
En la poesía de Federico García Lorca, la luna camina y llora; la luz acuchilla y hasta el aire vela los secretos de los amantes. Y como el papel no alcanza a contener toda esa magia; los versos viajan vivos, alimentándose de las palabras, dolores y sentimientos con los que se cruzan por los senderos del tiempo.
Solo así puede entenderse que, casi 90 años después de la muerte de Lorca, su arte dialogue con las penas de una madre costarricense. Este diálogo anacrónico, sorprendentemente, ve la luz en una nueva obra de teatro nacional, donde los profundos poemas del español se amalgaman con testimonios actuales sobre la desoladora experiencia de pasar el duelo.
Se trata de Pero yo ya no soy yo, montaje inspirado en el Romancero gitano, obra cumbre de García Lorca; el cual inició su temporada este jueves 28 de agosto en el Teatro Universitario, en San Pedro de Montes de Oca.
Luis Ernesto Solís Badilla, director de la puesta en escena, conversó con La Nación sobre su novedosa propuesta, la cual fue seleccionada por el concurso de Jóvenes Dirigiendo, iniciativa que busca impulsar a las personas estudiantes recién egresadas de la Escuela de Artes Dramáticas de la UCR.
La obra es interpretada por Diego Sequeira Avilés, Fiorella Sharpe Barboza, Francella Lizano Vargas, Melissa Vargas Villalobos, José Daniel Murillo García y Keilyn Orozco Cordero.
En la puesta en escena todo luce difuminado. Desde los personajes -que son más bien presencias poco definidas-, los testimonios que alimentan los diálogos e incluso el tiempo, que se encuentra suspendido, sin un transcurrir cronológico.
El gran eje sobre lo que todo orbita es “Ella”, una mujer ignota que con sus heridas se deshace, transforma y resurge en varias facetas de su vida; todo, mientras las otras misteriosas presencias la acompañan a transitar su dolor.
Un logro compartido con su madre

De acuerdo con Solís, el título y toda la puesta en escena de Pero yo ya no soy yo nació de un comentario que le hizo su madre, a pocos días de la muerte su padre. Hoy, dos meses después del fallecimiento de su mamá, esto cobra un nuevo sentido para el director.
“Mi mamá y yo estábamos sentados y me dice: ‘Luigi, es que yo ya no soy yo; no sé qué voy a hacer de mi vida. Toda la vida la viví de una forma y ahora ¿qué voy a hacer?’. Y por cosas de la vida, mi mamá falleció hace 2 meses. Ahí yo entendí el ‘yo ya no soy yo’, porque toda mi concepción de vida fue mi mamá”, comentó el dramaturgo, de 34 años.
“Y a partir de ese momento es cómo me reconstruyo yo a partir de los pedazos que quedan después o durante un duelo”, agregó.
El director no esconde su entusiasmo y nostalgia por el simbólico cierre de este camino personal y artístico: presentar una obra tan significativa en el Teatro universitario, sitio en el que como estudiante hizo su primera puesta en escena y que, además, este 2025 años cumple su 75 aniversario.
“Es un gran logro personal. Poder llegarla a estrenar también es por mi madre; es también un logro entre los dos”, expresó.
Lorca habla en la Costa Rica de hoy

La dramaturgia de Pero yo ya no soy yo fue creada colectivamente entre Luis Solís, los miembros del elenco actoral y equipo de producción, quienes aportaron testimonios de vida. Sin forzarlo de ninguna manera y de total imprevisto, el duelo surgió como el concepto en común que abrigó todos los relatos.
Solís detalló que la obra está enmarcada en el surrealismo, y para construir el guion echaron mano de una técnica de este movimiento artístico llamada escritura automática. La idea de este ejercicio es dejar trabajar el inconsciente, chorreando sobre el papel todas las ideas que surjan y con una única regla: parar en el momento en que se tome consciencia sobre lo que se está escribiendo.
Pero, al inconsciente, muchas veces reprimido por las cadenas de la censura y los silencios, hay que saber abrirle las puertas. Y Solís Badilla lo logró con la música. Desde el flamenco hasta el pop, pasando por Malpaís, su equipo aflojó entre canciones, pluma y tensión, para plasmar sentires encarnados y pasajes dolorosos de sus vidas.
Paralelamente, durante las semanas de estas sesiones, el director tomaba todo este material emocional a granel y, cual alfarero, lo moldeaba paciente en función de los poemas que había seleccionado del Romancero gitano.
“Cuando yo propuse el proyecto quería hablar sobre la identidad, sobre la pérdida, pero no directamente el duelo. Fue durante todos los ensayos, ya que es una creación colectiva, que se va transformando el proyecto en lo que los y las intérpretes desean hacer. Entonces fuimos agarrando esa palabra en muchos momentos y terminó siendo Pero yo ya no soy yo, que es un ritual de duelo, por decirlo así”, explicó.

Y por supuesto, un proceso así de transgresor, le sonará a muchos a sacrilegio contra el gran poeta. Lo cierto es que nace de una fascinación por Lorca, que empezó cuando el actor y director tico lo leyó en el colegio, y que ya anteriormente lo llevó a hacer una reversión similar con la obra Yerma.
“Yo creo que el arte tiene que ser un arte vivo; tiene que hablar de nuestra contemporaneidad. Y sí, es bonito ver un Lorca bien representado al pie de la letra, pero también me gusta traerlo a nuestro momento. Por eso me fascina agarrar estas obras, que sí, es cierto, ya están establecidas, —ya todo el mundo sabe cómo se monta una obra del Lorca—; pero también hay partes que viven en nuestra cotidianidad”, afirmó Luis Solís.
“Para mí, una frase como ‘verde que te quiero verde’ puede ser sentir el aire o sentir el aroma de las flores de un cementerio, porque es lo que Lorca decía en su poesía”, concluyó.
No se pierda ‘Pero yo ya no soy yo’

Pero yo ya no soy yo tendrá funciones desde este 29 de agosto hasta el 21 de setiembre, en el Teatro Universitario. Se presentará jueves, viernes y sábados a las 7 p. m. y los domingos a las 5 p. m. Además, los espectáculos del viernes 19 y domingo 21 de setiembre contarán con intérprete de LESCO.
Las entradas pueden adquirirse en el sitio web tienda.fundacionucr.com o de manera física en la boletería del teatro. Tienen un precio de ¢6.000 para público general y ¢3.000 para estudiantes con carné y personas adultas mayores.
