La actriz Brooke Shields reveló que fue violada cuando era una joven actriz de Hollywood. Así lo comentó en el nuevo documental Pretty Baby: Brooke Shields, que se estrenó el viernes 20 de enero en el Festival de cine de Sundance.
La otrora supermodelo no reveló la identidad de su agresor, pero dijo que se reunió con el hombre -al que ya conocía- poco después de graduarse en la universidad, creyendo que se trataba de una reunión de trabajo para hablar de su participación en una nueva película.
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La llevó a su hotel alegando que llamaría un taxi para ella desde su habitación. En cambio, desapareció en el baño antes de volver desnudo y agredirla, contó Shields.
“Era como una lucha libre (...) Tenía miedo de que me ahogara o algo así”, recuerda en el documental.
“No luché tanto. No lo hice. Me quedé totalmente paralizada. Pensé que mi único ‘no’ debería haber sido suficiente. Y solo pensé ‘mantente viva y vete’”.
Tras el incidente, Shields recuerda que llamó por teléfono a su amigo y jefe de seguridad Gavin de Becker.
“Eso es una violación”, le dijo, a lo que ella respondió: “No estoy dispuesta a creer eso”.
No había hablado del incidente públicamente hasta ahora.
Haciendo eco del movimiento MeToo, la revelación es uno de los varios momentos impactantes del largometraje, que se estrenará en la plataforma de streaming Hulu en dos partes.
La primera parte examina la intensa sexualización que Shields experimentó de niña, incluida una provocativa sesión de fotos desnuda a los 10 años, y su aparición como prostituta infantil en la película Pretty Baby a los 11 años.
El documental muestra a una joven Shields sometida a lascivas preguntas de tertulianos mucho mayores que ella sobre sus papeles en películas como La laguna azul y Amor eterno, y la serie de polémicos comerciales de jeans Calvin Klein que protagonizó.
Historia
Desde bebé a Shields la relacionaron con las cámaras de fotografías y la televisión. Su carrera comenzó a los 11 meses cuando protagonizó en un anuncio de jabones, después fue constante su participación en publicidad hasta llegar a la pantalla grande con papeles infantiles.
Fue en 1978 alcanzó notoriedad gracias a la película Pretty Baby, en la cual interpretaba a Violet, una niña que vivía con su madre en un prostíbulo. Al dejar su trabajo ahí, la madre abandona a la pequeña que se queda viviendo en el lugar.
La madame del burdel decide subastar su virginidad, pero un fotógrafo que asistía a dicho negocio impidió que eso se realizara, pero para lograrlo se tuvo que casar con la niña, recordó el medio RTVE.
Durante el rodaje del filme a Brooke le hicieron una sesión de fotos (tenía 10 años) desnuda. Las imágenes fueron tomadas por el fotógrafo Garry Gross y se usaron en una revista de Playboy.
Según el diario El País de España, la carrera de Shields fue bien planificada por su madre Teri Shields con el fin de lograr la gloria. En su adolescencia, la presencia de la artista fue constante en portadas de revistas e incluso alcanzó la fama gracias al anuncio de Calvin Klein en el que sugerentemente decía: “No hay nada entre mis jeans y yo”.
Tras experimentar la fama mundial en su adolescencia, Shields asistió a la universidad de Princeton; al principio, tuvo dificultades para volver a encontrar papeles de actriz después de graduarse, lo que la llevó al encuentro con su presunto violador.
Precisamente fue en su juventud cuando llegó a su carrera La laguna azul, que grabó junto al actor Christopher Atkins. La película se estrenó en 1980 y también suscitó señalamientos porque la actriz apareció desnuda en varias escenas.
La intérprete tuvo que declarar en los tribunales tras recibir acusaciones moralistas e indicó que en esas escenas siempre se usó a una doble.
El documental
La película, que le valió a Shields una ovación de pie en su estreno en Sundance, también narra la posterior obsesión de los medios de comunicación por su virginidad, el alcoholismo de su madre y su primer matrimonio con la estrella del tenis Andre Agassi.
En ella aparecen varios amigos famosos de Shields, como Lionel Richie, Laura Linney y Drew Barrymore.
Shields, de 57 años, dijo que “sentía que era el momento adecuado de mi vida” para participar en un documental porque nunca quiso quedar aislada.
“La industria en la que yo estaba te prepara para que te cierren las puertas y yo no quería perderme en eso. No quería convertirme en esa víctima”.