Dos Santaneras, dos conciertos gratis, el Día de la Madre y la pasión por bailar éxitos como Perfume de gardenia, La boa o ¿Dónde estás Yolanda?
Tal vez el sueño que tuvo don Carlos Colorado cuando formó la orquesta Sonora Santanera allá por 1955 se cumplió con creces y se nota cada vez que las dos agrupaciones visitan nuestro país durante el mes de agosto, como lo han hecho desde hace más de 40 años.
Muchos de los fans o los bailarines ni siquiera se dan cuenta si la que está en la tarima es la Única Internacional Sonora Santanera o la Auténtica Santanera de Gildardo Zárate, para el bailarín, para el apasionado por el bolero, el danzón, la salsa o la cumbia, solo importa que toquen los éxitos que han movido a los salones de baile desde hace seis décadas.
Así pasó la tarde de este miércoles, Día de la Madre en nuestro país y fecha importantísima para que ambas Santaneras hagan un recorrido de varios conciertos por Costa Rica.
El primero de ellos fue en Desamparados al mediodía. Ahí estaba la Única Internacional Sonora Santanera en el parque de la localidad. El llenazo comprobó que los clásicos de la orquesta siguen moviendo masas. Pequeños, grandes, amigos, parejas, familiares, todos bailaban y todos cantaban.
La alegría que contagia la experimentada agrupación llena de emociones a su público aunque el espectáculo no sea más que los músicos y cantantes interpretando con elegancia temas como Musita, Luces de Nueva York, Pequeño niño o la movidísima El yerbero, en homenaje a Celia Cruz.
El parque de la localidad, los jardines de la iglesia y las calles colindantes fueron el escenario perfecto para mover las caderas, acercar los cuerpos y sudar a más no poder con el sol del mediodía y las notas musicales.
Un vivo ejemplo de esto fue un hombre elegante que no se detuvo en ningún momento durante todo el concierto. No más terminaba una canción y ya otra señora o señorita se le acercaban a don Hernán Mora para pedirle una piecita. De verdad, no se sentó en todo el rato
Tiene 74 años, una energía y un talento envidiables. Muy alegre contó que vive con emoción el baile y que no se le niega a ninguna pretendiente en la pista.
La Única Internacional Sonora Santanera llegó, encantó e hizo lo que quiso con los corazones desamparadeños.
En mi cantón, cantón
La tarde en el centro de Alajuelita estaba caliente, pero fresca. Era el clima perfecto para darse una bailadita, festejar el Día de la Madre y, además, estrenar las nuevas estructuras que se armaron en las canchas del cantón josefino.
Poco a poco la cancha de baloncesto se fue llenando de público. Los alajueliteños de cepa, conocidos por su alegría y por amar la música, se fueron reuniendo en el parque.
El espectáculo que esperaban era el de la Auténtica Santanera de Gildardo Zárate. A las 4 p. m. ya las ansias por escuchar las canciones era mucha, así que ante la petición del público comenzaron a sonar las primeras notas de La boa, fue un éxtasis. La pieza puso inmediatamente a las parejas a mover las caderas con cadencia.
Así pasó con Flor Benavides y su esposo Gerardo Ocampo, quienes no pararon en ningún momento. Ellos son vecinos de Alajuelita de toda la vida, tienen 29 años de casados y un hermoso pacto de marido y mujer: ninguno baila con nadie más que con su pareja.
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"Esto es un sueño hecho realidad. Escuchar a la Santanera en vivo nunca pensé que lo iba a lograr", comentó don Gerardo de 67 años con una emoción que se le notaba en los ojos llenos de lágrimas.
Mil maneras, Perfume de gardenia, y Corazón de acero fueron algunas de las piezas que la Auténtica Santanera le regaló a las mamás alajueliteñas.
Desamparados y Alajuelita fueron testigos de la entrega de ambas agrupaciones, de la calidad de las dos y, por supuesto, del talento de sus artistas. Al público costarricense no le importa si una es la original, si la otra no, o si tienen disputas por el nombre. Costa Rica solo ama escuchar los éxitos y bailarlos.
La pasión por las dos Santaneras se siente, se vive y se goza.