Óscar es un chico hondureño de 12 años, al que su familia intenta poner a salvo del acoso del que es víctima por parte de una pandilla que lo tiene amenazado de muerte. Esto lo motiva a emprender una peligrosa travesía rumbo a Estados Unidos, cuyo propósito es conseguir asilo y unirse a un tío que también acaba de llegar al país norteamericano.
Sin embargo, en el trayecto las cosas se complican cuando Óscar es atrapado por el servicio de inmigración, y recluido en un gélido centro de detención para menores en la comunidad de Arizona, desde donde trata de navegar el sinuoso sistema migratorio estadounidense y conseguir su libertad.
Como pocas películas, Icebox, dirigida y escrita por el cineasta sueco Daniel Sawka, busca captar el diario vivir de los menores recluidos en estos centros de detención, además de relatar cómo encaran su precaria situación lejos de sus familias sin otro apoyo que el de las amistades que logren forjar durante su cautiverio.
El filme, que se estrena este sábado 15 de diciembre, a las 8:30 p. m. por el canal HBO, es protagonizado por Anthony González, el joven actor que le dio voz a Miguel Rivera, el personaje principal de la multipremiada cinta animada Coco.
En una entrevista con Viva, González habló de la importancia del tema de la emigración ilegal y cómo es necesario generar una mayor sensibilidad mundial sobre este tema.
Icebox inició como un cortometraje, del cual también fue protagonista, y que luego mutó a la película que estrenará HBO. ¿Cómo evoluciona la historia en ese sentido?
Yo participé en la audición de Icebox cuando tenía 10 años y tuve la oportunidad de conocer a Daniel, el director, quien me platicó sobre este tema de la emigración ilegal y yo no sabía tanto de este tema, así que el aprendizaje fue mucho. En la película la historia cambia un poco y tuve la oportunidad de hacer cosas que no pude en el documental, como el que Óscar conociera a su tío y conectar con él. Estoy muy agradecido por esta oportunidad.
Siendo sus padres de origen guatemaltecos, ¿qué significó para usted darle vida a un chico que debe dejar su país como consecuencia de la violencia que se vive?
En esta película tuve la oportunidad de representar a todos esos niños que son inmigrantes ilegales en los Estados Unidos y que vienen de Centroamérica. Yo realmente estoy muy orgulloso de hacer el personaje de Óscar y creo que le va a abrir los ojos a muchas personas que no están conscientes de que los niños pasan por este tipo de situaciones tan crueles.
¿Cómo fue la preparación de este personaje?
Realmente no tuve la oportunidad de conversar con personas que hayan vivido propiamente esta situación, pero sí conté en el set con la ayuda de personas que me platicaban sobre lo que realmente ocurre en este tipo de centros y también tuve un entrenador para que me ayudara a hacer el acento hondureño. El resto, todo fluyó.
¿La película transformó de alguna forma su pensamiento sobre la emigración?
Cuando hice el cortometraje me quedó el mensaje de que la emigración es un tema que debe impulsar a la humanidad a hacer algo por quienes atraviesan este momento en la vida. Este trabajo se realizó hace cuatro o cinco años, pero sigue siendo un tema actual, que lo ves en las noticias con las distintas caravanas de personas que desean llegar a los Estados Unidos. Ahora siento que la película va a llegar a muchas más personas en todo el mundo.
¿Cómo cree que esta película puede generar empatía hacia quienes sufren de este tipo de situaciones?
Muy buena pregunta. Cuando yo vi la película, me encantó el resultado de la historia. Yo sí creo que esta cinta va a hacer una diferencia y crear un impacto en las personas que tengan la oportunidad de verla, porque llegará hasta ellos un punto de vista distinto de todo lo que se dice. Sin lugar a dudas, eso generará una mayor empatía con quienes pasan por esto.