Desde hace medio siglo, Donna Karan está acostumbrada a la prisa. Sin embargo, la reconocida diseñadora estadounidense la toma con calma. Durante su tiempo en el Omina Summit –una cumbre que reunió en Avenida Escazú a creativos, diseñadores, escritores y emprendedores de la moda mundial–, su atención está dividida: palpar las prendas costarricenses en los puestos, escuchar a los panelistas, compartir con la prensa y, entre todo ello, almorzar.
Es una conversadora generosa. Le gusta hablar sobre su ascenso en el mundo de la moda, desde que trabajó con la fallecida diseñadora Anne Klein en los setenta y hasta que lanzó su primera colección de un guardarropa de mujer esencial en 1984.
Esta es la charla que sostuvo con Viva en el último día de la cumbre Omina.
-Pertenece a una generación de diseñadores que fueron muy importantes para la cultura estadounidense como Ralph Lauren y Calvin Klein. ¿Qué lugar tiene Estados Unidos en la moda actual?
-Estamos pasando por un gran cambio, no hay duda de que es así. Todo el mundo está buscando lo correcto. Ahora tengo problemas con lo que ocurre en la industria.
”Primero porque creo que estamos entregando demasiado. Todo el mundo quiere ser un diseñador famoso. Los diseños los estamos mostrando a la prensa muy temprano. El cliente lo ve seis meses antes de llegar a tiendas y por eso lo copian. Eso es una locura. ¿Por qué van a comprar algo que ya vio seis meses atrás?”.
-Hablemos del blazer, ¿qué significa para usted un traje sastre para una mujer?
-Bueno, mi padre era un sastre. Así que eso está en mi sangre. Pero al mismo tiempo yo era una yogui, así que vestía un traje enterizo, enaguas hechas para envolver y amarrar. Yo solo quería crear la ropa que yo quería (usar). Así fue como empecé Donna Karan.
”Mientras estuve en Anne Klein y Anne Klein II, me di cuenta de que quería siete piezas sencillas para mí: negras (risas). Negras para la noche y el día, que sirvieran para viajar por prácticamente todo el mundo.
"Realmente, ¿qué es lo que necesita una mujer en su guardarropa? DKNY lo creé para tener un par de jeans porque no podía encontrar un par para mí, los Calvin Klein tampoco me quedaban. Así es como todo lo que he diseñado viene de un lugar muy personal de mi viaje, del viaje en el que estoy conmigo misma. Nunca esperé que esto creciera como creció.
"Cuando empecé con la fragancia estaba involucrada con los aceites esenciales. Los quería en un perfume. Pero, desafortunadamente, eso no era lo que le importaba a la demás gente. Personalmente, era sobre el uso de aceites esenciales y la asistencia a la salud.
"En la epidemia del sida, me di cuenta de que nadie lo estaba conversando, nadie estaba haciendo nada. Así que el concepto de la venta 7th on Sale –organizada en la avenida siete de Manhattan– era nombrar el problema junto con Calvin Klein, Ralph Lauren y el Consejo de diseñadores de moda americanos.
"Entraba a preguntar a los camerinos las historias de la gente. Obtuve tanta información.
"Se trata no solo de lo que vestimos por fuera sino lo que llevamos adentro. Esa ha sido mi filosofía, sin importar en dónde esté.
"Empecé a hacer yoga a los 18 años y con una mente así, piensas desde otro lugar. La gente pensaba que estaba loca.
"Hace 20 años, tuve una visión con Urban Zen. El consumo ético siempre ha sido importante para mí: hay que hablarle a la gente de lo que visten pero también de lo que ocurre en sus vidas.
"Me di cuenta de que mi pasión era preservar la cultura. La sabiduría está en las culturas y como yogui quería preservarla. Urban Zen es una experiencia de vida. Se trata del pasado, la preservación de la cultura; del presente, el cuidado de la salud; y el futuro, la educación para que en las escuelas impartan meditación y yoga.
"De eso se trata Urban Zen pero en realidad me preguntaban: ¿Donna, y dónde está la ropa? (Risas)”.
-Ahora, ¿en qué parte se encuentra de su viaje personal?
Voy a ser muy honesta: estoy en un punto de giro. Construí Urban Zen, busqué qué quería hacer con ella y cómo quería hacerlo. Pero, también, tengo 70 años. ¿Cómo quiero planear lo que sigue?
”He hecho mucho trabajo en África, en India. Nunca he estado en Suramérica. He venido a Costa Rica pero me han pedido que vaya a Guatemala. Me muero por ir a Colombia y a Brasil. Pero no lo he hecho. Así que este año voy a sacar tiempo para hacerlo. No me gusta trabajar en un país que no haya sentido antes.
Vienen a Costa Rica Gisele Bündchen, Donna Karan, Livia Firth y otras grandes figuras de la moda internacional y el ambiente... ¿por qué? Omina Summit, que se celebra del 7 al 9 de junio en Avenida Escazú, busca posicionar a Costa Rica como epicentro de la moda sostenible. Conversamos con la directora y cofundadora de la iniciativa, Andrea Somma, en este #DíaMundialdelAmbiente. Si tiene preguntas puede hacerlas en los comentarios. Puede encontrar más información en este enlace: https://bit.ly/2sJEPGM
Posted by nacion.com on Tuesday, June 5, 2018
-Usted es una viajera.
Amo viajar pero lo que más me gusta es viajar y trabajar. Haití es mi siguiente destino.
”Tenía una visión para la escuela de bambú que hicimos allí. El joyero John Hardy es un amigo querido de Bali y me ha inspirado mucho. Así que yo pensé: deforestación, bambú.
Es un sueño mío, he construido escuelas vocacionales en Haití. Esta joyería y estas sandalias fueron hechas allá. Así que llegamos a los países y creamos productos que no se hayan visto antes, que estén al nivel del producto de diseñador. Eso es importante. No es un negocio del tipo en el que la gente compra con lástima.
”Hoy en Omina se dijo que el tiempo y la energía que se utiliza para diseñar no es algo que se obtiene de la noche a la mañana. Yo quiero decirle a la gente joven que la industria es muy diferente, no es lo que solía ser. Ya no existe el negocio de moda como antes”.
-Quería preguntarle sobre el ángulo ecológico de la producción de prendas. Es dueña de una marca de jeans y esa es una de las industrias más infames por los residuos y desechos del lavado de la tela. ¿Qué pueden hacer los diseñadores y los empresarios par a reducir ese impacto?
-Dos cosas. Lo primero es hablar del reciclaje. Hay miles de jeans que están tirados en basureros. Lo segundo es pensar en crear nuevos jeans y pantalones.
"Ahora la gente no está usando jeans, usan ropa de yoga, ropa casual que son pantalones deportivos. Así que el cambio no va a ser inmediato pero creo que lo estamos confrontando.
”China tiene un problema con la calidad de su aire. ¿Cómo podemos cambiarlo de forma duradera? Es fácil encontrar problemas, pero hay que resolverlos. No va a ocurrir rápido”.
-Empezó muy joven a trabajar con Anne Klein y, luego, con su propia marca. ¿Han cambiado sus preocupaciones por la moda desde entonces?
-Muchísimo. Soy una diseñadora y como una persona creativa siempre estoy pensando en el ambiente, la gente, mi edad, mis nietos. ¿Para qué estoy diseñando?
"Hay muchos colegas que no están diseñando para gente mayor, como yo, para cuerpos que no sean palitos.
”Quiero que la gente se sienta bien con su propio cuerpo y que sean sensuales sin llegar a ser vulgares. Ese es mi trabajo como una mujer diseñadora: entender a las mujeres”.
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