
De María Torres se puede decir que ha vivido de todo en el teatro; porque las tablas han sido su vida por varias décadas, y de ellas conoce desde el más íntimo crujir, hasta el dolor de sus más punzantes astillas. Ella mejor que nadie sabe de la magia de los escenarios que, allá en el horizonte, hacen florecer nuevas experiencias que siempre pueden ser inigualables.
Así le pasó con Adictas a vos, una obra que, bajo su dirección, se estrenó el 8 de agosto y que tendrá funciones en el Teatro Espressivo hasta el 7 de setiembre. En el marco del estreno, Torres conversó con La Nación sobre el montaje que, aseguró, ha sido uno de los más satisfactorios de su carrera como directora.
Su satisfacción no es casualidad ni exageración; pues la puesta en escena tiene a cinco actrices costarricenses con perfiles variados y que cualquier elenco se desearía. Por una parte, el sector cultural se ve representado por la destacada escritora y multipremiada intérprete escénica Ana Istarú, y con la experimentada actriz Guisella Solís, quien tiene en sus espaldas más de 40 años de trayectoria.
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Pero también hay rostros del mundo del entretenimiento. El reparto lo completan tres artistas que ganaron repercusión masiva a través de la pantalla de Teletica. Estas son Sofía Chaverri, quien da vida a Rosalinda, en Los enredos de Juan Vainas; Rosibel Carvajal, la fundadora del Teatro Moliére y exparticipante de Tu cara me suena; y Adriana Alvarado, famosa por interpretar a Ágatha en La pensión.
Por si fuera poco, Alejandra Portillo, la recordada Azucena en la famosa serie de Canal 7, reemplazará a Carvajal en las funciones de la última semana de agosto.
“El trabajo de dirección de esta obra ha sido uno de los más reconfortantes que he hecho. A mí me gusta mucho dirigir, pero encontrarme con estas cinco maravillosas actrices, que son muy dúctiles, que son estudiosas, que saben escuchar lo que uno quiere… es hermoso”, expresó Torres, quien este 11 de agosto cumple 66 años.
“En este momento, sin menospreciar a las compañeras que no están en el elenco, son cinco de las mejores actrices que hay en este país. Y se han comportado como tal”, sentenció.
Adictas a vos sigue a cinco mujeres, quienes tienen una “adicción” por distintas figuras masculinas. Ellas, por azares del destino, se ven atrapadas en un aeropuerto.
Entre drama y comedia, Deborah, Carmen, Elizabeth, Belén y Ana comparten las peripecias que les dejan sus vínculos adictivos y problemáticos con el amante, hijo, papá, esposo y Chayanne (sí, el cantante), respectivamente.

El espectáculo tendrá funciones este mes, los viernes y sábados a las 8 p. m., y los domingos a las 6 p. m. También se presentará el jueves 21 de agosto, a las 8 p. m. y el sábado 30, a las 3 p. m.
En setiembre, jueves 4 y viernes 5, a las 8 p. m.; sábado 6 en función doble, a las 3 p. m. y 8 p. m.; y domingo 7, a las 6 p. m.
Las entradas están a la venta en el sitio web www.espressivo.cr y se retiran en la boletería física del teatro con cédula en mano. Tienen un precio base de ¢12.500 (sin incluir cargos adicionales) y los jóvenes entre 18 y 25 años contarán con un descuento especial del 18%.
La obra es recomendada para mayores de 12 años. Si desea obtener más información, puede contactar vía WhatsApp al 6360-9158 o llamar al 2267-1818.
Adictas a vos, una comedia dramática de complejas emociones
La obra fue escrita por Marcos Carnevale, un reconocido guionista y director argentino, quien además del teatro, ha incursionado con gran éxito en la televisión y el cine de su país. Este texto llegó a manos de Torres hace cuatro años, gracias a un conocido de la actriz y amigo del sudamericano.
De acuerdo con la creadora de Gallito Pinto, el guion la cautivó, especialmente, por hablar de las relaciones de dependencia hacia otras personas, de las que, considera, no se reflexiona tanto como cuando se trata de sustancias.
“Uno no las nota, porque están revestidas de un gran amor. Estas adicciones interpersonales hay que ponerlas sobre la palestra, hay que hablar de ellas, porque muchas veces degeneran en violencia. La adicción tiene algo de violencia, porque es sometimiento. Es muy importante hablar de ellas, no tener temor y poder quitarles el velo de vergüenza que suelen tener, de pensar: ‘No lo puedo decir, ¿cómo puede ser posible que esto me esté pasando a mí?’”, comentó la reconocida actriz tica.
“Y no solamente por las mujeres; les pasa a los hombres también. Y eso es todavía más silencioso, más problemático, más avergonzante, más tabú. Cuando un hombre es sometido en relaciones de pareja, lo que pasa es que eso no se dice, porque generalmente no les van a creer. Por eso, creo que muy importante ponerlo en al escenario, con una comedia dramática que dice las cosas como son”, añadió.

