
Cientos de extranjeros llegan cada año a zonas remotas de Costa Rica en busca de respuestas. Confían en que un brebaje alucinógeno de plantas como el iboga y una ceremonia en medio de la noche sean suficientes para hacer las paces con su pasado, superar una adicción o aliviar una carga emocional que, con los años, se volvió insoportable.
En Costa Rica abundan quienes se autodenominan “chamanes” y prometen milagros a través de costosos rituales que, aseguran, pueden transformar la vida de sus clientes en cuestión de una semana mediante algunos viajes alucinógenos.
Estos retiros también atraen a personas por moda o curiosidad; sin embargo, ese no fue el caso de Lauren Levis, una estadounidense de 40 años que murió en la ducha del establecimiento Soul Centro, en Paquera, tras consumir iboga.
Tampoco fue el caso de otras víctimas que han fallecido o han sufrido abusos sexuales, robos y lesiones graves en otros sitios, que operan al margen de la ley en el país.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) indagó la muerte de Lauren en la causa 24-000917-0069-PE, remitió informe del caso a la Fiscalía y concluyó que, desde el punto de vista médico legal, su deceso ocurrió por causas naturales.
Hermano refuta el resultado
Sin embargo, más de un año después de su muerte, su hermano Arthur Levis refuta el resultado y afirma que el centro no actuó con la premura necesaria para atenderla ni debió permitir su participación, pues sabía que tenía problemas de salud y no era candidata para consumir la sustancia.
Explica que la autopsia reveló problemas cardíacos y pulmonares avanzados, y que, aunque el centro le solicitó un electrocardiograma y avaló su participación tras revisarlo, ese examen ya mostraba anomalías que, en su criterio, debieron impedir que ella participara en el retiro.
Por su parte, Elizabeth Bast, una de las fundadoras del establecimiento, explicó a La Nación que hicieron todo lo posible por ayudar a Lauren en una “situación difícil y urgente”. Agregó que un equipo médico determinó que los resultados de los exámenes de Lauren eran adecuados. “No todas las anomalías generadas por computadora son necesariamente una contraindicación para esta ceremonia”, agregó Bast.
“Estamos tomando una pausa intencional del servicio público y no operaremos en Costa Rica de ninguna manera hasta que exista una vía regulatoria clara”, dijo.
El Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia insiste en que estos sitios no cuentan con aval y advierte que las terapias son riesgosas. El Ministerio de Salud tampoco aprueba los tratamientos.

Hermano lamenta muerte prematura
Lauren nació en Nuevo México, Estados Unidos, y era la menor de tres hermanos: Arthur le llevaba 13 años y su hermana mayor, Yancey, 15. Era extrovertida y agradable, pero en su mente intentaba conciliar una batalla que sus allegados nunca terminaron de comprender.
“No sabía cómo sentir, o cómo relacionarse con sus sentimientos. Es algo que discutimos más desde su muerte prematura”, contó Arthur.
Durante el colegio y la universidad practicó varios deportes; sin embargo, en la adolescencia también se sintió atraída por las fiestas y el consumo de licor. Su hermano recuerda haber tenido que recogerla en casa de amigas, con intoxicaciones severas, cuando apenas tenía 15 años, y cómo el consumo se agravó a los 17.
“Simplemente se fue descontrolando”, lamentó.
Con el tiempo, Lauren desarrolló una adicción que la acompañó durante toda su vida, pese a los miles de dólares que sus padres invirtieron en tratamientos que no dieron resultado. Aun así, logró obtener una doble maestría en Trabajo Social y Salud Pública y fundó una consultora para acompañar a otras personas con adicciones.
Aunque intentaba avanzar, durante sus últimos años, varias pérdidas atravesaron su vida vida personal. En 2016 murió su madre de cáncer de pulmón; en 2019 su padre; y en febrero del 2022, su hermana mayor. “Mi mamá era siempre la red de seguridad, para asegurarse de que Lauren nunca cayera del todo y nunca realmente tocara fondo”, contó su hermano.

