Al terminar el 2017, una noticia nacional sobre cine nos causa extrañeza: el Ministerio de Cultura envió a la Asamblea Legislativa un proyecto para su discusión. Se trata de una Ley de Cine. Otra Ley de Cine, porque por ahí anduvo una del Gobierno anterior. O sea, que tenemos leyes de cine según sea el partido político en el poder.

Más bien, ese proceder funciona para que no tengamos ninguna ley de cine: una torpedea a la otra. Así es, a los "dirigentes" siempre es difícil entenderlos. Por supuesto, tanto distribuidores como exhibidores de películas ya anunciaron su oposición, pese a que esta nueva ley no habla de cuotas de pantalla para el cine costarricense.
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Violeta al fin
En el 2017 hubo una importante producción de cine nacional, pero este seguirá compitiendo en el mercado en condiciones adversas, no solo por la dificultad para ser exhibido, sino también por el brevísimo tiempo que se le da en las salas del país. El filme costarricense que aguantó unos días más en cartelera fue Violeta al fin, de Hilda Hidalgo.
Igual, debemos aceptar que el apoyo del público al cine del país no es tanto como se quisiera. En general, la conexión entre público y películas ticas no encuentra aún su clic. Entonces, poco nuevo en Costa Rica: el 2017 se comportó encandilado por la avalancha de superhéroes, bien manejada en términos mediáticos.
La poca originalidad de Hollywood repercute a tal punto que se afianzan ciertas palabras de la jerga fílmica: secuelas, precuelas, entrecuelas, derivados, refritos y otras lindezas, casi siempre repetidas en inglés, aún por los medios de prensa. Son filmes siempre relacionados con otros.
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Sacar la cara
Por otra parte, las películas viven de manera cada vez más intensa la intromisión tecnológica. La renovación del cine es más formal que otra cosa. Sin embargo, es también gracias a esa tecnología que el cine animado saca la cara por el sétimo arte. En el 2017, lo demuestra el filme Coco, su punto más alto.
En síntesis, aún en el 2017, el cine se debate ante nuevas formas visuales, pero con el manejo de los mismos conceptos (valgan las excepciones). Dominados por Hollywood y sus leyes, somos testigos en primera línea de esa contradicción.
No solo es el cine costarricense quien se ve anulado por Hollywood. Es muy poco o casi nada lo que llega de otras cinematografías, al punto que se ve más cine latinoamericano en Europa que en nuestro país. Por dicha, hay algunos festivales con "otro tipo de cine" que aparecen cada año y los vimos en el 2017.

Bombas de oxígeno
Con este año, se fortaleció la presencia de cineclubes, como bombas de oxígeno para los cinéfilos en lugar de rivalizar y, así, compartieran títulos y experiencias. El programa Preámbulo, del Centro de Cine, podría asumir esta tarea.
Dentro de la marea hollywoodiana, siempre hay títulos para rescatar cada año en calidad. Para tener idea, se ofrece aquí la selección anual (2017) de tres críticos: Mario Giacomelli, Sergio Beeche y quien esto escribe. Hagan ustedes sus propias listas.
Mario Giacomelli (Crítico de cine: programa Buen Cine):

- 1: La La Land: Ciudad de sueños.
- 2: Dunkerque.
- 3: Luz de luna.
- 4: Manchester junto al mar.
- 5: Paterson.
- 6: Yo, Daniel Blake.
- 7: Silencio.
- 8: La llegada.
- 9: El cliente.
- 10: Blade Runner 2049.
Sergio Beeche (Crítico de cine: revista digital badhairdays.net)

- 1: Manchester junto al mar.
- 2: Elle.
- 3: Dunkerque.
- 4: Coco.
- 5: El cliente.
- 6: La llegada.
- 7: Neruda.
- 8: Un papá singular.
- 9: Silencio.
- 10: Blade Runner 2049.
William Venegas (Crítico de cine: La Nación)

- 1: Coco.
- 2: El cliente.
- 3: Dunkerque.
- 4: Elle.
- 5: Manchester junto al mar.
- 6: Paterson.
- 7: El planeta de los simios: la guerra.
- 8: Yo, Daniel Blake.
- 9: El seductor.
- 10: Muerte misteriosa.