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Rocky y sus fans me golpearían duro por decir esto: Sylvester Stallone sería el primer actor, parido en la industria porno, en ganar un Óscar de la Academia.
Me noquearían porque Stallone, el mismo que está a las puertas de ganar una estatuilla dorada por la cinta Creed (2015), considera su paso por el cine rojo “como la vergüenza más grande de su vida”, apenas un lunar en medio de una particular, prolífera y turbulenta carrera de subes y bajas.
Y sí que fue un lunar, un golpe bajo para el histrión, ya que escarbando en la historia de su vida y en su debut en la pantalla grande con El semental italiano (The Party at Kitty and Stud's ), e l filme triple X fue solo un round oscuro, un asalto perdido en una lucha de muchas campanadas.
Sepan que Stallone es un luchador. En eso se parece a Rocky.
“Le puede ocurrir a cualquiera, fue un momento de desesperación y no me enorgullezco de lo que hice. Es algo que ya pasó, pero gracias a Internet, esa película tiene más público ahora que nunca”, le dijo Stallone al diario digital El País , de Colombia.
Pero, ¿qué pudo haber provocado tal desespero?
Desde el vientre materno, Stallone libró una durísima batalla. El día en que su madre lo trajo al mundo, un accidente en el parto le paralizó una parte de su cara –incluyendo un sector de los labios, la lengua y la barbilla–.
Problemas para comunicarse, aún evidentes a sus 69 años de edad, fueron el resultado de su primer día en el mundo. Luego, debido a un hogar no muy afortunado económicamente, su niñez y juventud estuvieron marcadas por problemas de raquitismo.
Pero Stallone no se quedó tirado en la lona. En medio del divorcio de sus padres, estudió en la Universidad de Miami y su futuro pintaba muy bien: jugaba al fútbol como un titán.
Pero un día se quedó corto de dinero; no sabía qué hacer. Soñaba con estudiar Artes Dramáticas y haría lo que fuera para lograrlo.
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“Apenas tenía como $20 en mi cuenta bancaria”, contó Stallone a la revista Playboy .
Así fue que llegó el porno, su tabla de salvación para salir del hoyo. Era 1969, en Nueva York.
En los 70 llegaron algunos papeles sin importancia. Hizo de delincuente en una cinta de Woody Allen ( Bananas , 1971) sin imaginar lo que el destino le tenía preparado. Más temprano que tarde, el histrión daría el mejor golpe de su vida.
Una pelea de boxeo entre Muhammad Ali y Chuck Wepner lo marcó para siempre.
Pensó, escribió y pulió su guion estrella. Sin saberlo estaba creando al gran Rocky, el mismo personaje que, al igual que hace 40 años, lo tiene a un pelo de ganar el Óscar.
El guion era tan bueno que le ofrecieron dinero para que cediera el rol central del filme a alguna estrella del momento.
“Lo desvalorizaban como actor. No creían en él”, dijo Gonzalo Montero, de l a plataforma de televisión web Cinetrix.
¡Pero Stallone no quiso ceder! Era él o él y su testarudez dio frutos pronto. Unos meses después estaba disputando el Óscar a mejor intérprete junto a luminarias como Peter Finch ( Network ) y Robert De Niro ( Taxi Driver ).
Sería Finch el triunfador, pero Stallone no se quedaría con las ganas de subir al escenario. Esa misma noche, Rocky ganó el Óscar a mejor película y John G. Avildsen, director del filme, lo arrastró al podio para que recibiera su primer baño de gloria.
“Si hay algo que destacar de Stallone es la perseverancia. Pues él se enfrentó al mundo que lo desvalorizaba. Sus inicios fueron duros y como artista se hizo completamente solo. No nació con estrella, nadie le abrió las puertas; él se las tuvo que abrir”, añadió Montero.
Rocky y Stallone parecían el mismo. Un guerrero bravo en el cine, al igual que en la vida.
Al pasar los años, las secuelas de Rocky –sobre todo la II , la III y la IV – terminaron por apuntalar el éxito de la serie y la consolidación del personaje.
Consumación. Ya que Rocky era un primor de película, quién podría desaprovechar su influencia en las masas. Un probado Stallone, era el ideal para sacar del horno a otras cintas con vena nacionalista y llenar las taquillas del mundo entero.
