No hubo derecho a nada. De cabo a rabo, el Chepe Rock 2017 transpiró chorros de intensidad.
Durante diez horas seguidas bandas como Percance, Ojo de Buey, Mentados y los argentinos de Bersuit Vergarabat -los más esperados de la noche-, armaron un espectáculo que no tuvo botón de pausa en La Sabana. Terminaba una agrupación de tocar y un segundo después el control lo tomaba la otra.
Tres tarimas, tres focos de atención roquera en el mismo punto. Bajo esas circunstancias el público solo tuvo tiempo para voltear la cabeza, girar 180.° su cuerpo y tomarse un trago de lo que fuera para calmar la sed y seguir la fiesta. Para estirarse no hubo chance, el show de este sábado transcurrió a mil por hora.
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Se trató un viaje largo e intenso que, como premio a los perseverantes, tenía que tener un final de lujo: Bersuit Vergarabat.
"Como extrañábamos Costa Rica mae. Gracias por enseñarnos el significado de ¡Pura vida! maes", dijeron los de Bersuit en referencia a los 10 años de no pisar estas tierras.
Con el fraternal saludo todos "los maes" de la camada se desgalillaron. Esto sucedió apenas unos minutos antes de reventar gargantas con la clásica Yo tomo.
Ya con sus fans en full ambiente, los argentinos complacieron El espíritu de esta selva, El tiempo no para y un tema nuevo llamado Por si pasa.
Como era lógico no faltaron El viejo de arriba y Sr. Cobranza, pieza que por cierto levantó un polvorín de emociones en el césped.
Para despedirse la banda argentina ejecutó el éxito Se viene, no sin antes lanzar una promesa: volver pronto al país.
El zarpe fue fenomenal. Con Percance en tarima, como un detalle especial, la dos bandas tocaron La bolsa.
Con la pieza Me voy se iban a ir, pero no. Los chés se devolvieron para cantar Un pacto y en el cierre agradecer así el amor de los ticos.
¡Bersuit fue una locura!. Total y absoluta.
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El plan sabatino.
Desde las 10 a.m, hubo show en La Sabana, comenzando con figuras como República Fortuna, 2contra1, Adaptados, Funka y Los cuchillos, entre otros protagonistas.
La tarde, eso sí, traería la mejor parte. Akasha inauguró los vientos vespertinos bajo un sol abrasador y con un público entusiasta que recibió a la banda como se lo merece.
Los ticos de Akasha hicieron lo suyo, se plantaron bien y dejaron todo servido para la largada final. Tan solo media hora después de su remezón musical la batuta la tomó Pedro Capmany, luego los mexicanos de Out of Control Army y en seguidilla la banda guatemalteca Bohemia Suburbana.
Pero eso fue solo el abrebocas. Lo fuerte, lo intenso, lo realmente poderoso lo puso Percance y la tropa de bandas que se asomaron después.
Conquistando masas
A las 4:30 p.m. Percance inyectó energía pura. Con El tiempo, una de las piezas más populares de su repertorio, la banda se echó a la audiencia a la bolsa.
Todo el mundo comenzó a saltar, a alzar la manos y el grupo a hacerse uno con las camisas negras que los aclamaban en el césped.
“Prepárense para este segunda parte del Chepe Rock”, advirtió Esteban Ramírez. Él sabía lo que se venía en adelante. Un torrente de talento tico, mexicano y argentino.
Los músicos ticos, en medio de la algarabía, se apropiaron de la bandera tica para que Felipe Sandoval, el trompetista estrella de la banda se luciera en tarima. Su Majestad le llaman y con el ritmo que nace de su diafragma las porras hacia la selección de fútbol tica comenzaron a escucharse.
"Vamos para Rusia ticos y vamos a arrasar por allá" gritó Ramírez emocionado, aún cuando en esos precisos momentos España terminaba de meternos 5 goles en Málaga.
No importó. El "ticos, ticos", se escuchó igual.
Percance, además, se valió de invitados internacionales como Francisco Lago, de la banda argentina Cruzando el charco, y de Dr Shenka, de Panteón Rococo, para mejorar su ya ovacionada intervención.
Con ese combo en escena piezas como Mal Bicho, de los Fabulosos Cadillacs, y otros covers atizaron la fiesta y prepararon su despedida.
"Esta pieza es para todos los soñadores" anunció entusiasmado Ramírez. Se venía el final de su presentación y había que cerrar con broche de oro.
¿Cuál pieza venía? No podía ser otra: Gira el mundo, una estocada final que hizo explotar a la explanada.
Luego le tocó el turno a Ojo de buey que, como era de esperarse, bajó un poco las revoluciones en La Sabana. Su estilo es más pausado que el de Percance, ciertamente, pero no menos gustado.
Es un matiz más relajado que cayó en el Chepe Rock con la venía absoluta de la gente. Por eso fueron ovacionados por Nadie me para, No se acaba y Más que una causa, entre otras piezas que encantaron ya caída las penumbras de la noche.
Pantéon Rococo, de México, fue la siguiente al turno. Mezcla de rock y ska en perfecta sintonía fueron su sello para seducir.
Haciendo gala de su energía y potente sonido, los aztecas ejecutaron piezas como Buscándote, Ven, ven, ven, Vendedora de caricias y Estrella Roja.
Tres veces han venido los mexicanos al país y "pueden rajar" que siempre salen bien parados. Ya son como de casa y su conexión con los ticos es singular.
Después del gustazo de Panteón Rococo la fiesta no podía perder nivel. Por eso llegó Mentados, con Baby don't Worry, Cita a ciegas y Tu rostro.
No defraudaron. Sobre todo cuando temas como Frente al mar dejaban espacio para bailar suave, corear sus letras y dejarse llevar por la melodía.
Finalmente llegó a La Sabana Bersuit Vergarabat, pero esa alegre historia ya la conocen.