Verlos ponerse de pie en dos patas sobre diminutos banquitos era digno de postal. También resultaba sorprendente apreciar cómo enlazaban una trompa con una cola y otra cola con otra trompa y caminaban, sincronizados, formando un círculo perfecto.
Hasta hace poco, esos trucos protagonizados por elefantes solían aparecer en los afiches promocionales del Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus; sin embargo, ya no se verán más ni los afiches ni los elefantes.
El ensamble circense –uno de los más grandes y antiguos de Estados Unidos– anunció esta semana que sacará a estos paquidermos de sus espectáculos, motivados por la creciente insatisfacción del público en relación con el trato a los animales.
La eliminación se realizará de forma progresiva a partir de este año y hasta el 2018, cuando no quede uno solo de los 43 especímenes con los que cuentan actualmente.
Feld Entertainment, la compañía matriz del circo anunció la medida ante el cambio de percepción que han observado entre su audiencia: “Ha habido en cierto modo un cambio de humor entre nuestros consumidores. Mucha gente no está cómoda con que estemos llevando de gira a nuestros elefantes”, explicó la ejecutiva Alana Feld en una conferencia de prensa el jueves pasado, según AP.
Solo 13 de los elefantes concluirán sus días en el circo hasta en el 2018, mientras que el resto será enviado al Centro para la Conservación de Elefantes, un espacio que ocupa casi 81 hectáreas en Florida y que, desde 1995, es donde el circo envía a los más grandes animales que deja de emplear.
El Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus, fundado en 1907, utilizaba elefantes desde sus primeros días, por lo que la medida es también una sensible ruptura en la tradición de su espectáculo.
Según explicó el ejecutivo, era más fácil sacar a los elefantes de sus shows a lo largo de Estados Unidos y otros países que seguir luchando contra las políticas restrictivas para seguirlos llevando de gira.
Los recorridos del circo incluyen al menos 115 ciudades por año, entre las cuales son cada vez más las que se proclaman como “anticircos” y “antielefantes”.
“Es costoso pelear las legislaciones de cada jurisdicción, y también es difícil planificar giras en medio de regulaciones que cambian constantemente. Todos los recursos usados para pelear estas cosas pueden usarse mejor para el bien de los elefantes”, comentó el presidente de Feld Entertainment, Kenneth Feld.
A medias
Por el momento, los elefantes asiáticos serán los únicos privilegiados de la medida de recorte de plazas en el prestigioso circo.
Sus intervenciones en los espectáculos serán sustituidos por más números con motocicletas o con malabaristas, pero es un hecho que el montaje seguirá haciendo uso de otras especies.
Los caballos, perros, tigres de bengala y siberianos, leones y dromedarios no saldrán de la programación, a pesar de que el circo, incesantemente, ha recibido críticas por parte de organizaciones defensoras de animales por el uso de especies salvajes domesticadas y otras en peligro de extinción.
En 1998, la compañía fue investigada por la muerte de un león por inanición y deshidratación en una gira por zonas desérticas.
Ese mismo año, la empresa encargada del espectáculo fue demandada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos por obligar a un elefante a salir a un espectáculo a pesar de que estaba herido.
La demanda se acabó cuando la empresa encargada llegó a un arreglo de pago tras desembolsar $20.000.
Por el contrario, el Circo del Sol, principal competidor del Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus, no emplea un solo animal en sus presentaciones.
Desde el 2002 en Costa Rica está prohibido la visita de circos que usen animales salvajes en cautiverio.