Solo cinco años después llegó Rambo (1981) y así su graduación en el llamado cine de la testosterona. Un hombre musculoso sin escrúpulo alguno repartiendo bala, dispuesto a arrasar con todo en los escenarios más violentos, lejanos e impredecibles.
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“Lo suyo es la acción elemental, la misma que los críticos acusan de barata y los espectadores disfrutan alborozados”, reseñó El País refiriéndose a títulos como Cobra (1986), Demolition Man (1993), El especialista (1995) y más recientemente la trilogía de The Expendables (2010-2014).
Subes y bajas. Luego de afianzarse en el cine de acción, con Rambo , la Academia no lo volvería a ver ni en pintura. De hecho, en 1984, Stallone se vio amargamente “favorecido” con su primer premio Razzie.
Por la cinta Rhinestone , una comedia musical, Stallone obtuvo el premio a peor actor y recibió la odiada frambuesa. No fue la única desafortunada ocasión; contando esa, el actor ya acumula 26 nominaciones a estos premios de la deshonra, ya sea como director, productor o intérprete.
Para rematar, en el año 2000, fue declarado el peor actor del siglo por la misma organización.
Pero a Stallone, todo esto, parece importarle poco.
“El público es la razón de ser del cine. Me encanta saber que les ofrecemos lo que más les gusta. No trabajo para los críticos, sino para los que disfrutan de la adrenalina. Eso es lo que yo sé hacer”, aseguró el actor.
La vida fílmica de Stallone se ha mantenido así por casi 40 años. Un premio César por su trayectoria en el cine y la intentona de meterse en papeles más dramáticos y serios como Cop Land (1997), han sido la excepción en medio de un cine que no pretende más que inyectar a sus fanáticos.
“En Cop Land hizo un gran trabajo. Si hubiera trabajado más ese tipo de personaje, algo más profundo, hubiera llegado a ser un actor más reconocido”, opinó Erick Fallas, crítico de cine.
En el 2006, con Rocky Balboa, Stallone tuvo la idea de resucitar al púgil que lo llevó a la gloria. Lo hizo inspirado por una fe católica renovada, que según él marco el espíritu de todo el filme.
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“No importa el pasado. Si miras a Dios, puedes renacer. La película va sobre la redención; la redención no solo de Balboa, sino del propio Stallone”, declaró el histrión a La Razón , de España.
No le fue nada mal en el experimento, pero fue en Creed: corazón de campeón que el Potro italiano volvió a brillar.
“Es lo mejor de la película, ver a Stallone en la interpretación dramática que el cine le tenía reservada”, escribió Oti Rodríguez del diario ABC.
Un Globo de Oro y un Critic’s Choice; hasta que Rocky se topó en Creed con el inquieto hijo de Apollo, ninguno de estos premios los había Stallone saboreado. Ahora el Óscar está de postre y la cerrada lucha en la Academia podría tener un final soñado: un nocaut dorado en los últimos asaltos del Potro italiano.
Tráilers y videos sobre momentos destacados en la carrera de Stallone:
1) Rocky (1976)
Stallone escribió y protagonizó esta cinta, sobre un boxeador que toca la gloria en el rudo deporte. Ganó el Óscar a mejor filme y Stallone fue nominado a mejor actor.
--Stallone pierde el Óscar a mejor actor por Rocky:
--Junto a John G. Avildsen, Stallone sube al escenario para celebrar el Óscar de Rocky a mejor película:
3)Rambo (1981)
Con esta cinta se consagró como el tipo duro del cine de acción. Rambo se convirtió en una serie de cuatro películas siendo John Rambo la más reciente. Se espera una quinta parte para el 2017.
4) Rhinestone (1984)
Con esta cinta Stallone se ganó su primer Razzie. Iniciaba su calvario en unos galardones en los que tiene 26 nominaciones y en el que figura como el peor actor del siglo.
5) Copland (1997)
Para el crítico de cine, Erick Fallas, si Stallone se hubiera concentrado en hacer más papeles de este tipo, sin duda hubiera destacado más en el mundo del cine.
6) The Expendables (2010)
El cine-testosterona en su máxima expresión. Stallone se enorgullece de según él "darle al público lo que quiere". La crítica no importa.
7) Creed: corazón de campeón (2015)
Como actor de reparto los Critic's Choice y los Globos de Oro ya lo premiaron por su trabajo en Creed, como el mismo Rocky. En los Óscar podría repetir la hazaña.
