El príncipe Enrique y su esposa, Meghan Markle, están planeando viajar a Reino Unido para bautizar a su hija recién nacida, Lilibet Diana Mountbatten-Windsor, aseguran medios internacionales.
De acuerdo con el diario británico Daily Mail, los duques de Sussex desean que su pequeña tenga un bautizo real. Además, esperan que sea frente la reina Isabel II, en la capilla de San Jorge, en Windsor.
Para la pareja es importante que la bebé -quien nació el 14 de junio del 2021-, sea sometida a los mismos ritos de su hijo mayor de Archie, quien fue bautizado por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en esa capilla en el 2019.
A la ceremonia del primogénito de los duques, que se manejó con total discreción, asistieron solamente 25 invitados, que no incluían a la reina.
Las intenciones de la pareja son tan firmes que, al parecer, el príncipe Enrique hizo la solicitud en su última visita a su país natal, a inicios de julio, para la inauguración de la estatua de la princesa Diana.
“Harry les dijo a varias personas que querían que Lili fuera bautizada en Windsor, al igual que su hermano. Están felices de esperar hasta que las circunstancias lo permitan”, dijo una fuente real al medio.
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Pese al entusiasmo de la pareja, quien reside en California, Estados Unidos, el Daily Mail es enfático en que “no está claro qué tan emocionada estará la familia real” con la idea de los duques de Sussex.
Hasta que la pequeña Lilibet Diana Mountbatten-Windsor sea bautizada, entrará a ocupar un lugar en la línea de sucesión al trono británico. La nieta del príncipe Carlos estará en el octavo puesto en la línea, desplazando al príncipe Andrés, quien pasaría al noveno lugar.
La niña podrá entrar a la línea de sucesión al trono siempre que no sea bautizada como católica romana, ya que, según las normas reales, quienes sean sacramentados bajo esta religión están específicamente excluidos de la línea.
De confirmarse el bautizo de Lilibet Diana en Reino Unido significaría el regreso de Meghan Markle al país europeo, tras renunciar a sus deberes reales el año anterior y de la polémica entrevista que brindó junto al príncipe Enrique a Oprah Winfrey.