A sus 37 años, Gabriel Vargas Brizuela se ha ido posicionando en la retina de la teleaudiencia como un periodista deportivo de una estirpe muy particular, como lo ha demostrado en su popular espacio de entrevistas A Fondo Con, que se transmite en el canal FUTV y que ya sobrepasó los 100 episodios con la crema y nata de los protagonistas del fútbol nacional.
Y es que este guadalupano, quien ha logrado inventarse y reinventarse una y otra vez con una tesón impresionante, se ha ido labrando respeto y credibilidad sin necesidad de hincarle el diente a la polémica, que parece ser consustancial al periodismo deportivo actual.
Como es harto comentado, en los últimos años buena parte del gremio parece dar por sentado que el rating se sube a puros escandaletes, por lo que se tiende a abusar del recurso y, si no surge la polémica, se arma a la fuerza.
El estilo de Gabriel Vargas, en cambio, se desmarca por completo y, sin ser complaciente, toca los temas que haya que tratar, incluso los pasajes más delicados de sus entrevistados, con naturalidad y respeto, firme cuando le corresponde cuestionar sin condescendencia, pero con respeto.
En esta oportunidad, en una especie de A Fondo Con invertido, es decir, con su creador como entrevistado, Gabo abrió el libro de su vida y contó su historia que, como la de todo el mundo, está provista de infortunios y éxitos pero, en su caso, además ha habido una especie de efecto dominó en el que hasta lo que le ha salido mal, termina por convertirse en una buenaventura a futuro.
Claro, nada ha sido fortuito y acá aplica aquel proverbio popular que reza Ayúdate que yo te ayudaré, pues sí, hay que decirlo, Gabriel es un incesable pulseador que logró graduarse en periodismo tras trabajar de 6 de la tarde hasta las 5 de la madrugada para luego irse a la universidad, un ritmo de vida que llegó al punto de poner en vilo su salud, como ya se narrará más adelante.
O como cuando, tras haber sido contratado en el trabajo de sus sueños como periodista de La Nación, en el 2010, de un día para otro y sorpresivamente para él, en el 2014 se quedó sin trabajo junto con decenas de compañeros más que fueron cesado debido a una reestructuración que realizó la empresa ese año.
Gabo, como le llaman sus cercanos, se desmoralizó, se encerró unos días en su casa sin saber qué hacer y hasta tomó la decisión de buscarse la vida en otro oficio y abandonar el periodismo.
Fueron días aciagos, pero estaba escrito que este espigado muchacho, dotado además de muy buena estampa, no había nacido para mártir y durante ese parón se dio su reinvención en un sitio que había creado en el 2008, TicoDeporte.com, el que estaba tratando de posicionar pero que dejó de lado al ingresar a La Nación.
Importantísimo mencionar que su gran amigo César Blanco, actual encargado de prensa de Guanacasteca y exreportero de Repretel, fue su socio en el arranque de la página. Luego Blanco consiguió trabajo fijo y Gabriel quedó solo con el sitio web, hasta que ingresó a La Nación.
Ni en el mejor escenario iba a calcular Gabriel que retomar TicoDeporte, ya prácticamente con los santos óleos puestos desde hace años, le iba a abrir una frenética senda que hoy lo tiene como director de contenidos de FUTV, en donde además de A Fondo Con conduce el espacio Análisis 360 que, junto con invitados expertos, analiza la jornada futbolística del fin de semana.
Pero, de nuevo, ya encaminado en esta ruta estable y exitosa, Gabriel ha tenido que acopiar resiliencia y tranquilidad, pues por esos azares del destino, el nacimiento de A fondo con fue anunciado oficialmente, con mucha ilusión y algo de pompa, el 6 de marzo del 2020. Solo horas después, ese mismo día, se oficializaba la llegada de la pandemia a Costa Rica.
–¿Así o más salado?– le digo mientras disfrutábamos la sabrosa tertulia con un café la lluviosa tarde de un lunes.
Él responde con risas de alivio y se percibe un agradecimiento supremo pues, con todo y todo, ha logrado llevar a buen puerto su hoy respetado y diferenciado programa de entrevistas.
Imposible reseñar la lista completa, pero por su espacio han pasado Erick Lonis, Marcel Hernández, José Andrés Salvatierra, Mauricio Montero, Benjamín Mayorga, Jozef Miso, David Diach, Melissa Herrera, Amelia Valverde, Jafet Soto, Walter Centeno, Hernán Medford, Celso Borges, Bryan Ruiz, Esteban Alvarado, Alexandre Guimaraes, Alejandro Sequeira, Johnny Chaves, Johan Venegas, Christian Bolaños y más recientemente el director técnico de la Selección, Luis Fernando Suárez.
