
Los Ángeles, EE. UU. EFE El arquitecto chino Wang Shu, de 48 años, fue galardonado con el premio Pritzker, considerado el Nobel de la Arquitectura, por una obra artesanal, respetuosa con el medio ambiente y de gran profundidad filosófica en la que conviven de forma armoniosa tradición y modernidad.
El jurado considera que el arquitecto ha sabido traspasar el dilema entre la tradición y la modernidad para construir una obra “atemporal, profundamente arraigada en su contexto y, pese a ello, universal”, afirmó Alejandro Aravena, miembro del jurado.
Tras ver el trabajo de Wang Shu en China, los expertos concordaron en que ejemplifica la capacidad de la arquitectura actual de arraigarse en un suelo cultural local e incorporar profundos ecos de una tradición específica.
Tres de las obras principales de Wang Shu son la Biblioteca del Colegio Wenzheng en la Universidad de Suzhou, el Museo de Historia de la ciudad portuaria de Ningbo y el Campus Xiangshan de Bellas Artes de Hangzhou, así como el pabellón de Tengtou-Ningbo en la Exposición Universal de Shanghái.
Otro de los miembros del jurado, Justice Stephen Breyer, acentuó la juventud del premiado, lo que constituye “un mensaje de optimismo, reconocimiento y esperanza”, que pronostica que creará más trabajos similares en un futuro.
El jurado insistió en la importancia que adquiere la creatividad arquitectónica en pleno crecimiento demográfico y urbanístico: “Muestra que la arquitectura en China es más que una producción en masa impulsada por un mercado banal y la reproducción de lo exótico”, dijo Yung Ho Chang.