos, se va a sentir más segura”, comentó.
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En esta nueva faceta, el otrora galán de la pantalla chica ha puesto el prestigio y reconocimiento que labró por años como garantía de confianza para sus clientes. A cambio, ha tenido la recompensa de explorar un mundo nuevo, lleno de retos y aprendizajes.
“La gente dice: ‘Lo conozco, aunque no lo conozco’, porque me han visto en Giros, en telenovelas, en videos y ahora me están conociendo personalmente. Entonces, ya uno establece como una relación más de amigo con el cliente. Eso no te garantiza que cierres el negocio, pero ya creas un lazo”, explicó el actor de 60 años.
“Tú le dices al cliente: ‘Mira, si tienes amigos que están interesados en comprar o en alquilar, estamos a la orden’. Y así vas creciendo, vas expandiendo, lo que llamamos la espiral del caracol”, añadió.

Curiosamente, entre 2008 y 2009, cuando Tepedino todavía se movía en la incertidumbre de los primeros años en patria nueva, tuvo un breve acercamiento con el mundo inmobiliario.
Este fue uno de “los tantos trabajos” en los que incursionó tras migrar de Venezuela, tierra donde la actuación lo desbordó de oportunidades laborales; realidad que cambió abruptamente al dejar su terruño y lo obligó a ser versátil para llevar el pan a la mesa.
“Yo arranqué a hacer telenovelas en el año 1982 y nunca paré hasta el 2006. Inclusive, en ese año, finalicé una telenovela y me vine a Costa Rica. Nunca había trabajado en bienes raíces en Venezuela, ni me había visto en la necesidad de tener que recurrir a otra fuente de trabajo. Cuando emigro por las razones que ya todo el mundo conoce, me enfrento a un nuevo mundo, una nueva vida; a un nuevo cambio”, detalló.
En 2006, Tepedino y su esposa tomaron la decisión de salir de Venezuela, la cual se vio acelerada cuando el actor, luego de expresarse en contra del gobierno de Hugo Chávez, recibió amenazas de muerte de parte de miembros de “los Círculos bolivarianos” (ciudadanos afines a Chávez), según comentó a La Nación en 2014. Inicialmente, llegó solo a suelo tico para pasar 15 días de vacaciones; periodo tras el cual decidió que Costa Rica sería el destino para su familia.
“La decisión de emigrar ya estaba planteada desde unos meses antes en mi familia. Mi esposa, Mariola, se deprimió mucho cuando en Venezuela mataron a tres niños que eran hermanos y ese fue el detonante. En el 2006 yo estaba haciendo la novela Se busca un príncipe azul y participaba en una obra de teatro. Al terminar los dos proyectos, mi esposa me regala un boleto de avión para venir a Costa Rica y visitar a un amigo”, relató en aquel momento.
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Ya estando en Costa Rica, recibió una oferta para filmar una telenovela en Panamá y dejó de lado su breve incursión en el mundo inmobiliario. No obstante, más de 15 años después y con las raíces echadas en Costa Rica, topó nuevamente con los bienes raíces.
“Cuando te toca emigrar, tienes un momento donde tú dices: ‘Wow, saca y no pon, se acaba el montón’. Pero bueno, tú tienes que estar preparado en la vida. Hay que tener una buena educación tanto social y académica, es decir, ser un buen ciudadano. Porque cuando tú estás bien preparado y pierdes la empresa o te va mal, vuelves a salir adelante”, relató.
“Obviamente, yo a mis hijos y a todo el mundo le digo: ‘Mira, hay que ahorrar, invertir y tener una estabilidad económica para un futuro’. Pero, en caso de que no se te dé, pues mira, hay que trabajar, trabajar y seguir trabajando”, agregó.
Tepedino dice sentirse pleno y asegura que el surgimiento de este proyecto es otra de las razones que hacen que, él y su esposa, estén más que convencidos de que no se equivocaron al elegir migrar a Costa Rica hace casi 20 años.
“Creemos que lo hicimos bien, sobre todo por mis hijos. Nuestra preocupación era su educación y creo que Costa Rica es un país que nos ha brindado una excelente parte académica. Es un país muy educado; de verdad vale la pena vivir aquí en Costa Rica”, declaró.
Un oficio ‘de película’

Aunque la mayoría tiene en su imaginario la figura de un corredor de bienes raíces tal y como se presenta en las producciones gringas; la experiencia que le ha tocado a Tepedino como realtor (nombre de este oficio) ha sido muy distinta a la ficción.
Según el actor, en estos meses no se ha topado con envidias y esa competencia voraz a lo lobo de Wall Street. Al contrario, Tepedino destaca, como uno de los puntos más fascinantes de su oficio, el amplio gremio de trabajadores inmobiliarios que encontró en el país y las redes de colaboración que tejen entre sí.
Durante su incursión con la agencia ha conocido lo que es el trabajo hormiga en el caudal de alquiler y también el clímax de cerrar una gran venta. De paso, ha ido afinando el olfato con ese segmento de clientes que pregunta y quiere ver todas las propiedades, pero, en el fondo, sabe que no dará el paso.
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Ante esto, la solución más efectiva, dice, es la sinceridad.
“Creo que la manera más educada es esa; no perdamos el tiempo, ni tú, ni yo. Vamos a sincerarnos, vas a comprar o vas a alquilar, pero sin ninguna pena. La vida también me ha enseñado eso: las cosas que tú las dices de frente, pues te va mejor, siempre con sinceridad”, comentó.
Y por supuesto, entre tantas personas, casas y apartamentos, las anécdotas están a la orden del día. Entre los momentos cómicos, Tepedino recuerda entre risas cuando daba el recorrido por una casa a una familia cuyo hijo se vio en la necesidad de utilizar el servicio sanitario... sin saber que el dueño del domicilio había cerrado el suministro de agua.
“El niño me dejó ese regalito, ese presente. Tuve que hablar con el propietario después, para que me dijera qué hacer, qué llave abrir… qué botón tocar para que el agua vuelva (risas). Pero nada, inclusive, le dio mucha risa al propietario de la casa”, narró con humor.

Eso sí, Tepedino no ha cerrado las puertas al mundo artístico. Todavía está ligado al teatro y, a distancia, asesora a estudiantes de actuación de su alma máter, en Venezuela.
Además, es maestro de ceremonias y de vez en cuando presta su voz o imagen para comerciales. Y, aunque últimamente no roba suspiros en un dramático romance, ni da los buenos días en una revista matutina, este es uno de los momentos que más cerca ha estado del calor humano.
“Es un trabajo muy lindo, es conocer gente nueva, gente que hace de todo. Hemos conocido personas que trabajan en ferretería, que tienen su bodega, abogados, médicos, ingenieros… Es un mundo muy lindo, un abánico de gente trabajadora muy amplio”, expresó con alegría el actor.
Así que ya lo sabe, no se extrañe si la próxima línea que escuche de quien por años brilló en Radio Caracas Televisión y como presentador en la tevé tica, sea: “bienvenido a su nuevo hogar”.
