Dandi, aventurero, periodista. Así era Tom Wolfe, un gigante del periodismo estadounidense que falleció este lunes en un hospital neoyorquino, reportó The New York Times. Tenía 87 años.
Con un estilo atrevido y juguetón, innovó en la incorporación de técnicas novelísticas en la escritura de reportajes periodísticos. Se convirtió así, en los años 60, en el pionero de una tendencia bautizada como el New Journalism estadounidense, el "nuevo periodismo" que terminaría como título de uno de sus libros más populares, de 1973.
Wolfe cosechó éxitos tanto en la no ficción –The Right Stuff, 1979, y En nuestro tiempo, 1980– como en la ficción pura, con novelas como La hoguera de las vanidades (1987) y Bloody Miami (2012).
Tan conocido por su obra prolífica y popular como por su vestimenta elegantísima y colorida, Wolfe era una de las figuras más prominentes del periodismo estadounidense.
Era considerado uno de los artífices de ese híbrido tan pródigo conocido como "nuevo periodismo", que mezclaba la subjetividad del autor con las técnicas de investigación del periodismo para producir textos que, sin estar atados a un concepto monolítico de objetividad, no abandonaban del todo su vocación de contar lo que ocurría en la realidad.
Trayectoria explosiva
Thomas Kennerly Wolfe Jr. nació el 2 de marzo de 1931 en Richmond, Virginia. Desde adolescente se interesó en el periodismo, pero su ingreso al mundo de los periódicos no fue inmediato; de hecho, al inicio de su carrera le ofrecieron más bien puestos en la academia.
No obstante, a partir de 1956 empezó una explosiva carrera en diarios, en el Springfield Union de Massachusetts. Tres años después, pasó a The Washington Post, donde prefirió trabajar en temas citadinos antes de inmiscuirse en la fuente política. En 1962, pasó a The New York Herald Tribune, y desde entonces residía en Manhattan.
Aquel año, la revista Esquire le pidió un artículo sobre los automóviles clásicos y modificados de California, pero Wolfe no entregó su nota a tiempo. Más que eso, la noche antes de la fecha de cierre, le envió una carta al editor explicándole qué quería hacer... el editor la publicó intacta en vez del artículo.
Tal texto dio pie a The Kandy-Kolored Tangerine-Flake Streamline Baby, su primer libro, que recogía los artículos más innovadores de Wolfe hasta entonces. El autor jugueteaba con técnicas de la novela –puntos de vista múltiples, reconstrucción escena por escena, narrador poco fiable– y llevaba al límite la "objetividad" clásica esperada de la narración periodística.
Wolfe luego llamaría a este procedimiento "periodismo literario", pero los años 60 traerían tal oleada de textos igualmente innovadores –de autores como Truman Capote, Gay Talese o Joan Didion– que el estilo terminó llamándose "nuevo periodismo".
The Electric Kool-Aid Acid Test (1968), un clásico en su género, capturó la energía alucinógena del ocaso de los 60 en crónicas sobre el consumo de LSD en California.
Dos años después, dos de sus reportajes largos se reunieron en Radical Chic & Mau-Mauing the Flak Catchers, con la descripción de una elegante fiesta de Leonard Bernstein y su esposa, la costarricense-chilena Felicia Montealegre, para recoger fondos para las Panteras Negras. El controversial artículo fue denunciado por la organización. La expresión "radical chic", de todos modos, se quedó en el argot estadounidense.
No fue su primer escándalo. En The Painted World, de 1975, exponía ácidamente el mundillo del arte contemporáneo de Nueva York, en una narración que irritó a críticos de arte, artistas y galeristas de todo tipo.
Su gran reportaje sobre los pilotos de prueba de NASA, The Right Stuff (1979), fue uno de sus grandes éxitos comerciales y de crítica, y terminó inspirando una película famosa con Sam Shepard y Ed Harris, en 1983.
Lo mismo ocurrió con su primera novela, un superventas masivo: The Bonfire of Vanities (La hoguera de las vanidades, 1987). Publicó tres novelas más, la última de ellas en el 2012.
En tiempos recientes, Wolfe se mostraba preocupado por el futuro del periodismo en Estados Unidos. "En EE.UU. estamos pasando una época de grandes dificultades. Si un joven tiene que ir a comprar un periódico ¡se muere de vergüenza! Todo es ya digital pero eso arrastra un lastre: ya no hay especialistas dedicados en cuerpo y alma a una sola parcela", dijo a La Vanguardia en el 2013.
"No sé donde está ese futuro. Lo que sé es que las bases de lo que fue el Nuevo Periodismo no se pueden aplicar a la era digital porque exigen muchísimo trabajo preparatorio. ¿Quién paga ahora por eso? ¿Cuál ha sido la última vez que ha visto un ejemplo de buen –impecable– periodismo de investigación en formato digital? Yo no lo recuerdo", lamentaba entonces.
Wolfe estaba casado desde hace cuatro décadas. Su esposa, Sheila, fue directora de arte de la revista Harper's. Tuvieron dos hijos, Alexandra y Thomas. Gran parte de su obra ha sido traducida al español.