
El doctor Gutiérrez recibió una llamada de Gustavo, un abogado con quien nunca había hablado antes.
Gustavo le contó que un tercero lo había llamado haciéndose pasar por el doctor Gutiérrez, para comprarle el Volkswagen Jetta 2017 que él estaba promocionando en redes sociales.
El suplantador vio el anuncio de la venta del automotor y le escribió a Gustavo por WhatsApp, desde una cuenta que tenía fotos del médico, así como de los quirófanos de hospitales privados donde trabajaba.
Le mandó su número de cédula, código del Colegio de Médicos, su número telefónico e incluso la identidad de su esposa, quien supuestamente se iba a dejar el carro, para que Gustavo confiara en que todo estaba en orden.
Durante una larga y confusa llamada telefónica, en la que participó un falso agente del BAC para que la transacción pareciera más creíble, Gustavo ingresó a un vínculo con el supuesto fin de completar el trámite para la firma digital.
Lo que en realidad sucedió fue que los estafadores ingresaron a su cuenta bancaria y colgaron la llamada abruptamente.
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En cuestión de minutos, le extrajeron ¢7,3 millones, y así Gustavo se dio cuenta de que todo fue un engaño. De esa manera detectó que la identidad del médico había sido suplantada, y lo llamó para recomendarle presentar la denuncia al Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
De inmediato, el doctor Gutiérrez habló con la muchacha que publicita sus servicios médicos en redes sociales, para advertir que terceros estaban suplantando su identidad.
“De hecho, hubo un número de teléfono de WhatsApp que me pasó él, don Gustavo. Ya yo lo reporté a WhatsApp y le dije a toda mi familia, porque entre más gente lo denuncie, más atención le ponen”, contó el médico en entrevista con La Nación en agosto.
Mientras las personas cada vez más suben información propia a Internet, casos como este se han vuelto muy comunes en los últimos años, según datos del OIJ.
En el 2020, la Policía Judicial recibió 814 denuncias por este delito, cifra que se incrementó en un 51% en el 2023, al subir a 1.232.
No obstante, del 2023 al 2024 se registró un repunte aún más pronunciado: las denuncias fueron 2.339, un aumento del 90% en solo un año.
Al 24 de agosto del 2025, se contabilizaban 1.366. A tres meses de que finalice el año, ya se superaron las denuncias de todo el 2023.
La virtualidad, principal detonador
¿A qué se debe este incremento? Para el investigador de la Sección de Delitos Varios del OIJ, Daylon Umaña, un alto porcentaje de la población subió sus datos personales a Internet cuando empresas e instituciones virtualizaron sus servicios durante la pandemia de covid-19, entre 2020 y 2021.
Mencionó, además, que la enorme cantidad de datos personales disponibles de forma pública le facilita a los delincuentes, por ejemplo, adquirir un servicio o producto y no pagarlo, para dejar mal a la víctima cuya identidad se suplantó.
Un caso común, explicó Umaña, es que se usen identidades falsas para adquirir servicios de cable, Internet o teléfono.
La Nación consultó a empresas telefónicas sobre esta problemática. Liberty, por ejemplo, sostuvo que mantiene controles y procesos de verificación que están en constante revisión y mejora, tanto en los canales digitales como en las gestiones presenciales.
“Estas medidas nos permiten formalizar correctamente las solicitudes de servicio y mitigar riesgos asociados a prácticas indebidas”.
Por su parte, Telecable declinó dar declaraciones y el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) no respondió las consultas.
Umaña agregó que este delito, que se sanciona con uno a tres años de prisión, suele estar asociado a otros delitos, principalmente estafas, pero también se le vincula con coacciones y extorsiones.
“Detrás de cada denuncia hay una ingeniería social por parte de la delincuencia, en la cual previamente revisan redes sociales de las personas, ven que tienen familia, ven que trabajan y posteriormente lo que hacen es crear perfiles muy similares, lo cual genera en las víctimas una confianza”, detalló.
Aunque el delito es más común que nunca, el OIJ aún no ha determinado si es cometido por grupos organizados o por delincuentes actuando de forma individual.
Para evitar ser víctimas, el agente recomendó a las personas ser cuidadosas con la información personal que suben a redes sociales y a quienes les brindan acceso.
Lo mismo con la información que se comparte con otras personas durante compras y ventas en línea, pues ese es un método común en que los delincuentes obtienen los datos para cometer las suplantaciones.
