
Desde su llegada en 2011 al exclusivo barrio de Crescent Park, en Palo Alto, California, Mark Zuckerberg ha alterado la dinámica vecinal. El empresario, de 41 años, comenzó adquiriendo una vivienda de 520 metros cuadrados en Edgewood Drive. Con el tiempo, su inversión superó los $110 millones, destinados a la compra de al menos 11 propiedades contiguas, según reportó The New York Times.
Cinco de esas casas se convirtieron en un complejo privado, que funciona como residencia para él, su esposa Priscilla Chan y sus tres hijas. El espacio cuenta con casas de invitados, jardines, una cancha de pickleball, piscina con piso hidráulico y una escultura plateada de 2 metros de Chan, mandada a hacer por el propio Zuckerberg.
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Bajo tierra, el proyecto incluye 650 metros cuadrados de sótano, registrado en los permisos oficiales como tal, pero que los vecinos llaman “búnker” o “la baticueva del millonario”.
Una de las viviendas operó como escuela privada para 14 menores, aunque el reglamento municipal prohíbe este tipo de uso. Seis adultos trabajaban allí, incluyendo cuatro docentes.
Nueve residentes, siete de ellos bajo anonimato, contaron que han enfrentado ocho años de construcciones, maquinaria que ha roto espejos de automóviles, acceso bloqueado por vehículos y residuos de obra. Además, reportaron vigilancia constante, con cámaras y guardias privados apostados en automóviles.
Uno de los vecinos, Michael Kieschnick, aseguró que su casa limita en tres lados con propiedades de Zuckerberg. Según dijo, siente que el barrio fue “ocupado” por completo. Comentó que el equipo del empresario intentó comprarle su vivienda, donde ha vivido por más de tres décadas, pero rechazó la oferta.
En 2016, una junta municipal negó el permiso para construir el complejo, sin embargo, la ciudad terminó aprobando 56 permisos separados, lo que permitió su ejecución progresiva.
Los residentes también mencionaron que, para una actividad social organizada por Zuckerberg, la policía colocó señales de prohibido estacionar durante cinco horas en una calle pública, algo que consideran un uso indebido del espacio comunitario.
El portavoz de la pareja indicó a la revista People que Zuckerberg, Chan y sus hijos han vivido más de una década en Palo Alto y que han tomado medidas voluntarias para reducir el impacto de sus actividades. Aseguró que se les solicita al personal y proveedores minimizar el ruido y compartir vehículo o usar taxi.
Pese a las molestias por las construcciones, aseguró que los eventos no interfieren con el estacionamiento y que siempre cumplen las ordenanzas locales.
Como gesto hacia los vecinos, el equipo de seguridad cambió sus automóviles por unidades eléctricas silenciosas. También entregaron obsequios como vino espumante, chocolates, donas y auriculares con cancelación de ruido.
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*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