Su último viaje
Lauren investigó la iboga: un alucinógeno utilizado por pueblo originarios de África central y promovido en occidente, todavía sin evidencia concluyente, como tratamiento para las adicciones y el estrés postraumático.
Hoy, en países como Costa Rica, México y Perú proliferan centros operados por extranjeros que ofrecen la sustancia, especialmente a una clientela también extranjera.
En enero del 2023, Lauren viajó a México a probar la iboga y durante un tiempo, cuenta su hermano, dejó de fumar, pero pronto recayó y entonces le recomendaron viajar a Costa Rica.
Más de $11.000 por el retiro en Costa Rica
Lauren pagó $11.260 por una semana en el retiro Soul Centro, al que había acudido por primera vez a finales de 2023. Sin embargo, su familia asegura que abandonó el lugar antes de tiempo y solicitó un reembolso, pues era la única participante y el consumo de la sustancia le provocó vómitos severos.
Los organizadores, dice Arthur, no accedieron a devolverle el dinero y, por el contrario, le ofrecieron regresar e intentarlo de nuevo.
“Tratamos de convencerla de no volver (...) No creo que ella se diera cuenta de lo peligroso que podía ser”, recuerda.
En agosto del 2024, Lauren regresó a Costa Rica y sus últimas horas de vida fueron reconstruidas por su hermano a partir de testigos.
Lauren se sometió a la primera ceremonia la noche después de su llegada Según Arthur, la ceremonia inició a eso de las 10 p. m. y “casi de inmediato después de tomarla, empezó a sudar en exceso. Ya no podía sentarse. Tuvo que acostarse, pero seguía consciente y seguía hablando”, dijo.
La ceremonia estaba programada para extenderse hasta las 6 a. m., pero, según relatan, no fue sino hasta las 3 o 4 de la madrugada, luego de presentar vómitos excesivos, que se dieron cuenta de que necesitaba atención médica. Aparentemente, le revisaron algunos signos vitales y le aseguraron que todo estaba “normal”.
“Siguieron, como si no fuera gran cosa”, explicó. Horas más tarde intentaron ponerle una vía intravenosa sin éxito y cuando decidieron llamar una ambulancia, dice su hermano, era ya demasiado tarde.
De acuerdo con Elizabeth Bast, una de las propietarias del centro, “un médico con licencia, altamente experimentado, estuvo en el sitio, supervisando de manera continua y evaluando regularmente a todos los participantes”.
Lauren falleció en la ducha mientras intentaban enfriar su cuerpo y sus allegados se enteraron de su muerte más de 24 horas después, por medio de un correo electrónico redactado por los abogados del sitio.
La versión del centro, dice Arthur, varió constantemente. Al inicio les dijeron que Lauren no participó en la ceremonia y tuvo un ataque al corazón sin razón alguna; no obstante, testigos corroboraron que no fue así. “Algunas de sus pertenencias habían sido robadas y terminaron en la casa del gerente del hotel. Tenía unos AirPods en el retiro, un reloj y otras cosas, que aparecieron en la casa del gerente del hotel”, narró su hermano
“Cuando alguien muere, no envías un email. No refieres a la gente a tu abogado. Pensarías que ese comportamiento solo tendría sentido si cometiste algún crimen o estás tratando de encubrir algo”, agregó.
Por su parte, la fundadora del centro indicó que continúan reflexionando sobre “cómo integrar de la mejor manera una comunicación compasiva y oportuna con los seres queridos dentro de los protocolos legales y de seguridad”.
Asimismo, defendió que el tratamiento puede ser funcional para “personas que han sido olvidadas por los modelos de atención actuales”.
“Fue muy triste y desafortunado que (Lauren) falleciera de manera tan repentina y, como concluyó el médico forense, se debió a causas naturales. Estamos agradecidos de haber podido aportar algún beneficio positivo a Lauren durante su vida”, defendió.

Embajada de Estados Unidos confirma denuncias
La Embajada de Estados Unidos confirmó a La Nación que ciudadanos estadounidenses que han participado en ceremonias de iboga, ibogaína y ayahuasca han sido víctimas de agresión sexual, lesiones graves y robos en Costa Rica.
“Los viajeros deben tener mucho cuidado si deciden participar”, indicó la embajada.
Este medio intentó conversar con una mujer que denunció agresiones en una plataforma digital, pero declinó referirse al tema. Afirmó que, después de publicar su testimonio, recibió amenazas del propietario del centro ubicado en Guanacaste.
“No soy de Costa Rica y no reporté nada a las autoridades costarricenses. Mi enfoque está ahora en mi seguridad y bienestar”, escribió.
Además de la muerte de Lauren, han trascendido al menos cuatro decesos en establecimientos de este tipo; sin embargo hasta el momento solo un reporte de toxicología reveló la presencia de ibogaína.
En abril del 2014, una noruega de 41 años murió en Gabón House Center, en Cañas Dulces de Liberia, durante una ceremonia con ibogaína. Como Lauren, intentaba tratar su adicción a las drogas.
A manos de agentes del OIJ llegó otro caso que ocurrió en julio del 2023 en un centro en Guanacaste. La Policía Judicial concluyó que se trató de un suicidio.
En julio del 2024, se reportó el fallecimiento de un estadounidense de apellido Blunda, de 50 años, en Pérez Zeledón. El hombre sufrió una intoxicación por ibogaína y morfina.
Además, trascendió el fallecimiento de una polaca de 23 años, de apellido Gontowska, en diciembre del 2024. Ella fue hallada sin vida en un guindo en Pérez Zeledón.
Un allegado suyo confirmó a La Nación que la joven participó en una ceremonia con iboga y sufrió un aparente episodio paranoico antes de morir. El OIJ envió al Ministerio Público informe del caso.
*A raíz de una serie de reportajes publicados por La Nación en agosto del 2024 sobre centros que ofrecen terapias ancestrales, el medio Radio Ambulante contó en el capítulo “Doctor Iboga” la historia de Lauren y la realidad detrás de los retiros en Costa Rica*.
