
Marcelino pan y vino es, posiblemente, la película que más enternece al público costarricense cada Semana Santa. Para muchos, es una tradición sentarse frente al televisor a ver la historia de un niño huérfano que adoptaron unos frailes franciscanos y que, al final de la historia, se hace amigo de un Cristo crucificado que toma vida.
Pablito Calvo fue el pequeño que, a sus cinco años, encarnó al protagonista de la película. La producción se estrenó en 1955 bajo la dirección del cineasta húngaro Ladislao Vajda y pronto se convirtió en todo un éxito, uno que 70 años después sigue provocando emociones.
Marcelino pan y vino es un ejemplo de amor, de cuidados y de milagros, pero sobre todo, de fe.
Pero el final de la vida Pablito Calvo, quien de pequeño se convirtió en toda una estrella por su papel en la cinta, fue trágico y doloroso.
Pablito Calvo nació el 16 de mayo de 1948, en Madrid. En su temprana infancia no era artista, ni tenía interés en serlo; pero fue su abuela quien se animó a llevarlo a hacer la audición para una película en la que buscaban “niños con carita de santo”... la de Pablito lo era, según la abuelita.
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“El rodaje para mí era como jugar. Obedecía cuanto me pedía el director”, comentó el niño a un periodista que lo localizó, años más tarde, en un pueblito del Mediterráneo, donde encontró refugio de sus incansables admiradores, según publicó La Nación en una nota que repasó la vida del intérprete.
El éxito de Marcelino pan y vino y de Pablito fue arrollador. En Cannes recibió ocho minutos seguidos de aplausos, estuvo siete meses en cartelera en Roma y en Berlín ganó el Oso de Oro. Es la más universal de las cintas españolas y una sobre las que más se ha escrito.
A Pablito, su facilidad en el plató y su buen trabajo, le dieron dos títulos más bajo la dirección de Vajda: Mi tío Jacinto y Un ángel pasó por Brooklyn, y otras cinco películas más con otros cineastas: Totó y Pablito, Juanito, Alerta en el cielo, Barcos de papel y Dos años de vacaciones, basada en la novela de Julio Verne.

Marcelino pan y vino y el papa Pío XII
No solo en lo fílmico fue exitoso Pablito Calvo con Marcelino pan y vino, su interpretación conmovió a muchos, incluso al papa Pío XII, quien lo recibió en una audiencia privada. La guardia suiza le hizo honores de estadista al niño cuando iba camino a la Sala del Trono.
“A las 9:30 a. m. llegó ante el Santo Padre. Se arrodilló y juntó las manos en actitud contrita, pero el papa le dijo que se levantara, lo acarició con cariño, le preguntó la edad, que si sabía rezar, si le gustaba ir al cine y, durante 20 minutos, hablaron con gran confianza”, recordó La Nación en el artículo sobre Pablito.
Al final del encuentro, el Papa le regaló al pequeño un rosario para que hiciera la Primera Comunión.
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Marcelino (Pablito) creció
Pablito Calvo dejó de ser un niño y se convirtió en Pablo. “Lo jubilaron a los 14 años (como actor); retomó los estudios y se graduó en ingeniería industrial”, reseñó La Nación.
Tuvo una boutique de ropa y también trabajó en hostelería junto a su esposa, Juana Olmedo, recordó Infobae.
Aunque su vida parecía transcurrir con normalidad, el destino no iba a pintar del todo bien para Pablo, pues falleció a una temprana edad. Murió a los 51 años, el 1.° de febrero del 2000, por causa de un derrame cerebral.
En declaraciones a la revista Hola, su viuda comentó con dolor y con profunda tristeza por su partida: “(Pablo) no era un actor. Era el hombre que me hizo feliz durante los veintitrés años que estuvimos casados”.

