Jose Díaz tiene dos décadas de seguir con su cámara el Juego de los Diablitos en Boruca y en Rey Curré, ambos territorios indígenas ubicados en el sur de Costa Rica. Su mirada ya trascendió la mera curiosidad de aquel joven fotógrafo que, en el 2003, se acercó por primera vez, para convertirse en una verdadera exploración de esta tradición, de sus detalles y, sobre todo, de las personas que la mantienen viva en estas comunidades.

Este homenaje a esos personajes y a la manifestación cultural boruca, en la que se revive la lucha de los indígenas contra el invasor español, se convirtió en Memoria Brunca: Cagrú^Rojc (Boruca y Rey Curré), una exposición de fotografía documental que se inaugurará este viernes 23 de junio, a las 6 p. m., en la Sala de Exhibiciones Temporales del Museo Nacional.
La muestra es parte de las actividades del Museo Nacional para celebrar el noveno aniversario desde que la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declaró cuatro sitios con esferas de piedra del Diquís, todos ubicados en el cantón de Osa (Puntarenas), como Patrimonio de la Humanidad.
Diablitos, Diablo Mayor y Toro
Luego de tanto años de visitar Boruca y Rey Curré, Jose ha cultivado amistades, ha tenido acceso a espacios vedados para visitantes únicos y ha hecho una colección de imágenes documentales con una profundidad única de esta manifestación cultural boruca, en la que se revive la lucha de los indígenas (los diablitos) contra el invasor español (el toro).
En las 26 imágenes que reúne esta exhibición encontramos desde la fiesta boruca en pleno desarrollo hasta a Andrey Serrano, aquel diablito con sudor sobre el labio que vuelve a ver a la cámara, o a don Nicanor Lázaro, Diablo Mayor, mostrando una máscara con historia en la comunidad de Boruca.

Las fotografías son acompañadas por objetos: el traje, máscara y caracol del Diablo Mayor, tres máscaras tradicionales de la colección del fotógrafo, una mulita (banco) que usan las mujeres borucas en los telares y hasta una máscara de unos 80 años que se talló a puro machete. También está el cacho (cuerno) usado por uno de los arreadores, que se ocupa de que los diablitos no se queden perdidos y cumplan con las reglas establecidas.
“Esta exposición es una excusa para volver a la fiesta. Desde que fui la primera vez, en el 2003 a Rey Curré, el Juego de los Diablitos me gusta y fotográficamente es retador, en especial si uno quiere lograr una imagen limpia dentro de ese caos (visual)”, explicó el fotógrafo de 56 años y dedicado a las imágenes desde 1999.
En su carrera como fotoperiodista, las fotografías de Díaz se han publicado en el periódico La Nación, así como en National Geographic, LensCulture y Ojo de Pez. Asimismo, su trabajo como artista ha formado parte de exposiciones, bienales y ferias en museos, centros culturales y otros espacios en Costa Rica, Guatemala, Argentina, Chile, Estados Unidos, Bélgica y España, entre otros.
En la muestra del Museo Nacional, los visitantes encontrarán además códigos QR en los cuales podrán encontrar sonidos y más información acerca de las personas que se observa en las fotos.
Memoria Brunca: Cagrú^Rojc (Boruca y Rey Curré) estará disponible durante seis meses, hasta el 7 de enero del 2024. La entrada a la exhibición es gratuita para nacionales y residentes con identificación, y se puede visitar en el horario regular del Museo Nacional: de martes a sábado, de 8:30 a. m. a 4:30 p. m., y el domingo, de 9 a. m. a 4:30 p. m.
Otras actividades el fin de semana
Como parte del aniversario de la declaratoria de los sitios con esferas como patrimonio mundial, este domingo 25 de junio habrá un festival con teatro, música, artes circenses y ventas de comidas y artesanías en el Museo Nacional en San José.
A las 9:30 a. m. se presentará el espectáculo El señor Sol y los niños Huracanes, que recupera la visión de la naturaleza de los cabécar.
A las 11 a. m. habrá un concierto con la Banda de Conciertos de San José.
A la 1:30 p. m. llegará Bajo del mar, obra con música en vivo y baile en que aparecen personajes inspirados en la biodiversidad de Costa Rica y sonidos que sumergen al espectador en el mar.
La entrada a este festival es gratuita para nacionales y residentes con identificación.
