Desde el jueves 26 de febrero, el rancho La Merced, en playa Uvita, Puntarenas, ha recibido –paulatinamente– a miles de personas de alrededor del mundo que buscan sacarle el máximo provecho a su boleto del Festival Envision.
En su quinta edición, la actividad –famosa internacionalmente– apuesta a la mezcla de música en vivo, el desarrollo de distintas expresiones artísticas y la propagación de métodos de espiritualidad, comunión y conexión entre seres humanos y naturaleza.
Con un público de aproximadamente 4.000 y un equipo de producción de unos 2.000, la finca estuvo llena durante la mayor parte del viernes 27, cuando muchos de los asistentes ingresaron al recinto a acomodar sus tiendas de campaña y disfrutar del día.
Talleres, charlas y decenas de sesiones de yoga fueron los principales atractivos durante la tarde. Cuando cayó la noche, los escenarios Sol, Luna, Lotus y Village comenzaron los preparativos para una jornada musical que en algunos casos se extendería hasta el amanecer del sábado 28.
Pasadas las 9 p. m., varios de esos miles se congregaron en la tarima Luna, donde se presentó el trío costarricense Santos&Zurdo, una de las leyendas locales del Envision por su mezcla de música electrónica y world music .
En ese escenario, la noche pasó a ser madrugada y después mañana, y la música no paró: se presentaron DJs como The Polish Ambassador, Defunk y Hedflux.
En la tarima Sol, tocaron bandas como Social Club, grupo costarricense con el que se movieron cuerpos al ritmo de ska original y prestado. Después fue el turno de la agrupación guatemalteca de cumbia Los Miseria, que con su mosaico multicolor revistió con ese género latino a canciones como Personal Jesus de Depeche Mode, y a otras de su autoría.
El canadiense Sam Klass recibió la medianoche en el escenario Village, donde el público creció y creció más durante su presentación, la cual incluyó beat-boxing , sampling , voces y una guitarra eléctrica que todo lo pudo; era un show de un solo hombre que sonaba como el de una gran banda.
En cada tarima, en cada esquina, en cada tienda de campaña se escribió una historia que llegará a su epílogo durante la madrugada del lunes, pero que desde ya se ven como esos relatos que terminan felizmente para todos.