
Un reportaje del prestigioso medio argentino La Nación posicionó a Santa Teresa en Costa Rica como una playa que atrapa a los turistas, en especial a los argentinos, quienes muchas veces deciden mudarse definitivamente a este rincón del Pacífico costarricense.
Ubicado en el extremo suroeste de la península de Nicoya, este pequeño pueblo de Puntarenas se extiende a lo largo de una calle de cinco kilómetros entre colinas selváticas y playas de agua turquesa.
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Santa Teresa ofrece un estilo de vida simple, conectado con la naturaleza y con fuerte sentido de comunidad, según describió el medio.
La publicación señala que muchos argentinos, israelíes, estadounidenses y europeos llegan en busca de un cambio de vida. Algunos se quedan por semanas, otros por años y varios de forma indefinida.
El estilo de vida alternativo, el surf, los atardeceres, el yoga, y la tranquilidad del entorno hacen que Santa Teresa se convierta en más que un destino turístico: se transforma en una forma de vivir.
“¿Lo que más me gusta de Santa Teresa? La simpleza de vivir el día a día, el ahora, el presente. El no saber qué va a pasar mañana pero vamos para adelante. No tener el consumismo de la ciudad, ni otras tantas preocupaciones típicas de ella, los animales, las playas, el surf, el sentido de comunidad, la gente linda. Para mí eso es vivir acá”, mencionó Tomás V. al medio internacional.
Los nómadas digitales también encuentran un sitio ideal, con múltiples espacios comunes y cafeterías que fomentan la interacción. A pesar de tener ciertas limitaciones tecnológicas como el internet inestable, el estilo de vida pausado resulta atractivo para quienes desean desconectarse del ritmo acelerado de las ciudades.
En términos de biodiversidad, el pueblo ofrece una experiencia natural intensa. Monos aulladores, iguanas, mapaches, coatíes y aves exóticas comparten el espacio con los residentes y turistas. Además, el clima tropical húmedo permite actividades al aire libre todo el año.
Entre las playas destacadas se encuentran Playa Santa Teresa, Playa Carmen, Playa Hermosa y Playa Manzanillo, cada una con características únicas para el surf, el descanso o la aventura.
Además, las caminatas por la reserva Cabo Blanco, los paseos en cuatriciclo, las cataratas de Montezuma y las excursiones complementan la experiencia.
El artículo subraya que Santa Teresa no busca satisfacer a todo el mundo. No tiene vida cultural urbana. Los precios pueden parecer altos y el clima puede volverse intenso. Pero lo que ofrece a cambio es una desconexión genuina, una versión más simple y auténtica de la vida.
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