Durante las últimas horas, las cámaras ubicadas cerca del cráter del volcán Poás han captado un tono rojizo que ha generado confusión entre usuarios en redes sociales, quienes lo han interpretado como sinónimo de lava.
Ante una consulta de La Nación, el sismólogo Marino Protti, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), explicó que en el cráter del coloso existen elementos naturales que provocan esa incandescencia.
“Es por la combustión de azufre y los reflejos de esta en las rocas, los gases y superficies con agua en el cráter”, explicó Protti.
Asimismo, señaló que el color puede variar considerablemente con la temperatura. Añadió que la cámara que enfoca el cráter cambia a modo infrarrojo cuando hay poca luminosidad, pero si la combustión es intensa, se activa el espectro visible, lo cual acentúa el efecto rojizo.

“No hay lava fundida en el cráter del Poás”, enfatizó el experto.
Desde el mes anterior, el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) ordenaron el cierre preventivo e indefinido del parque debido al incremento de la actividad volcánica, las recientes erupciones y el aumento en la sismicidad de la zona.
El Sinac aseguró que, en coordinación con el Ovsicori, la Red Sismológica Nacional (RSN) y la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), se mantiene un monitoreo constante de la actividad del volcán. Las instituciones se reúnen periódicamente para evaluar la evolución del fenómeno y determinar posibles cambios en la medida de cierre.
Ingresos ilegales a zonas de alto riesgo
Las autoridades también advierten a la población sobre el riesgo de ingresar ilegalmente al volcán. En redes sociales han surgido páginas que ofrecen tours a zonas normalmente prohibidas y que hoy representan alto peligro, como la conocida área de Quemaderos, también llamada el Cañón de Mordor, o más recientemente, Piedras Blancas.
Estas ofertas promocionan precios desde ¢35.000 por persona o ¢45.000 por pareja, sin ningún tipo de cobertura de seguro médico. A lo sumo, se menciona que uno de los guías lleva un botiquín básico, lo cual es insuficiente para atender torceduras o fracturas en una zona caracterizada por suelos rocosos e inestables.
Esta situación no pasa desapercibida para los funcionarios del Parque Nacional, que cuentan con apenas nueve guardaparques para cubrir 6.500 hectáreas, el equivalente a unas 3.650 canchas de fútbol profesional.
