¿Qué hubiera pasado si la nave en la que viajaba un bebé proveniente del planeta Krypton se hubiera estrellado no en el campo de un país primermundista, sino en las afueras de una caótica capital latinoamericana?
¿Qué hubiera pasado si Kal-El hubiera crecido, no en Smallville, sino en Isidro Casanova, barrio de La Matanza, uno de los sectores más pobres y conflictivos de Buenos Aires?
Lo cierto es que, en lugar de tener un Superman que defendiera los colores de la bandera estadounidense, tendríamos a Nafta Super, un héroe de los barrios bajos y de los pobres, líder de una banda delictiva integrada por otros campeones del proletariado.
La respuesta se titula Kryptonita.
Basada en la novela homónima del autor argentino Leonardo Oyola, Kryptonita llegó a las salas de cine del país suramericano en diciembre pasado. Ahora, el continente entero podrá conocer esta versión alternativa –y muy argentina– de las historias de superhéroes que desde hace una década saturan las carteleras de cine y televisión.
El principal rasgo de Kryptonita , sin duda, es el hecho de que no se trata de una parodia, sino de una historia seria, que surge a partir de una duda seria. El contexto es capaz de definirnos en gran medida, y ni Superman escaparía a las garras de un barrio pobre en América Latina.
Sin embargo, es el temple personal de este héroe y de sus compañeros –todos basados en personajes del universo de los cómics de DC– lo que realmente importa en su lucha contra la policía y contra el malvado Corona, versión argentina de El Guasón, interpretado por Peter Capusotto.
¿Puede la justicia ganar no solo en las grandes ciudades sino en los barrios pobres de Suramérica? ¿Puede Superman ser argentino?
Véalo. Sábado 24 de setiembre. Space. 10:00 P.M.