Más de dos meses se cumplen desde que desapareció Keibril Amira García Amador, la bebé de una niña de 13 años, quien el 9 de abril caminaba con su hija en un coche cuando se la arrebataron, en Mata de Guineo, en Cervantes de Alvarado, provincia de Cartago.
El principal sospechoso es el padre de la bebé, un hombre de 33 años de apellido Casasola Salas, investigado por la sustracción de Keibril y por el delito de violación en perjuicio de la menor de 13 años.
Casi nada se sabe del paradero de Keibril. Sin embargo, la familia de la niña mantiene la esperanza de que esté con vida. Algunas pistas en torno a este caso aparecieron, pero fueron descartadas poco después.
Primero, unas prendas ensangrentadas de bebé fueron encontradas en un cañal en Juan Viñas de Jiménez, pero tras un análisis de ADN resultaron no ser de Keibril; y después trascendió que la chiquita habría sido llevada a la zona sur, pero se trataba solo de un rumor desmentido por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

María Auxiliadora Cerdas, bisabuela de Keibril, indicó a La Nación que llaman al OIJ casi que de día por medio, pero no hay noticias nuevas. A pesar de eso, ella cree que a la niña la están cuidando en alguna parte.
“Siento que ahora está todo muy callado, yo digo que ese hombre (Casasola) es el que tiene que hablar porque es el que sabe qué hizo con la bebé, quién la tiene. En el corazón siento que la chiquita está viva y que alguien la tiene, que a alguien se la dio él, es lo que yo siento, ojalá no nos digan algo malo, pero no creo que a su propia hija le hiciera algo malo”, declaró María Auxiliadora.
Añadió que “durante este tiempo nos cambió la vida, todo ha sido totalmente diferente, no es lo mismo, uno se levanta con esa angustia y a veces en la madrugada hasta la escucho llorar y salgo a ver si es que me la han dejado. He entrado en una depresión y Fabiola (abuela de la bebé) peor porque también ha sido la separación de los otros niños”, esto último debido a que la mamá de Keibril, y sus dos hermanos, quedaron bajo supervisión del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
El 10 de julio próximo, Keibril cumplirá un año. Su madrina, Daniela Camacho Mondragón, joven de 23 años, vecina de El Bajo de Cervantes, aseguró que piensan reunirse en la comunidad para un cumpleaños con aires de esperanza ante la adversidad, más que de celebración.
“Yo la conocía de vista (a la mamá de Keibril), y cuando tuvo la bebé venía a vender números para ayudarse con las cosas básicas de la bebé y para su estudio. Ahí nos empezamos a acercar y yo le ofrecí mi ayuda en esa parte y también de manera emocional porque lo necesitaba, cada vez que venía acá nos contábamos cosas, jugaba o alzaba a la bebé”, contó Daniela.
“Ella un día se acercó y me comentó que estaba buscando una madrina para la bebé y que le gustaría que fuera yo. Era mi primera ahijada y lo tomé muy feliz porque siempre quise ser madrina de una bebé porque soy muy espiritual”, relató.
La madrina agregó que aún no habían definido la fecha del bautizo, pero que ya ellas habían hablado sobre hacer el curso previo al sacramento.
Ella es una de cuatro mujeres que cuidan el altar dedicado a la bebé, ubicado al frente de una verdulería, al lado de la carnicería donde trabajan. Allí, los vecinos y personas de otros lugares van a preguntar por la bebé, toman fotos y llevan peluches, los cuales son llevados a lavar por Daniela y sus compañeras.
“En casos como estos se debe tomar conciencia de la realidad que se vive diariamente de abusos y agresiones, cosas que no son dignas para una persona menor de edad”, comentó Daniela.
“Como seres humanos podemos también actuar y ser un aporte emocional para quienes lo necesitan y acudir a las instituciones, en este caso se debe estar como en una constante presión para que pronto se llegue a algo, una noticia que nos dé un poco más de tranquilidad”, manifestó.
