Una nueva moneda virtual con sello tico salió al mercado el pasado 12 de agosto. Su objetivo es que los usuarios dispongan de otra opción para realizar pagos de manera fácil, rápida y con tranquilidad, pues la volatilidad que amenaza a las grandes monedas virtuales, no los afectaría, debido a que está anclada al precio del dólar estadounidense.
El costarricense Kenneth Calderón es el creador de VICU (virtual currency, en inglés), la primera criptomoneda calificada como “estable” en Centroamérica y que, al estar vinculada a otra divisa, dólar en este caso, el usuario tendrá uno real por cada VICU.
En términos de monedas virtuales, volatilidad se refiere a la inversión que hizo un usuario y quien debe esperar a que el valor de la criptomoneda aumente para obtener ganancias. Esto, sin embargo, es un arma de doble filo, ya que cuando el valor baja se puede perder el dinero invertido.
De acuerdo con Calderón, esta situación no sucedería con VICU, ya que el estar vinculado a una moneda estable, permite que siempre se mantenga con un valor similar.
VICU también pretende “contrarrestar los pagos lentos y costosos” de otras monedas virtuales y dispone de un sistema blockchain o bloques privados de Ethereum, una red de servidores independientes que certifican las transacciones, afirmo Calderón.
Mas antes de detallar cómo funciona VICU, vale la pena aclarar que en Costa Rica no existe una Ley que regule las criptomonedas y que proteja al consumidor. Por lo tanto, cada entidad o persona que las utilice en sus operaciones, lo hace bajo su propia cuenta y riesgo.
De igual manera, cabe mencionar que hace dos años en el país se dio a conocer la criptomoneda tica Nimiq. Esta es parte de proyecto muy localizado que funciona en playa Santa Teresa, en Cóbano, Puntarenas, bajo una iniciativa llamada Silicon Paradise, que impulsa la innovación tecnológica.
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¿Cómo trabaja?
VICU utiliza una cadena de bloques privados, donde el usuario lo que debe hacer es crear una cuenta en el sitio getvicu.com y validar un correo y un número telefónico para obtener una billetera digital.
Una vez el usuario cuente con billetera digital, podrá comprar Vicus desde la plataforma con tarjeta de crédito o débito. Al crear una cuenta, la compañía automáticamente le regala 10 Vicus. Al referir a un amigo obtiene, como adicional, la misma cantidad.
Cuando se realiza una transacción con VICU, una estructura que funciona como un libro de registro público, en el que se almacena información encriptada entre los usuarios autorizados, valida los datos y procesa la transacción en menos de un segundo. La moneda costarricense está basada en Estándar ERC20 Ethereum Token y, a diferencia de la popular criptomoneda Bitcoin, todo es privado.
Según Calderón, el sistema de adopción de VICU es bastante sencillo si se compara, por ejemplo, con el de Bitcoin, que es el que conocemos popularmente y que está basado en una cadena de bloques o ‘blockchains’ completamente públicos.
“A las personas les da miedo porque a la hora de comprar bitcoins puede que otro usuario los robe porque no entienden cómo o en cuál billetera guardarlo. Todo esto fricciona al usuario común y corriente que no entiende mucho de estos temas y le da miedo perder, con VICU todo es sencillo”, comentó el creador de la moneda virtual.
Las transacciones masivas con VICU serían bastante rápidas y el costo entre transferencias a otros usuarios es completamente gratuito. Además, se puede canjear Vicus en dinero real y sin costo adicional, dijo Calderón.
Con la criptomoneda los usuarios podrán cancelar en comercios afiliados. Transferir Vicus a otra cuenta y comprar diferentes productos que se ofrecen en una tienda en el sitio web de VICU.
“Estamos en negociación para empezar a finales de este año con diferentes comercios. Hemos tenido mucho interés de industrias hoteleras, que están decididas a empezar a recibir la moneda”, dijo Calderón.
El creador también aseguró que están en proceso de crear otras opciones para VICU, por ejemplo, incursionar en la parte de finanzas con opciones de crédito.
¿Es seguro adquirir Vicus?
Calderón aseguró que la plataforma cuenta con una estructura para combatir el lavado de dinero y así evitar que un usuario ingrese para realizar prácticas indebidas con la moneda.
Entre las medidas de seguridad, la plataforma valida la identidad del usuario, relación con la tarjeta y otro tipo de información que utilizan instituciones financieras como los bancos.
Las transacciones con VICU no se pueden manipular y todo queda debidamente registrado. En caso de que se comenta un error, por ejemplo, cancelar un monto incorrecto en un comercio, la compañía iniciaría un proceso para la devolución al usuario con el equipo de soporte.
País carece de regulación
Las criptomonedas, al no estar contempladas dentro de las leyes del país, no cuentan con respaldo del Estado.
En el 2017, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) había emitido un criterio respecto a Bitcoin e indicó que“su efectividad o uso como medio de pago en nuestra economía no puede ser garantizado, ni puede obligarse a persona alguna a aceptarlas como medio de pago en transacciones de bienes y servicios”.
La Ley Orgánica del Banco Central establece al colón como unidad monetaria del país y a esta entidad como emisor y regulador de la misma.
Con respeto a esto, Calderón alegó que a su compañía le interesa participar en los esfuerzos por regular las criptomonedas para que se brinde más apoyo a la innovación nacional.
“Queremos ser parte del grupo que se encarga de la regulación en Costa Rica. Y cuando se cree el comité de regulación, poder integrarlo. Las monedas virtuales en países como México y Colombia cuentan con leyes establecidas y que hacen que lo negocios que acepten estos métodos de pago puedan creer. Nosotros buscamos que no tengan trabas y que exista ordenamiento que no impida la innovación”, afirmó.
La Nación intentó comunicarse con comercios afiliados a VICU, sin embargo no fue posible debido a que la compañía alegó protección de datos.
En Costa Rica se sabe que al menos diez establecimientos aceptan el pago con monedas virtuales, e incluso existen dos cajero automáticos ATM que convierten colones a los llamados bitcoins.
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