En una destacada noche de música en Volos, Grecia, las notas de una guitarra costarricense resonaron con maestría y pasión en el escenario de las Olimpiadas de Guitarra.
El pasado 23 de agosto fue una noche inolvidable, pues Alejandro Gómez Ovares, guitarrista costarricense, se alzó con la medalla de oro en el prestigioso evento, demostrando su destreza musical y su capacidad para conmover a la audiencia con su composición Esperanza.
Este triunfo, sin duda, representa el que hasta ahora es el punto más alto en la carrera de Alejandro, un talentoso músico que ha recorrido un largo camino desde sus infantiles inicios en la guitarra. Graduado en Hamburgo, Alemania, su dedicación y pasión por la música lo llevaron a prepararse durante meses para este desafío internacional.
En entrevista con Viva, Alejandro compartió sus reflexiones sobre esta experiencia única y sus planes para el futuro en el mundo de la música.

La fascinación por las seis cuerdas
Alejandro, quien actualmente tiene 33 años de edad, ha forjado su camino musical desde una edad temprana.
A los 11 años comenzó su viaje en el mundo de las cuerdas y, desde entonces, no ha dejado de esforzarse para emocionar a audiencias.
Su formación musical lo llevó desde la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica hasta la Hochschule für Musik und Theater Hamburg, en Hamburgo, Alemania, donde perfeccionó su arte bajo la tutela del maestro Olaf Van Gonnissen.
Por tanto, el éxito en las Olimpiadas de Guitarra no fue un mero golpe de suerte; como él mismo dice, fue el resultado de años de arduo trabajo y dedicación.
“La preparación ha sido de muchos años, desde que comencé a estudiar formalmente este instrumento a mis 11 años... sin embargo, supe de la competencia a principios de año y fue a finales del mes de febrero que decidí tomar la oportunidad e irme preparando”, relata.
La dedicación que puso en su música y en la preparación para este evento fue palpable, desbordando pasión a lo largo de cada nota que interpretó en Grecia.

El repertorio que presentó en la competición fue una selección que rindió homenaje a Costa Rica. “La competición solicitaba un repertorio representativo de mi país y de mi región, que sería Centroamérica, por lo que quise destacar los sonidos que nos caracterizan”, explicó Alejandro.
Este enfoque en la representación cultural lo llevó a incluir obras de compositores costarricenses y extranjeros (como Agustín Barrios Mangoré), inspirados en la riqueza cultural del país.
Durante la competición, Alejandro interpretó una variedad de piezas que destacaron su versatilidad y maestría en el instrumento.
Gamonal, una obra del compositor costarricense Alberto Gómez, fue parte de su repertorio, así como Variaciones sobre el Punto Guanacasteco, de Agustín Barrios Mangoré; y Fragmentos, de Eddie Mora. Pero fue su composición original, Esperanza, lo que lo llevó a la victoria en la competencia final. Esta pieza, dedicada al proyecto de “Chepe se baña” y a todas las personas sin hogar, conmovió al público y al jurado por igual.
“Definitivamente, tocar esta pieza fue el momento más memorable y desafiante de la Olimpiada... Toqué la pieza para la presentación final y tuve que lidiar con los nervios y la presión de cumplir con las expectativas del público y el jurado”, expresó.

Para los jóvenes guitarristas que aspiran a lograr un éxito similar en competencias internacionales, Alejandro ofrece un consejo valioso: “Trabajar muy duro... cualquier concurso no solo requiere de un esfuerzo de preparación musical sino de sacrificio económico, emocional e incluso a nivel familiar, por lo que se debe ir el mejor ánimo posible, siempre teniendo en cuenta que es todo un privilegio poder pisar escenarios en el extranjero y que ya solo el hecho de realizarlo implica un logro en sí mismo”.
Alejandro tiene planes ambiciosos para el futuro de su carrera musical. Su objetivo principal es grabar su primer disco como solista, un proyecto que espera llevar a audiencias internacionales y competencias musicales. Además, seguirá trabajando en su desarrollo como concertista de guitarra clásica y en la difusión de la música costarricense a nivel global.