Más que un galán
Hay que decirlo, la buena estampa, la estatura y el evidente esmero en el ejercicio y la alimentación le han granjeado a Vargas admiradoras que lo piropean abiertamente en redes sociales.
Él se ríe ante el comentario. Cuenta que no ha sido muy noviero; en el pasado sí fue de salir con una que otra muchacha pero novias formales solo ha tenido tres, la última justamente se convertirá en su esposa en agosto próximo, después de que se comprometieran en febrero pasado, durante un viaje a Nueva York.
Y como a Gabo todo parece dársele cuando menos lo espera, resulta que conoció a Raquel Vargas –¡hasta el mismo apellido tienen!– cuando él decidió sacar de cuidados intensivos a TicoDeporte.com y empezó a ir a los estadios a realizar crónicas, fotos, manejo de redes sociales: literalmente “Soyla”, como dice él, como dice él, pues era el de todo, con la ayuda de algunos pocos estudiantes avanzados de periodismo que le colaboraban y al mismo tiempo realizaban su práctica profesional, y apenas generando dinero para los gastos mínimos.
En esa fragua se encontraba cuando un día, estando en la cancha durante un juego, se le acercó una muchacha, fotógrafa profesional, quien le dijo que era seguidora de su página y que quería ofrecerle sus fotografías como colaboración, pues a ella le servían como vitrina para su trabajo y veía cómo TicoDeporte cosechaba cada vez más seguidores.
Hoy él rememora aquella anécdota con ojos de enamorado, pues aunque empezaron a trabajar juntos, la chispa del amor demoró meses en seducirlos.
Pero bueno, vamos a la “pulseada” que fue llevando a Gabo poco a poco donde está hoy.
Como decíamos, estaba a punto de tirar la toalla cuando Randall Corella, uno de los tantos colegas que lo estimularon para que retomara TicoDeporte, le ofreció su trabajo gratis, le dijo que él le ayudaba con las crónicas, con el diseño, y aunque reticente en vista de las decenas de sitios web de deportes que existen actualmente, Gabriel se mandó.
Tras conocer su historia de vida y lo que le costó terminar la carrera, por un tema económico, se puede entender el desencanto que tuvo al quedar desempleado pero bueno, visto lo visto, el talento, el ingenio, la disciplina y una gran destreza para manejar agendas paralelas lo llevarían a marcar la diferencia.
Nacido en Guadalupe de Goicoechea, el cuarto de cinco hermanos (tres mujeres y dos varones), estuvo en el kínder Flora Chacón, en la escuela Pilar Jiménez y en el Liceo Anastasio Alfaro. Su papá siempre se desempeñó como chofer y su mamá como ama de casa (y con muchas destrezas en la cocina y también en la costura, y en la actualidad en una faceta artística como pintora). “Nunca nos faltó nada, pero tampoco nos sobró. Mi papá trabajó para Demasa, luego fue distribuidor de productos, hubo una época en que tuvo que piratear y finalmente consiguió trabajo en la CCSS y de ahí se pensionó, hace unos nueve años”, rememora Gabo, quien a la fecha tiene ocho sobrinos que completan la numerosa familia.
De chiquillo estuvo en las ligas menores del Saprissa y compartió en su momento con Randall Azofeifa, Gabriel Badilla, Christian Bolaños y otros congéneres, sin embargo, se decidió por convertirse en profesional del periodismo o de educación física, carrera que también le atraía mucho.
Optó por la primera. Intentó ingresar en la UCR y aunque obtuvo una muy buena nota de admisión, era casi imposible ingresar a Comunicación Colectiva, entonces fue cuando se matriculó en la Universidad Internacional de las Américas, UIA, donde se costeó los primeros cuatrimestres trabajando toda la noche y madrugada. Entre trabajo y estudio dormía si acaso tres horas diarias, hasta que colapsó, renunció al trabajo, obtuvo un préstamo en CONAPE (Comisión Nacional de Préstamos para Educación) y así logró terminar la carrera.
“Yo duré como seis o siete años en sacar la carrera, por todas las trabas económicas, entonces formé parte de varias generaciones y a la larga, cuando retomé TicoDeporte, hubo varios excompañeros que me ofrecieron su colaboración gratuita para irse dando a conocer. Por lo menos cuatro de ellos pronto se incorporaron al mercado laboral, pues ya la página tenía mucha visibilidad”.
Por supuesto que también lleva en un rincón especial de su memoria aquella cobertura de la final de Champions, en la que pudo entrevistar cara a cara a Zidane, Cristiano, Marcelo, Sergio Ramos, Kroos, Modric y por su puesto a Keylor Navas.
