Un empuje frío que avanza desde el hemisferio norte hasta el golfo de México, en el Caribe, traerá a partir de este miércoles fuertes ráfagas de viento, nubosidad y aguaceros a Costa Rica.
Según José Pablo Valverde, meteorólogo del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), los efectos se percibirán el miércoles en el Caribe y la zona norte; sin embargo, la afectación será más intensa entre el jueves y el viernes, y persistirá incluso durante el sábado y el domingo.
Las regiones de Limón, Sarapiquí, San Carlos, Guatuso, Upala y Los Chiles experimentarán lluvias recurrentes a lo largo del día, con posibles precipitaciones nocturnas.
Algunas de estas lluvias alcanzarán las zonas altas de Cartago, como Oreamuno y Alvarado, así como las montañas cercanas al Cerro Zurquí, en Guápiles, y San Isidro de Heredia. También se prevén lloviznas intermitentes en los cantones del este y norte del Valle Central, como La Unión, Curridabat, Coronado, Moravia, Goicoechea, San José, Tibás y Santo Domingo de Heredia.

Las ráfagas de viento serán más intensas, con velocidades que podrían superar los 90 km/h en La Cruz de Guanacaste y en las zonas montañosas del país, mientras que en el Valle Central se esperan ráfagas superiores a los 60 km/h.
El fuerte viento provocará un mar picado en Limón, el Pacífico norte y el golfo de Nicoya, por lo que se recomienda a la navegación aérea y marítima extremar precauciones, señaló Valverde. Igual se pide a quienes visitan zonas montañosas tomar en cuenta que va a estar ventoso y con lluvias.
En cuanto a las temperaturas, debido a la nubosidad y la intensidad del viento, la sensación térmica será entre dos y tres grados menor al promedio.
En el Pacífico Central, que abarca los cantones de Puntarenas, Garabito y Parrita, el cielo estará entre despejado y parcialmente nublado. Por su parte, el Pacífico Sur, que incluye Quepos, Osa, Golfito, Puerto Jiménez, Buenos Aires, Coto Brus y Corredores, estará fuera de la influencia del empuje frío debido a la barrera natural de la cordillera de Talamanca. En esa región, las condiciones serán propias de la estación seca, con posibles lluvias en las zonas montañosas durante las tardes.
La temporada de empujes y frentes fríos finaliza en febrero, aunque en algunas ocasiones puede extenderse hasta los primeros días de marzo. El empuje que nos afectará este miércoles es el noveno con efectos sobre nuestro país.
El pasado 9 de enero, el octavo empuje dejó más de 200 personas en albergues y más de 800 afectados debido a fuertes inundaciones en Sarapiquí, San Carlos y Guatuso. Hubo movilización de cruzrojistas y bomberos a las regiones afectadas en las que la alerta emitida por la Comisión Nacional de Emergencias prevaleció en su nivel más bajo (verde) pese a la gran afectación.
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Empujes fríos generan efectos antagónicos
Entre los beneficios de estos disturbios atmosféricos se encuentra la recarga de acuíferos, lo que genera una menor necesidad de racionamientos de agua potable durante la estación seca, así como el llenado de embalses para la producción de energía hidroeléctrica, como el Arenal en San Carlos. Este último alcanzó los niveles más altos de la última década, e incluso se han abierto las compuertas para que el agua fluya al rebasarse los límites.
Sin embargo, en el sector agropecuario, los productores de San Carlos, Coronado, Cartago, Zarcero y otras regiones agrícolas han visto cómo el exceso de lluvias y viento afecta sus cosechas. Productos como el tomate y la papa han alcanzado precios sumamente elevados. Asimismo, las hortalizas y la producción de café se ven perjudicadas por las constantes precipitaciones.
La pérdida de pastizales impacta la ganadería, ya que la saturación de los suelos en las fincas impide que el ganado se desplace hacia los repastos. Esto, en ocasiones, provoca fracturas o atascamientos de las reses, lo que afecta la producción de leche y carne.

Nelson Zeledón, agricultor de Cipreses de Oreamuno, indicó que se necesitan al menos 15 días sin lluvias para que la tierra se recupere, pues aún se encuentra muy saturada debido a los frentes fríos que han afectado recurrentemente al país desde noviembre.
Además, la alternancia de lluvias y días soleados y luego nuevas precipitaciones, propicia la proliferación de hongos que dañan muchos cultivos, explicó.
Zeledón, quien siembra papas, brócoli y repollo en esa zona ubicada en las faldas del volcán Irazú, dijo que tienen una fuerte influencia del clima caribeño, de modo que cuando se presentan temporales en Limón, las precipitaciones alcanzan los terrenos donde cultivan. Por esa razón, si al sembrar una hectárea de papa se esperan cosechar 400 quintales, en la práctica solo se obtiene la mitad o menos, lo que reduce la oferta en el mercado y eleva los precios.
El tiempo para los cultivos también se ve afectado, ya que, cuando las lluvias son excesivas, no es posible preparar los terrenos, lo que retrasa todo el proceso y provoca escasez semanas después.
