
En marzo, Lesia Key caminó hacia una mesa ubicada frente a la planta donde laboró durante 29 años. Graham Walker, administrador de Fibrebond, la felicitó por su trayectoria y luego un compañero le entregó un sobre. Ella lo abrió y lloró, mientras Walker intentaba contener la emoción. El monto dentro del sobre cambió la vida de Key y la de los demás empleados de la empresa.
La familia de Walker fundó Fibrebond, fabricante de gabinetes para equipos eléctricos, en el estado de Luisiana, Estados Unidos. A inicios de este año, él dirigió el proceso de venta hacia la multinacional de energía Eaton por $1.700 millones. Antes de firmar el contrato, agregó una condición: destinar 15% del valor total a los trabajadores.
Walker explicó que buscó retribuir a quienes permanecieron a su lado en etapas difíciles. Según el Wall Street Journal, el monto repartido llegó a $240 millones. Desde junio, los 540 empleados empezaron a recibir pagos que, en promedio, ascendieron a $443.000, distribuidos en cinco años y condicionados a su permanencia en la empresa. Los trabajadores con más años de servicio obtuvieron cifras superiores.
Un vocero de Eaton señaló que la compañía alcanzó un acuerdo con una firma familiar que honró compromisos con su personal y con la comunidad.
El día de la entrega, varios empleados pensaron que se trataba de una broma. Después destinaron el dinero a cancelar deudas, adquirir automóviles, cubrir estudios universitarios, ahorrar para el retiro o planear viajes.
El efecto también se extendió a Minden, la ciudad donde opera Fibrebond. El alcalde Nick Cox indicó que los pagos impulsaron el comercio local y generaron un estímulo económico para la comunidad y la parroquia. Afirmó que la circulación de dinero produjo una fuerte repercusión.
Key ingresó a Fibrebond en 1995 con un salario de $5,35 por hora. Con el tiempo ascendió y en 2025 lideró un equipo de 18 personas. Utilizó el bonus para cancelar la hipoteca de su vivienda y cumplir el objetivo de abrir una boutique de ropa en una localidad cercana. Señaló que pasó de vivir ajustada a sentirse tranquila.
Héctor Moreno, encargado del desarrollo de negocios, usó la suma recibida para costear un viaje a Cancún para 25 familiares.
Hong Blackwell, asistente de gerencia, tuvo ingresos recientes cercanos a $27 por hora. Pensó en retirarse antes de la venta, pero un amigo le recomendó esperar. Cuando supo que la cláusula de permanencia no aplicaba para personas mayores de 65 años, se mostró aliviada, porque tiene 67. Luego comentó que ahora disfruta su jubilación. Compró un Toyota Tacoma para su esposo y planea algunos viajes, aunque guardará la mayor parte del dinero.
Walker dejará la compañía el 31 de diciembre. Contó que observó con satisfacción las reacciones del personal y pidió que le compartan cómo el dinero modificó sus vidas. Espera recibir esos mensajes cuando cumpla 80 años.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
