
La música de Yanni se mueve en un espectro amplio, tanto así que algunas de sus obras contienen majestuosidad y consiguen ser pomposas e inspiradoras, mientras que otras pueden ser el soundtrack perfecto para un viaje en el ascensor de un centro comercial.
Gran parte de sus temas llegan al clímax con un final épico, que produce en el público una ovación inmediata. Otros, en cambio, resultan ser más reflexivos y lo que consiguen es evocar nostalgia. En ese vaivén emocional transitó su primer concierto en Costa Rica, aunque, esa parece ser tendencia, tomando en cuenta el registro de sus conciertos grabados desde décadas atrás.
Su música, apreciada no en disco sino en espectáculo en directo, tiene un valor agregado, pues las dinámicas y matices del ensamble se fortalecen en parte gracias a una iluminación bien cuidada, que le da ambientación especial a cada tema. Además, el sonido nítido y a volumen apropiado fue un punto alto de su presentación en el Estadio Nacional.

En numerosas ocasiones Yanni toca un acorde extenso con una mano mientras con la otra lanza besos a la audiencia o levanta y ondea la mano como director de orquesta. En otras, incluso la presencia de Yanni es prescindible en el espectáculo del mismo Yanni y es el otro tecladista, Ming Freeman, quien sobresale con la línea melódica principal.
Sin embargo, independientemente de cuánto o qué esté tocando, el griego posee un magnetismo con el público. Tiene la apariencia de un mago y el carisma de un galán de televisión al que le gusta sonreír eternamente sin despegar la mirada de la audiencia. En directo, entonces, surge la duda de dónde proviene su encanto, si de sus composiciones o de su personalidad.
Indiferentemente su obra aporta elementos interesantes a nivel musical. La fusión es la primera característica que salta al oído. La simulación de instrumentos étnicos de diferentes partes del mundo calza bien con arreglos orquestales que consiguen buenos contrastes. En otros momentos, en cambio, los sonidos pueden resumirse como una fiesta de música electrónica o como un sample típico de new age.
La presencia de dos cantantes femeninas le aporta versatilidad al repertorio. Son varios los temas cantados por una o dos voces; entre ellos se destaca Nightingale, con la voz principal de Lauren Jelencovich, quien consigue emular el canto de un ruiseñor, con una hermosa melodía que luego toma el violín y consecuentemente el cello.

La mezcla de repertorio fresco y piezas que ya son clásicas dentro de sus conciertos, como la épica Santorini, mostraron la amplia gama sonora del compositor. Como showman sabe magnificar su música con un espectáculo bien armado, aunque a ratos lo que se escucha parezca provenir de una repisa de arte kitsch.
El concierto
Artista: Yanni
Lugar: Estadio Nacional
Fecha: 30 de junio
Organización: OnStage