Desde el jueves pasado, el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) levantó las restricciones que implantó el 23 de enero en el acceso al Parque Nacional Volcán Poás; sin embargo, el coloso alajuelense reactivó los signos de efusividad este fin de semana.
De acuerdo con el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), se observa una mayor actividad volcano-tectónica desde la noche del viernes 14 de febrero, que se manifiesta con explosiones freáticas en la boca que está al noroeste, con alturas máximas de 200 metros desde la base del cráter. De igual forma, este fin de semana también se observó un pico significativo en la desgasificación de dióxido de azufre.
Según Ovsicori, la intrusión de fluidos magmáticos en los conductos internos ocurrió en los dos últimos meses y podría llegar gradualmente a la superficie, generando un aumento de la actividad volcánica. El Poás está situado a 2.678 metros sobre el nivel del mar en Alajuela.
De acuerdo con el vulcanólogo Geoffroy Avard, del Ovsicori, el volcán presentó erupciones freáticas y explosiones frecuentes cada minuto durante el fin se semana.

Los días 14 y 15 de febrero, la emisión de gases pasó de 250 toneladas diarias a un máximo de 803 toneladas diarias. Los instrumentos del satélite Sentinel empezaron a detectar nuevamente dióxido de azufre en la atmósfera a partir del 12 de febrero y siguen detectando la pluma diariamente desde esa fecha, con valores altos parecidos a los de que tuvo en la actividad del 2024 y enero de 2025.
Comportamiento incierto
Al igual que ocurrió con el pulso de enero, se puede esperar un aumento de la actividad eruptiva, con erupciones freáticas mayores; es decir, expulsión efusiva de vapor, agua, ceniza y piedras.
El Ovsicori no descarta otras erupciones freatomagmáticas significativas, por lo que seguirá de cerca el análisis de signos como periodicidad de los pulsos eruptivos, composición de gases, temperatura del agua en el lago cratérico y temperatura de fumarolas, entre otros.
Un segundo escenario que se puede esperar en los próximos días consiste en que los fluidos presurizados en el interior del volcán salgan gradualmente y la actividad disminuya sin la ocurrencia de una erupción mayor.
A inicios de este año el aumento de actividad motivó la reducción de la cantidad de visitantes al parque, así como la obligatoriedad del uso del casco y la permanencia de solo 20 minutos por grupo de visitantes en el mirador; pero el 13 de febrero todas esas medidas fueron levantadas, aumentando la capacidad de 1.064 personas diarias a 2.052 visitantes por día.

Por ahora, la permanencia en el cráter sigue sin restricciones y se reabrió el sendero al mirador de la laguna Botos, que se había cerrado como medida de precaución, pues en anteriores fases eruptivas del Poás han llegado a ese sendero las piedras lanzadas desde el cráter.
El Parque Nacional cuenta con rótulos en los que se indica a los visitantes que están en una zona de alto riesgo. El personal institucional cuenta con la debida capacitación para el traslado de los visitantes a refugios temporales para su seguridad en caso de alerta. De momento, la visitación sigue sin restricciones, pero se le recuerda a la población que siga siempre las indicaciones de los guardaparques.
En el Poás funciona un semáforo de control que alerta sobre los niveles de concentración de gases volcánicos en las zonas de uso público, con el objetivo de evitar que tanto visitantes como funcionarios se expongan a un nivel tóxico. El lago cratérico sigue con fuerte actividad de fumarolas subacuáticas.
LEA MÁS: Mayor actividad en volcán Poás provoca molestias respiratorias a vecinos de Alajuela