Hace dos días se viralizó en TikTok el caso de una emprendedora costarricense que criticó a sus clientas. Varios videos publicados desde una cuenta anónima constatan que la joven, que se dedicaba a comercializar ropa de una marca asiática, se burló de los pedidos de sus clientas en sus historias de Instagram.
“Mae, vea lo que pidió una clienta (...). Andan desatadas (...). Andan muy exóticas”, se le escucha decir a la mujer entre risas, mientras mostró a sus seguidores la lencería que encargó una de sus clientas. “Yo sé que es muy poco profesional de mi parte, pero mae vean”, escribió en uno de los videos.
Los audiovisuales filtrados se viralizaron en la plataforma de videos cortos y en Twitter, por lo que la indignación de los internautas no tardó en aparecer. Incluso, algunos usuarios pidieron “cancelar” o “funar” a la comerciante y a su negocio.
¿En qué consiste la cultura de la cancelación o ‘funa’ a una persona o negocio?
De acuerdo con el estratega digital, Kevin Vilchez, la cancelación es una “lincha moderna”; es decir, un descargo contra alguien. “Es una manifestación grupal en torno a una empresa o una persona en función de denigrar, de destruir”, comentó el experto a La Nación.
Vilchez destacó que esta práctica, común en redes sociales, suele ser agresiva e incluso, hasta llega a implicar amenazas de muerte. No obstante, está normalizada y las consecuencias legales —como eventuales denuncias de los aludidos por delitos al honor— pasan desapercibidas.
De hecho, en TikTok este tipo de exclusión social es toda una tendencia y hasta existen hashtags solo para “cancelar” personas o empresas.
Para la psicóloga Gema Monge, la “cancelación” puede desencadenar una serie de consecuencias emocionales, físicas, sociales y económicas.
“Depende del caso, la víctima puede llegar a verse afectada en sus distintas áreas, por ejemplo, puede ocasionar la pérdida de un empleo, provocar conflictos a nivel de pareja o familia, tener un alto nivel de ansiedad o estrés, depresión, aislamiento social, baja autoestima, dificultad para conciliar el sueño, sentimientos de culpa y pérdida de control sobre su vida. Asimismo, puede provocar una incorrecta percepción del medio que lo rodea”, explicó la especialista a La Nación.
Ambos profesionales, consultados por este medio, concluyeron que esta cultura carece de empatía y es un aspecto que como sociedad, debemos mejorar.
¿Qué debe hacer un emprendedor en una situación como esta?
La joven involucrada en la polémica volvió privadas sus redes sociales y las de su emprendimiento, pero ¿esto era lo correcto?
De acuerdo con Vilchez, volver las redes privadas o eliminarlas por completo, “es casi aceptar el mea culpa. En su lugar, lo que se debe hacer, que es lo que se manejan en las grandes marcas, es una estrategia de relaciones públicas, de manejo de crisis” explicó el estratega digital.
“En este caso lo que se debe hacer es un comunicado oficial, dejar que la efervescencia de las redes sociales se baje poco a poco y a partir de eso dar una declaración oficial respecto a lo que sucedió, ya sea defendiéndose o aceptando su error”, mencionó Vilchez.
”Es necesario que se comprenda que todo ser humano puede cometer errores y debe hacerse responsable de ellos, sin que nadie pueda irrespetar sus derechos como individuo”, añadió Monge.
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