Thais Alfaro es uno de los rostros más queridos de la televisión en Costa Rica. Ella empezó su carrera cuando aún cursaba el colegio y las oportunidades que como ella misma dice, Dios le abrió, la llevaron a incluso ser reconocida en las calles.
Desde muy joven, Thais Alfaro encontró en la televisión el espacio donde su carisma y talento comenzarían a abrirse paso. Aún cursaba el colegio cuando inició su carrera en los medios, gracias a una serie de oportunidades que —según afirma— llegaron gracias a la mano de Dios.
Con el tiempo, su presencia en la pantalla la convirtió en una figura familiar para muchos, al punto de ser reconocida por la gente en las calles. Hoy día ella es, sin duda, uno de los rostros más queridos de la televisión en Costa Rica.
Tan solo un día antes de su cumpleaños número 34, el pasado 20 de mayo, la periodista fue entrevistada por La Nación. En la amplia conversación hizo una serie de reflexiones sobre su pasado, rescatando algunas anécdotas que le provocan un nudo en la garganta. Incluso, cuando las cuenta, lágrimas de nostalgia y agradecimiento ruedan por su rostro.
La joven Thais, que en algún momento le confesó a este medio que deseaba convertirse en madre y esposa, hoy lo es. Es una mujer orgullosa de sus logros, de lo que le costó llegar a este momento; desde acompañar a su abuela a limpiar casas hasta sus inicios como periodista, cuando dormir poco era parte de la rutina (y eso que se proclama amante de dormir).

Entre sus nuevas pasiones está el practicar kickboxing, ¿le gustaría competir o no? Es algo que conoceremos más adelante… primero retrocederemos a conocer a la pequeña Thais, con nombre interesante y diferente, que entre sus significados se encuentra “el vínculo”, lo cual describe perfectamente lo que desea hacer con su trabajo diario: acercarse y ayudar a las personas.
Sin embargo, en el ámbito profesional, todo lo que ha vivido Thais no hubiera sido posible de no ser por un detalle que su padre descubrió a los 14 años: hablaba demasiado rápido, al punto de no entenderse sus palabras.
“Mi papá siempre ha tenido una habilidad en identificar cuáles son los talentos de sus hijos, de sus seis hijos. Y vio en mí que había un problema en el lenguaje o no problema, sino más bien una dificultad a la hora de comunicarme", recordó.
“Hablaba excesivamente rápido, entonces él me decía: ‘¿Qué? No le entiendo nada de lo que está diciendo, vocalice, abra la boca, hable bien. Y se enojaba conmigo”, agregó Alfaro, confesando que aún más pequeña tartamudeaba.
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Tratando de ayudarla, su papá la metió a un curso de locución que posteriormente le cambiaría la vida en dos sentidos: aprendió a hablar correctamente y luego se convirtió en la puerta de entrada para poder pagar sus estudios universitarios. Sus papás, tiempo atrás, ya le habían advertido que no iban a lograr financiarla.
“Yo no sabía cómo lo iba a hacer, mis papás tampoco, pero Dios sí, ya él sabía lo que iba a pasar”, explicó.

Ese curso de locución la llevó después al Grupo Radiofónico Omega, gracias a una recomendación de su profesor Mauricio Vargas. Allí le hicieron una prueba y la pasó. Empezó en Mega Hit haciendo videos y luego con un espacio en radio; y así fue como antes de salir del colegio ya tenía un trabajo con remuneración.
“Para mí ya era una grada más, en Omega me becan y me dan todos los estudios universitarios. Así pude terminar de estudiar en la universidad periodismo. (...) También quise perfeccionar mi locución y estudié eso”, afirmó.
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Su trabajo en la radio la llevó a conocer a Alonso Acosta, productor de El Chinamo, de Teletica. Así fue como en el 2012 llegó a cnal 7, hizo su práctica profesional y al año siguiente la contrataron.
Thais recuerda ese tiempo como uno que le requirió todo su esfuerzo; empezaba a las 6 a. m. en su trabajo en la radio y a las 11:30 p. m. iba saliendo de su práctica en Teletica, lugar al que le tiene especial cariño.
“Aquí llegué siendo una estudiante universitaria, me gradué, tuve la oportunidad de viajar por el país en diferentes reportajes, incluso viajar fuera del país para marcas que me contrataban, de formarme con grandes maestros”, comentó.
“Tener como jefe a don Ignacio, tener como jefe a Édgar Silva, aprender de él desde cómo entrevistar hasta cómo redactar, cómo tener esa cercanía con el televidente. Buen Día es para mí la manera de llegar al público a través del servicio y lo que a mi corazón llama, que es servir a los demás”, explicó Alfaro.

Al hablar de su trabajo, la voz de Thais se quiebra y las lágrimas son incontenibles, porque gracias a sus labores diarias pudo construir lo que llama “su sueño”, refiriéndose a su casa.
“Tener casa es el sueño de toda persona, uno llega a pensar que está muy largo y al lograrlo fue como ‘wow, gracias a Dios por las oportunidades”, expresó.
Sus transiciones y alegrías
En una publicación de este medio, del 2013, Thais confesaba que deseaba convertirse en madre y casarse, sueño que ya se materializó.
Durante su primer matrimonio tuvo a Josué, un niño aventurero y extrovertido; según menciona Thais con una personalidad muy similar a la de ella. Y con su actual marido llegó a sus vidas el pequeño Mateo, un poco más callado e introvertido, con quienes ha formado una familia que también incluye a Gael, hijo de su esposo, el cual la llama “Nana”.
“Ha sido una dinámica en la que mi esposo y yo hemos sabido llevarla en paz y tranquilos, hemos sabido darles a ellos esa seguridad y, justo por eso, Gael y Josué se ven como hermanos", explicó.
“Cuando pasamos por Gael inmediatamente pregunta, ‘¿y vamos a ver a Josué?’, cuando pasamos por Josué, Josué inmediatamente dice: ‘¿Gael viene hoy?’, y Mateo, que es el chiquitito, ama a sus hermanos”, agregó Thais.

Su día a día como madre y periodista la llevó a buscar también un tiempo para ella, durante la semana practica kickboxing, un deporte de combate que combina patadas y puñetazos a su oponente.
“Me apasiona ese tema, nunca me he metido a competir y no me considero competidora. Lo practico semanalmente, eso me lleva a otro nivel emocional y a otro nivel físico, porque también es llevar mi cuerpo al límite muchas veces, aunque me sienta cansada”, dijo la comunicadora.
Alfaro finalizó haciendo una reflexión en su nuevo año de vida: “Estoy muy agradecida, muy madura, o por lo menos con un grado de madurez en el que puedo estar libre de estereotipos, de apariencias, ya eso no. Antes uno trataba como de verse de una manera y que la gente piense esto de mí... yo creo que ya a los 34 años lo único que me queda es ser agradecida con Dios y mi familia”.
Para Thais, el pilar de su vida es Dios, a quien describe como su mejor amigo y a quien le atribuye cada cosa que ha logrado, pero a la vez se aplaude a sí misma por su perseverancia, por el gran esfuerzo de llegar a ser la mujer que es actualmente.

