“Ver que al fin se están interesando en nosotros, en las capacidades que tenemos, es impresionante, algo muy bueno”.
Con esas palabras Jorge Monge, licenciado en informática, describió el nuevo programa de la compañía Procter & Gamble (P&G) que incentiva la contratación de personas como él, que forman parte de la población con espectro autista o TEA, un trastorno que se divide en tres niveles, según su complejidad.
Fernando Calderón, Gerente de Comunicaciones de esta empresa, explicó que las personas con esta condición poseen un enorme potencial que en ocasiones es desaprovechado por el mercado laboral: son enfocadas, analíticas y tienen una comprensión especial de los sistemas y patrones.
“Todas estas aptitudes los convierten en candidatos óptimos para trabajar en las áreas relacionadas con la tecnología de la información en P&G”, afirmó, al explicar las razones de la iniciativa que recién lanzaron y que, poco a poco también busca reclutar a profesionales con otras características particulares.
“Las personas dentro del espectro autista conforman un 1% de la población del país. Al menos un 90% de estos son desempleados, según datos de la Caja Costarricense del Seguro Social. Por esa razón al menos un 1% de nuestra población laboral (aproximadamente entre los 15 y 20 trabajadores) debería representar a esos consumidores”, agregó William Gipson, líder global de Diversidad e Inclusión de P&G.
Un paso a la vez
Para dar el banderazo de salida, la compañía ya contrató a seis colaboradores con TEA, específicamente en el área de TI (Tecnologías de la Información ) y en la búsqueda de soluciones financieras, con el uso de la tecnología. Sin embargo, la meta es expandir las áreas en las que puedan trabajar estos jóvenes.
“No solo por el hecho de la compañía en la que estoy trabajando ahora, sino por el apoyo que se nos brinda, el ambiente, las oportunidades que se nos dan (...) Se nota que les importamos completamente”, explicó Jorge Monge, al comparar su nuevo empleo con otros anteriores.
El proceso de selección de los candidatos se realizó a lo largo de una semana en la que los interesados fueron sometidos a diversas pruebas y evaluaciones. Durante esos siete días, se evalúo a 30 aspirantes, de los cuales diez fueron escogidos para recibir un mes de capacitación. Finalmente se contrataron seis.
“Obviamente estaba nervioso, no voy a mentir. Pero más que nada estaba muy feliz, sea lo que sea que me dijeran, que entrara o no era lo de menos, estaba contento porque se estaba haciendo todo esto”, continuó Monge.
“En ese mes se nos enseñó la metodología que íbamos a usar, así como las diferentes herramientas. También, las habilidades blandas, cosas psicológicas, para que nos desenvolvamos en el ambiente de trabajo, para que pudiéramos luchar contra el estrés, el miedo, la ansiedad social...”, agregó.
A pesar de estar iniciando su vida laboral, este joven de 20 años, no descarta llegar a la posición más alta que esté dentro de sus capacidades. Para él, el cielo es el límite.
“Nunca, jamás me he sentido menos que alguien. Sé que hay gente que se siente menos con esta condición, conozco personas que les da vergüenza saber que tienen asperger, por ejemplo (condición dentro del TEA). Pero yo nunca me sentí así porque yo soy yo, sé lo que yo tengo y esto no es algo malo, es solamente algo que es parte de mí, no hay razón por la que deba sentirme avergonzado”, puntualizó.
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Espacios cómodos
Con la tarea en mente de lograr una inclusión efectiva, la compañía P&G trabajó en tres aspectos primordiales, según explicaron sus voceros.
Primero, se aseguraron que, durante el proceso de reclutamiento, los perfiles de los aspirantes estuvieran alineados con las metas y necesidades de la empresa.
Segundo, se garantizaron que los cubículos de trabajo fueran apropiados y que las instalaciones estaban adaptadas a las necesidades del nuevo personal.
Y finalmente, se trabajó para que los empleados existentes estuvieran preparados. Se realizaron diversos entrenamientos para asegurar que ellos entendieran y apreciaran el conocimiento que los nuevos empleados iban a traer.
“Las personas con TEA tienen dificultades accediendo al mercado laboral. P&G aspira a generar un programa corporativo que les permita encontrar el trabajo adecuado y una oportunidad de desarrollar una carrera. También queremos ser parte de un cambio social en el que generamos oportunidades ganar-ganar para los individuos y la compañía, en los que además inspiremos a otras empresas y al país”, insistió Calderón.
Asimismo, P&G se ha aliado con un programa que busca potenciar el aprendizaje de habilidades blandas en personas con síndrome de Down para facilitar su inserción en el mercado laboral y, más de 100 colaboradores de la organización han sido capacitados en lenguaje de señas (LESCO) para atender las necesidades de futuras contrataciones de personas con alguna discapacidad auditiva.
¿Qué es TEA?
El TEA es un trastorno que impacta la habilidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros y, dependiendo del grado, puede limitar la autonomía del individuo. Aunque es claro que también poseen características muy positivas que los hacen destacar del resto de la población. Por ejemplo, suelen ser personas muy nobles y francas, no tienen prejuicios sociales y aman con sinceridad absoluta, explicó en un reportaje anterior Maribel Madrigal, presidenta de la fundación Autismo Costa Rica.
En la actualidad el trastorno del espectro autista se divide en tres niveles, según su complejidad. Sin embargo, los especialistas en el tema insisten en que cada caso debe abordarse como si fuera único.
Según la Organización Mundial de la Salud, este trastorno comienza a ser visible en los primeros cinco años de vida, pero persiste hasta la adultez. Suele ser más común en hombres y la evidencia científica apunta que guarda relación con múltiples factores, entre ellos genéticos y ambientales.
Entre las diversas manifestaciones de esta condición pueden estar las crisis conductuales, de difícil autocontrol.
En Costa Rica no existen estadísticas oficiales, pero se calcula que unas 64.000 personas podrían tener TEA.
En Estados Unidos se habla de que el trastorno lo presentan uno de cada 78 individuos y en el mundo, la cifra fácilmente podría superar los 70 millones.