El gran salto
Esta parte es, en serio, digna de película. Cuando Gabriel retoma su ímpetu, revive TicoDeporte.com e invierte todas sus energías en la página web, empezó a detectar oportunidades al tiempo que su sitio crecía en visitación. “Mis amigos, colegas que hasta el día de hoy seguimos siempre en contacto, como Juan José Herrera y Randall Corella, empezaron a hacer crónicas sin cobrarme un cinco; son gente muy talentosa, entonces la gente nos daba realimentación: “¡Mae, qué dicha que volviste!”... la página empezó a moverse muchísimo y eso nos motivó a remodelar, a inventar... creamos una sección que se llamaba Sin Amagues, como decir, una versión en corto de lo que es A Fondo Con hoy, era un mano a mano con entrevistas íntimas, editado en cinco minutos, iba uno y entraba el otro (de sus colaboradores) y ahí siguió hacia arriba todo el boom que íbamos logrando”, dice Gabriel, habitualmente sereno, dándose una licencia para la emoción.
Y bueno, acá llegó la “patadota” de la buena suerte: “En eso estábamos cuando llegó un amigo que empezó a ayudarme, más por ayudarme a mí que por potenciar la marca de ellos, empezó a darnos patrocinio y comenzamos a viajar con la Selección (Nacional). Empezamos por ir a Panamá a cubrir un partido eliminatorio... bueno, empecé, ya para entonces estaba yo solo con TicoDeporte, igual me seguían ayudando mis compas pero cada quien también estaba en lo suyo y hubo un momento en que me quedé solo. Yo hacía todas las notas ¡a veces siete crónicas en un solo domingo!”.
A partir de su labor en ese juego contra Panamá, Gabriel empezó a viajar con la Selección. Claro, no solo por talento, sino porque, como dice otro sabio adagio, “el mundo es de los audaces”.
Esto que sigue nos eriza la piel tras escuchar el subidón de Gabriel, quien agarró al vuelo la tremenda oportunidad que se le estaba abriendo.
“Después de lo de Panamá se vino un partido contra España en Castilla y Madrid y, el patrocinador me dijo ‘¿cuánto cuesta eso?’.... Por ahí vi que Avianca estaba interesado y diay, cuando yo me di cuenta había ido a una final de la Champions –la primera de Keylor–; a un clásico español en el Bernabéu; a un Derby (Atlético-Madrid); a dos Copas Oro completas en Estados Unidos y una Copa América, también en Estados Unidos... fui a todos los partidos eliminatorios de Costa Rica para Rusia 2018; fui a Jamaica, a Haití, a México, a Honduras, a El Salvador ... y entonces la gente empezó a referenciar a TicoDeporte como el medio exclusivo de la Selección. En el recuento, imagínate que he conocido unos 65 estadios.
“Yo iba de periodista y de fotógrafo y de Soyla, en el primer tiempo hacía fotos en gramilla, y ya en el segundo me sentaba en la gradería a redactar, pero con la cámara a la par atento a momentos clímax, de hecho sin ser fotógrafo profesional aprendí un montón de foto”, dice con orgullo del bueno.
Y continúa: “Cuando la Selección jugó en Venezuela, en Barinas, contra la Selección de Venezuela, en un partido amistoso me acuerdo que no había nadie. Christian Williams (periodista de la Fedefutbol) no pudo ir y a mí me llamó Rodolfo Villalobos (presidente federativo) para pedirme que si yo le podía organizar la conferencia de prensa (risas) ¡hasta de jefe de prensa hice! Incluso La Nación, que fue mi alma máter, mis compañeros y jefes del diario me formaron y me enseñaron... pero bueno, ¡hasta La Nación me compró fotos!” dice con un tenor de buena lid que recuerda aquel otro adagio: Es de bien nacidos, ser agradecidos.
Sobre sus coberturas internacionales, al consultarle cuál –de tantos– momentos clímax atesora, sobre todo después de que hace apenas seis años estuvo por tirar el periodismo por la borda y enfocarse en otro trabajo, la habitual ecuanimidad de Gabo se resquebraja un toque, piensa y repiensa y contesta: “Son tantos los momentos... pero lo que sí no tiene parangón, no sé, no hay comparación, es cuando uno escucha el Himno Nacional, sobre todo en los juegos de Rusia 2018. Uno anda trabajando pero se queda sin habla, tratando de respirar hondo para no llorar. Es apretar los dientes, es secarse los lagrimones con el antebrazo antes de que corran por la cara de uno... eso hacia afuera... hacia adentro, uno suelta todo y la sensación es ese tipo de momentos épicos con los que uno vive, convive, y morirá”.