Llegar hasta base Crestones, luego de 14.5 kilómetros de caminar entre la montaña es un tremendo logro para la mayoría de visitantes del Parque Nacional Chirripó. Pero, es solo el principio de un viaje donde escenarios alucinantes son los premios para el visitante.
En total son siete las posibilidades que le ofrece este majestuoso parque al turista. Sin duda el más visitado es el cerro Chirripó, es donde todos quieren una foto que mostrarán orgullosos en facebook.
Las otras opciones son cerro Crestones, y el cerro Ventisqueros. Algunas personas consideran que este último es aún más hermoso que el Chirripó, pero, como dice un refrán ultra popular adoptado por una marca de carros “¡papi es papi!”.
Las otras opciones son visitar el Valle de los conejos, la laguna Dikevi, la Sabana de los leones y el Valle de las morrenas. Las distancias entre el albergue y estos puntos varía entre los 2.3 kilómetros y los 7 kilómetros de ascensos empinados, pero la vista bien los vale.
Arcelio Fonseca, guardaparques del Chirripó, explicó que hay dos reglas de oro que las personas deben acatar.
No fumar o encender fogatas, para evitar un incendio forestal. Un incendio en el 2012 destruyó 135 hectáreas del área protegida.
La segunda es nunca salirse o abandonar el sendero que lleva al turista a los distintos puntos. En el 2011 Nelson Alvarado, universitario voluntario en el parque Chirripó, se extravió al abandonar el sendero y usar una ruta no autorizada. Su cuerpo no apareció luego de una intensa búsqueda .
“Nunca deben desviarse, el tiempo aquí es inestable y en 10 minutos se puede nublar y es fácil perderse”, explicó Fonseca.
Las caminatas nocturnas o antes del amanecer están permitidas. Es necesario portar ropa para temperaturas bajas.
También se requiere un foco para usar en la cabeza (tipo minero) y ante todo mucho entusiasmo.
La recompensa por todo el esfuerzo físico y hasta mental son hermosos paisajes que llevará en su mente y cámara por muchos años. La imagen del cerro Crestones coloreados de naranja gracias al Sol de la tarde o la belleza de la laguna Dikevi vista desde lo alto sencillamente no tiene precio.