
Cara bonita, talento de sobra. A sus 22 años la ojiverde y seductora Michelle Pfeiffer tuvo que convencer al exigente público, la crítica y los pesos pesados de los estudios de cine que era más que una linda mujercita robándose las miradas.
En cintas de dudosa y cuestionada calidad, donde sus dotes físicos parecían erigirse como su principal y único recurso, Pfeiffer comenzó a pagar el caro y necesario derecho de piso en The Hollywood Knight (1980) y Grease 2 (1982). Quizá, dicho encasillamiento, provenía de haber sido modelo en su adolescencia e incluso concursar en Miss California, en 1978.
Fueron tiempos relámpago de siembra, sacrificio y resignación profesional, pues una rica y legendaria cosecha artística florecería muy pronto para ella.
Con Scarface (1983), al lado de Al Pacino, Pfeiffer sacaría la garra artística que llevaba en sus entrañas. Se pondría al nivel de las grandes estrellas, sus poses dramáticas desatarían miles de sensaciones en las butacas y su rubia imagen quedaría grabada en la rutina del universo.
Luego vendrían cintas como Las amistades peligrosas (1988), Los fabulosos Baker Boys (1989), y, en un abrir y cerrar de ojos, lloverían nominaciones al Óscar, premios de todo tipo y papeles inolvidables se sumarían a su hoja de vida para convertirla en una joya indiscutible del medio fílmico estadounidense.
Así, con el tiempo, se ha escrito la historia Pfeiffer, un cuento actoral con más altos que bajos, caracterizado por retiros temporales y sentidos regresos. De hecho, este 2018, al celebrar sus 60 años de edad, la legendaria actriz está experimentando otro brillante renacer artístico.
Si esta tarde usted va al cine no se extrañe. Verá a esta californiana, nacida un 29 de abril de 1958, convertida en nada más y nada menos que La Avispa, superheroína histórica del universo fílmico de Marvel.

Sin perder su fina y elegante estampa, su aparición en la nueva ola justiciera hace recordar, inevitablemente, a la Gatúbela con que impactó al mundo en Batman vuelve (1992), de Tim Burton.
Expertos en la materia coinciden en que la Gatúbela de Pfeiffer probablemente fue la mejor de la historia y no sería cosa de genios pensar que Marvel habría aprovechado ese grato recuerdo para enfundar a la diva como Janet Van Dyne, La Avispa original.
“Cuando hice Batman no se rodaban tantas películas de superhéroes. Aquel fue un proyecto especial. Pero creo que tenemos que tener tantas mujeres superheroínas como sea posible”, dijo Pfeiffer en una entrevista reciente publicada por El Clarín, de Argentina.
“En el caso de La Avispa, la oportunidad de interpretarla me pareció muy estimulante porque es la segunda mujer superheroína en la historia de los cómics. Y es un personaje trascendental en el mundo de Marvel. Es más, en los cómics fue uno de los integrantes originales de los Vengadores”, agregó emocionada la intérprete.
Pero su aparición en Ant-Man and the Wasp (2018), es solo un ejemplo de la nueva era con que Pfeiffer contraataca en el cine de nuestros días.
Después de unos cinco años de estar alejada de los escenarios, por motivos familiares, Michelle Pfeiffer volvió al plató con la película de corte independiente Where is Kyra? de Andrew Dosunmu.
Con Where is Kyra?, drama sobre una mujer con problemas económicos que se estrenó en el festival de cine de Sundance, Pfeiffer cosechó halagos y reenamoró a los críticos con su impactante estilo.
“En cada momento, Pfeiffer transmite con emotividad la miseria de Kyra (...) La delicadeza de la actriz hace que merezca la pena ver la película”, publicó Entertainment Weekly.
Pero le iba a ir aún mejor. El segundo proyecto que estrenó en el 2017 fue The Wizard of Lies, telefilme de HBO donde por cuarta vez volvió a hacer yunta con Robert De Niro. Lo hizo tan bien en la pantalla chica que su papel le valió, por primera vez en su carrera, una nominación en los premios Emmy.
Pero por si fuera poco Pfeiffer fue convocada por Darren Aronofsky para interpretar un papel pequeño pero trascendental en la cinta Madre! (2017) y fue una de las mujeres sospechosas en la taquillera Asesinato en el Expreso Oriente (2017).
A la par de Jeniffer Lawrence, una de las actrices más connotadas del momento, con Madre! Pfeiffer terminó de demostrar que su regreso a las alfombras rojas fue providencial y necesario, pues se dio en un momento en que muchos ya la daban por acabada.
Después de hacer Malavita, en el 2013, Pfeiffer se retiró de la vida pública para pasar más tiempo con sus dos hijos y disfrutar ratos libres junto a su marido, David E. Kelley, con quien tiene 25 años de matrimonio.
Según el diario español El Mundo nunca se fue por una “crisis de confianza”, como se rumoró o “ al abandono clásico de la industria al ir cumpliendo años”. Tiene sentido que haya sido así, pues su exitoso regreso a la pantalla grande demuestra que tiene pasta para seguir haciendo historia.
Ya como La Avispa tiene su campo asegurado para aparecer en la cuarta cinta de Los Vengadores, en el 2019, y junto a Angelina Jolie ya está filmando la secuela de Maléfica. Es todo un mundo de posibilidades que se le abren, pues Hollywood sabe que no tiene géneros que le queden mejor que otros.

Puede hacer reír, como lo hizo bien con la película de 1988 Casada con todos. También puede hacernos llorar, como lo logró con Las amistades peligrosas (Dangerous Liaisons, 1988) y ponernos intensos con cintas como con Por encima de todo (1992).
Hasta tiene talante para darle emociones a los más groupies de los cómics, con sus papeles probados de villana y superheroína.
“Pfeiffer destaca por su naturalidad ante la cámara, no importa si la cinta haya sido bien recibida o no, tiene un magnetismo que la destaca entre las demás actores y actrices”, dijo Sergio Beeche, crítico de cine.
“En su edad madura, la industria suele a traer a estas actrices en roles diferentes, en los que puedan tener un poco más de impacto de cuando eran jóvenes”, agregó.
Además, hablando desde el vértice más superficial de las cosas, a sus seis décadas Michelle se sigue viendo hermosa. Se ha sometido a algunas cirugías, pero nada exageradas.
Tal parece ser que su disciplina como ama de casa, en la que acepta ser metódica en el aspecto nutricional, han sido su gran aliada para mantenerse ágil, saludable y en forma.
“Es una mujer orgullosa de su rostro y los retoques estéticos que se han hecho son mínimos. En su rostro solo vemos las líneas de expresión propias de la edad”, opinó Laura Martin, del diario AS.
En su madurez plena, así enfrenta Pfeiffer su nueva y hasta ahora prolífera etapa de su carrera profesional. Se ve sólida y confiada, dándosele el lujo de seleccionar papeles independientes y comerciales sin ningún tipo de complejo.
¿Será el tiempo de ganar un Óscar? Muchos se preguntan si la diva, que en tres oportunidades estuvo a punto de llevarse a casa la estatuilla dorada, podrá en estos tiempos convencer a la Academia de su valía.
“Ella tiene todo el potencial, a pesar de que no haya ganado antes. Además, hay que recordar que a la Academia le gusta premiar el resurgimiento de actores y actrices veteranas, quienes logran tener un cierto recorrido”, finalizó Beeche.
Para eso tendrá que venir una historia grande, sí, un director grande, sí, pero no sería raro que un buen guion ya esté en las manos y en los ojos de Michelle. Actualmente los vientos soplan a su favor y tal parece que como un vendaval.
