Sin librarse de críticas, la XV Feria Internacional del Libro (FILCR) fue un éxito de asistencia.
Se estima que unas 70.000 personas acudieron a la Antigua Aduana, San José, en 10 días de actividades.
Así lo dio a conocer Inti Picado, director del Centro de Producción Artística del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ), fundamentándose en datos preliminares.
El año pasado, el número de visitantes dobló el de las ediciones anteriores, con 65.000 visitantes. Este 2014, la feria superó la expectativa del MCJ y la Cámara Costarricense del Libro.
Para Carlos Calvo, de Editorial Costa Rica (ECR), la entrada gratuita propició que la gente fuera más de una vez a la FILCR.
Esa alta visitación también se reflejó en mayores ventas. Para Cristina Moreno, de la Editorial de la Universidad de Costa Rica (UCR), el dinero que se ahorró en la entrada se invirtió en libros.
Asimismo, lo gratuito atrajo a otros públicos, como los jóvenes, quienes buscaban sagas literarias y libros que dieron pie a películas.
“Lo que sí hace falta son actividades de fomento a la lectura dirigidas a jóvenes e intercambios con escritores”, sugirió Evelyn Ugalde, de Editorial Clubdelibros.
El otro gran público de la feria fueron las familias. Estas se inclinaron por la literatura infantil y los títulos clásicos.
Sin embargo, no todo fue positivo. Esta edición de la FILCR recibió una crítica puntual: la falta de escritores reconocidos, así como la ausencia de editoriales estadounidenses por parte del país invitado.
Cuestión de tiempo. Esta fue la primera vez que Estados Unidos participó como país invitado de la FILCR. Según Beverly Tacker, agregada cultural de la Embajada estadounidense, el tiempo fue el mayor obstáculo para coordinar con autores y editoriales.
El primer contacto entre la Cámara Costarricense del Libro y la Embajada fue a mediados de marzo. La invitación tuvo que ser elevada a una instancia superior, ubicada en Washington D.C., para ser aprobada y eso retardó el proceso.
Según Tacker, a eso se sumó que la invitación llegó a mitad del año fiscal, cuando ya los presupuestos habían sido negociados.
“Para contactar autores y editoriales necesitábamos dos años de anticipación”, dijo.
Aun así, la Embajada de Estados Unidos decidió asumir el reto y presentar una oferta marcada por autores residentes en el país.
Al ser una entidad diplomática, la funcionaria explicó que tienen prohibido vender libros u otros materiales. Por ello se aliaron con la Biblioteca Mark Twain, del Centro Cultural Costarricense Norteamericano (CCCN), para regalar libros.
“Sí se acercaron personas a criticarnos, pero fueron las menos. La mayoría se fueron contentas y agradecidas”, destacó Shirley Brenes, asistente de asuntos culturales de la sede diplomática estadounidense.
Según Brenes, muchas personas aprovecharon la literatura en inglés que se ofrecía para practicar el idioma que estaban aprendiendo.
A pesar de las críticas, ¿volverían a aceptar ser país invitado de la FILCR? “Con gusto participamos en el futuro. Sería mejor que nos notificaran con anticipación para poder planificar con más tiempo”, respondió Tacker.
Picado aceptó la crítica constructiva que hicieron los asistentes y manifestó que la lección aprendida en este caso es que se requiere una curaduría más estricta por parte del MCJ.
Por ello, el MCJ ya negocia con tres naciones latinoamericanas con opciones para ser país invitado en la FILCR 2015.