El escenario del Teatro de la Danza es un pretexto: un lienzo limpio para que el artista Jimmy Ortiz avance, se devuelva, avance. Los ocho bailarines de Historia repitiéndose no cuentan una “historia”, sino varias, todas ellas acuñadas por Ortiz en cuatro décadas de su carrera como bailarín y como creador de la danza contemporánea.
A sus 56 años, Ortiz es una figura reconocida de la danza nacional. Su última coreografía con la Compañía Nacional de Danza fue Inexorable (1993). A principios del siglo, la dirección del Conservatorio El Barco lo convirtió en un maestro para generaciones nuevas de creadores e intérpretes.
Su nuevo trabajo con la Compañía Nacional, Historia repitiéndose, se presentará en cuatro funciones entre el 2 y el 5 de noviembre. De jueves a sábado, el horario será a las 8 p. m. y el domingo será a las 6 p. m. Las entradas se pueden adquirir en la boletería del Teatro de la Danza (Cenac) con un costo de ¢5.000 para general y ¢2.500 para ciudadanos de oro y estudiantes.
“Estoy trabajando una línea abstracta. Tiene que ver mucho con el tiempo. Es una pieza llena de otras piezas mías. Se ubica entre los sesentas, los setentas y los ochentas... Tenemos esa nostalgia de retomar el trazo”, dijo Ortiz tras un ensayo general de la coreografía.
Repetir trazos
En grupo, tríos, dúos y solos, las escenas de Historia repitiéndose caen una sobre la otra como si Ortiz pasara las páginas de su vida artística.
Su último trabajo fue H, que también estrenó en el Teatro de la Danza y lo creó también mirando hacia sus experiencias (sobre todo, un reciente periodo de convalecencia en el hospital).
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Ortiz se refiere a Historia repitiéndose como si fuera una “retrocoreografía”, una reproducción de su pasado –como bailarín, creadores y maestro– con la mirada que tiene en el presente.
“El tiempo es fundamental en la pieza: ir y volver, retroceder y avanzar”, aseguró Ortiz sobre su trabajo. “Al volver a montar con la Compañía, me volvieron los recuerdos de cuando trabajé Inexorable(1993). Eso me evocó momentos de mi vida como artista, como coreógrafo”.
Para el director de la Compañía Nacional de Danza, Adrián Figueroa, Ortiz tiene “una forma fresca de abarcar contenidos sociales”.
“Es una obra bastante fresca y entretenida. Destaca el movimiento porque es danza pura y básicamente eso es lo que quería con Jimmy”, dijo Figueroa, “Siempre hemos tenido danza pura pero veo la posibilidad de darle al público un incentivo para que se acerque a la danza sin necesidad de incurrir otros elementos más que el movimiento”.
Un trío entre Fabio Pérez, Javier Jiménez y Tamara Otárola se siente como un arrebato de violencia. Un dúo entre Pérez y Wendy Chinchilla exuda el control que cada bailarín desea ejercer sobre el otro.
Los momentos en solitario de Camila González y Mario Vircha también son pausas hipnóticas en las que la música original de Camilo Poltronieri y la luz dibujan otras texturas y sensaciones que le interesan al coreógrafo: el erotismo y la fluidez de un cuerpo que roba la atención del público.
Cuando todos ellos se unen a Carlos Soto y Pablo Caravaca, Ortiz hace que el elenco corra, salte y provoque al público con muecas que se extienden desde sus caras hasta una trágica y cómica contorsión del cuerpo.
Diseñada para girar
Además de elogiar el entretenimiento creado por Ortiz, Figueroa también destaca el tamaño del elenco de la pieza. Las restricciones fiscales del gobierno también han afectado la inversión de la Compañía para trasladar los trabajos fuera de San José.
“La Compañía Nacional de Danza ha creado elencos más pequeños con el fin de tener la oportunidad de girar las obras, principalmente de forma internacional. Es muy difícil girar cuando no tenemos presupuesto para trasladar a 20 bailarines”, describió Figueroa.
Historia repitiéndoseserá el último estreno de la Compañía en el 2017. En meses siguientes, Figueroa proyecta mover el trabajo hacia otras comunidades del país.