Además, para María Torres, este montaje fue diferente a otros, no solo por el destacado elenco; sino por la complejidad emocional que contiene el texto. Ante esto, aplicó una receta infalible: días y días de estudio.
“Yo insistiré siempre: el trabajo de mesa es fundamental en cualquier proceso creativo teatral, de cine o lo que sea. Es la única forma en que llegas al conocimiento íntimo del personaje que tenés que interpretar. Yo tengo muchos años con esta obra. Cuando dirijo, lo hago con obras que tengo mucho rato de estarlas mascullando, digiriendo y trabajándolas emocionalmente”, explicó la directora.
“Entonces, cuando uno llega al proceso de ensayo con los actores, ya uno tiene también la obra muy clara y sabe qué es lo que puede pedir”, añadió.
El reto no era cuestión de memorizar diálogos para después vomitarlos frente al público. Más bien, la obra pedía interiorizar un amplio mundo psicológico, de circunstancias y personas, de las cuales, la mayoría ni siquiera aparece físicamente en escena, pues únicamente existen en el universo interior de las protagonistas.
De hecho, según cuenta la directora, no hicieron ensayos en escenario hasta haber dominado con solvencia el guion. Entre sus múltiples “clases” frente al papel, las actrices contaron con una sesión de asesoría de la psicóloga argentina Verónica Cozzi.
Ya con el libreto cuidadosamente estudiado, Torres demarcó un borrador de lo que sería la escena y empezaron con los ensayos sobre las tablas. Incluso, fue hasta hace aproximadamente dos semanas, que corrieron por primera vez la obra completa.

En este punto, llegó otro trabajo tan incisivo como el de estudio. Con su experiencia y rigor, la actriz de la serie Caras vemos, afiló al máximo el potencial histriónico de las artistas a las que dirigió, hasta llegar a ese punto en el que “no tuvo más que decirles, porque ya la obra era de ellas”.
“Anita me agradeció el hecho de que la estuviera dirigiendo tan puntillosamente. Yo como actriz también a veces resiento que los directores no nos dirijan porque creen que nosotros lo sabemos todo y entonces nos dejan un poco a por la libre. Aquí no. Aquí cada movimiento de manos, cada gesto, cada suspiro, cada palabra, cada abrazo, tiene un sentido”, explicó.
Sin embargo, la labor artística requiere, en muchas ocasiones, de regresar a etapas anteriores para verlas con otros ojos. Por esta razón, cuando ya habían realizado los primeros ensayos completos, bajaron de escena y volvieron al texto a descargar las dudas, sentimientos y a trazarse nuevos objetivos.
Dos días después de este retorno, muy agradecido por las actrices, otra vez se lanzaron a la tarima con ensayos que, afirma Torres, crecían exponencialmente en calidad.
“Volvimos con mucha más claridad. Mi hija, que es mi asistente de dirección, cuando por trabajar en grabaciones faltaba a un ensayo, regresaba al otro y decía: ’¿Pero qué pasó aquí?’. El crecimiento era de un ensayo al otro”, relató la actriz.
El resultado de todo este camino, fue preparar a su elenco para que todo el caudal emocional fluya a través de ellas, con la clara consigna de que quien manda sobre la emotividad es la actriz.
Así lo aprendió María Torres, de sus referentes Alejandro Sieveking, Bélgica Castro y Lucho Barahona: al equipo actoral hay que guiarlo, pero no a rastras, sino por un “mar de tranquilidad”.
“No te digo que no hubo llanto. Hubo llanto. De pronto, Guisella Solís llegó llorando y me decía: ‘No voy a poder, no sé, no sé, no voy a poder’. Y yo le decía: ‘Tranquila, déjelo ser; ahí va a llegar. Es la actriz la que está deteniendo el personaje, pero el personaje está ahí’. Cuando yo le dije que era ella la que estaba deteniendo la salida del personaje, el personaje salió”, recordó Torres.
“Todas están haciendo algo que, tal vez, no habían tenido la oportunidad de hacer, que es enfrentarse a un personaje con tantas complicaciones emocionales”, concluyó.
