El salón está repleto. La aglomeración de gente y las luces brillantes de las máquinas hacen que Migue sude como si estuviera en la clase de educación física, de la cual se escapó para pasar el resto de la tarde en el la sala Boltron, ubicada en Paseo Colón junto al cine Universal.
El joven josefino prefirió canjear los puntos en conducta por horas de entretenimiento virtual, además, tenía un reto del que no se podía zafar.
Al lado de Migue hay un muchacho alto y encorvado que se jacta de ser muy bueno en King of Fighters ‘94 . El típico “ mozote” que pedía a gritos que alguien lo pusiera en su lugar.
Era una tarde de 1995. La vida de Migue giraba alrededor de buscar a los zumbis en el periódico y de sacar todas las combinaciones posibles con Ryu, el guerrero con el traje blanco de la saga Street Fighters .
Era una época diferente, cuando la fiebre por por los videojuegos se vivía a través del movimiento de los pixeles en los clásicos como: Metal Slug, Samurái Shodown, Double Dragon y , por su supuesto, King of Fighters 94 al que todos conocían como El Kino o KOF.
No había Internet y la única manera de ver lo último de la industria era en los salones Apollo, Arcadia y Boltron.
Estas salas eran el punto de encuentro para todos los gamers que querían medir su habilidad contra los más fiebres y que no tenían el dinero para comprar una Nintendo.
Pasaron 22 años. Boltron y el resto de salas dejaron de existir – el cine Universal tampoco se salvó-–.
Game Over o al menos así pensaba don Miguel, hasta que se encontró al frente de una máquina con el mismo KOF toda la vida.
Ahora con menos pelo y más contextura, Miguel esta vez no se escapó de ningún lado para jugar a las peleítas. Eso sí se trajo a su esposa Rebeca y su hijo Alberto para que conocieran.
El contrincante de turno es un chico de 16 años que dice ser muy bueno en los juegos retro de peleas. El joven no se imaginaba el repaso o la “KOF-aleada” que le iba a dar don Miguel en las maquinitas.
De vuelta. Como Miguel, los gamers de la vieja escuela se reencuentran con el pasado en el salón AFK Gaming Center, que abrió sus puertas en setiembre del año anterior.
AFK está ubicado en San Pedro, diagonal al Outlet Mall y cuenta con ocho máquinas arcade que corren más de cien títulos.
“Nosotros iniciamos este local para brindarle a los amantes de los videojuegos un espacio cómodo y sin dificultades para que practiquen lo que más les apasiona”, destacó Luis Zamora, el administrador del salón.
El centro de videojuegos ofrece regularmente torneos de Street Fighter II y King of Fighters cuyas últimas ediciones convocaron a jugadores de todas las edades.
“Llevaba años de no ver una máquina arcade. Ahora uno tiene consolas pero siempre es emocionante participar en un torneo donde se pueda ver al oponente”, explicó el amante de los videojuegos y publicista Nelson Moya.
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Cómo Moya hay decenas de gamers que cuentan con una consola en casa pero que prefieren visitar el salón para fortalecer la comunidad.
“ Mucha gente viene después del trabajo a esperar a que baje la presa y de paso aprovechan para echarle un par de fichas a la máquina , uno podría pensar que este lugar es solo para gente joven, pero no es así, se han acercado personas adultas para revivir la fiebre”, comentó Zamora, quien también es promotor de los deportes electrónicos en Costa Rica.
“Es un guiño al pasado. Antes la única manera conocer e interactuar con otros jugadores era en los salones de arcades o gastar mucho dinero en revistas importadas”, comentó Francisco Montero, entusiasta de los videojuegos.
¿Dónde las hicieron?
Las arcades del local AFK fueron realizadas en Costa Rica por el taller Proxy Machines, un proyecto que inició hace dos años por un grupo de fans del entretenimiento electrónico.
“A nosotros siempre nos gustaron los videojuegos y vimos una oportunidad de de negocio para elaborar estas máquinas y posteriormente colocarlas en salones o empresas”, enfatizó Esteban Romero, fundador de Proxy Machines.
Romero contó que muchos aficionados se han acercado para conseguir un arcade para uso individual. El costo de cada máquina es de $3.000.
“Nos hemos sentido sorprendidos porque no pensábamos que las máquinas arcades tendrían tanto impacto, sobre todo en un público adulto”, destacó Romero.
A diferencia de los modelos de antaño que solo podían proyectar un título las máquinas modernas pueden llegar a emular hasta más de cien juegos.
Deportes electrónicos
Mientras los veteranos se enfrascan en un campeonato de Mortal Kombat, los jóvenes se organizan para iniciar una partida de League of Legends .
Los chicos se preparan para la final de Quantum Dot Región, que se realizará el 6 de mayo en el cine Magaly.
Ese contraste entre los jóvenes y los más veteranos es la razón por la cual el negocio AFK ha podido mantenerse, así lo reconoce Zamora.
El local AFK se convirtió en un fortín para los amantes de las competencias profesionales en videojuegos.
Títulos como Overwatch, League of Legends (LOL) y Defense of the Ancients (DOTA) dominan la escena en el público de los millennials.
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“AFK Gaming Center es el primer espacio en el país que ofrece a los deportistas electrónicos nacionales condiciones óptimas”, destacó Felipe Monotya, presidente de la Liga Tica de Leyendas, ente que promueve el deporte electrónico en el país.
En las mismas instalaciones, La Liga transmite semanalmente los enfrentamientos del campeonato local de League of Legends.
Los mejores exponentes de esta disciplina buscarán un espacio para representar a Costa Rica en el mundial de deportes electrónicos que se celebrará en octubre en Corea del Sur.
Prepare su menudo y compita contra los más fiebres en un viaje que los transportará de golpe a la década de los 90 y si es de los que prefiere competir con un mouse también es bienvenido. Aquí se juega de todo.