
Un hombre sospechoso de asesinar a un guarda de seguridad, el 20 de mayo en el Paseo de los Turistas, en Puntarenas, fue detenido la mañana de este jueves por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
El sujeto, de apellido Ramírez y de 34 años, fue capturado en Juanito Mora de Barranca, en Puntarenas. Los agentes decomisaron “varios elementos de importancia para la investigación”.
Al parecer, a las 7:45 p. m. del día de los hechos, Ramírez se acercó al muelle del Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop), hasta la caseta de seguridad donde se ubicaba Abelardo Quirós González, y lo atacó a balazos. Ramírez se fugó, mientras Quirós, de 63 años, murió en el sitio.

El subdirector del OIJ, Michael Soto, declaró este jueves que al parecer, el móvil del homicidio sería un conflicto personal “que es disfrazado por el imputado como una especie de asalto”.
Soto indicó que este operativo es parte de una seguidilla de acciones para resolver homicidios.
Costa Rica acumula 559 asesinatos en este 2025.
Una víctima de la violencia
El sobrino de Quirós, Luis Quirós, había declarado a La Nación en el que se lamentó amargamente sobre la inseguridad.
“El país no es de los ticos, es de los delincuentes. Lo perdimos. No basta con discursos, necesitamos hechos. Que la muerte de mi tío valga la pena, que sirva para que se tomen decisiones”, finalizó.
Relató que su tío “Fue deportista en su juventud, estudió en el colegio de Miramar, y como muchos, emigró a Estados Unidos para trabajar allá. Pero cuando tuvo una hija, decidió regresar y quedarse en el país para criarla”.
“¿Cómo es posible que maten a una persona frente a familias, niños, gente que simplemente paseaba o comía un Churchill?”, lamentó el sobrino. “Ese era un lugar donde llevábamos a nuestros hijos, ahora va a quedar como un recuerdo de sangre”.
Según relató Luis, su tío “era el más humilde de la familia, el que no se metía con nadie. Viajó mucho, estuvo en Europa, y era fiebre al fútbol, sobre todo al Saprissa”, recordó Luis.
A pesar de no haber vivido con la madre de su hija, Abelardo trabajó y luchó para que a ella nunca le faltara nada.
